F¨²tbol y pol¨ªtica
El Celta se ha acogido a la llamada ley concursal, lo cual, traducido al lenguaje de siempre, quiere decir que ha declarado una suspensi¨®n de pagos, agobiado por una deuda de unos 85 millones de euros que no puede afrontar con su actual liquidez. Es una noticia importante para este club pero tambi¨¦n para Galicia, cuyo f¨²tbol es uno de sus principales exponentes en el mundo. Por fortuna para A Coru?a, y a pesar de los malos augurios de algunos, el Deportivo no ha tenido que recurrir a semejante cirug¨ªa, si bien su elevado endeudamiento coloca al otro gran equipo de Galicia en una situaci¨®n cuando menos inc¨®moda que le mantiene agarrotado.
Tanto el D¨¦por como el Celta, cada uno en la medida de sus posibilidades, le han reportado mucho a la imagen exterior de Galicia y de las ciudades donde juegan, al tiempo que reforzaron la autoestima de todos los gallegos. A Coru?a lleva a?os saliendo en la CNN por el papel estelar del D¨¦por, que se hizo grande a base de ganar la Liga, la Copa del Rey y casi, casi, la Champions; y Vigo, aunque s¨®lo pudo acariciar alguna Copa, tambi¨¦n vio pesar su nombre en Europa gracias al Celta, fruto de un buen complemento a otra se?al de identidad tan emblem¨¢tica como la mejor planta de Citro?n, que comparte la zona de Bala¨ªdos precisamente con el club de f¨²tbol de la ciudad.
Por razones diversas, las instituciones gallegas no se han tomado en serio ni al Celta ni al Depor
A la vista de estos datos y de los muchos sentimientos que nos desata el f¨²tbol, quiz¨¢ podr¨ªamos preguntarnos, sin rubor alguno, qu¨¦ hace Galicia por quienes tanto le aportan en proyecci¨®n, imagen, turismo, alegr¨ªa y muchas otras sensaciones positivas, ¨¦sas que todos saboreamos m¨¢s cuando contrastan con algunos sinsabores o reveses como aquel penalti de Djukic que le cost¨® al D¨¦por una liga ante el Bar?a y que hizo llorar a ni?os y mayores.
Si nos preguntamos esas cosas, y somos sinceros, quienes gobiernan en Galicia y quienes manejan A Coru?a y Vigo quiz¨¢ no van a tener muchas ganas de respondernos mir¨¢ndonos a los ojos. Ni los de ahora ni los que estuvieron antes. Resulta un tanto complicado explicarlo pero por diversas razones -pol¨ªticas, econ¨®micas, sociales, personales...-, las instituciones de Galicia no se han tomado en serio ni al Celta ni al D¨¦por. Peor a¨²n, en el caso del club coru?¨¦s, no s¨®lo fue abandonado a su suerte, como le pasa un poco al Celta, sino que fue castigado en el h¨ªgado por su propio ayuntamiento, siempre bien jaleado y protegido por ciertos medios locales.
Aqu¨ª hemos tenido dirigentes deportivos innovadores, entrenadores emblem¨¢ticos y magn¨ªficos jugadores, adem¨¢s de aficiones con solera, pero en otros sitios han tenido algo m¨¢s decisivo que todo eso: recalificaciones. Sin ir m¨¢s lejos, el Real Madrid no estar¨ªa donde est¨¢, sino en la quiebra, si no existieran esos tremendos rascacielos que presiden ahora la estampa de la capital de Espa?a. Pero, en mayor o menor medida, conocemos casos similares en buena parte del pa¨ªs.
La situaci¨®n plantea, sin duda, un debate delicado, que adem¨¢s se puede zanjar a la primera de cambio apelando a la ¨¦tica pol¨ªtica, pregunt¨¢ndonos, por ejemplo, c¨®mo puede atreverse alguien a plantear una recalificaci¨®n que beneficie al Celta o al D¨¦por. Si estuvi¨¦ramos en Disneylandia, quiz¨¢ habr¨ªa que ser tajantes en esta materia y responder con contundencia. Como estamos donde estamos, y sabemos lo que sabemos que han hecho y hacen nuestros pol¨ªticos, a lo mejor tambi¨¦n hay que responder as¨ª, pero con la boca peque?a. En Galicia, ni la Xunta ni los concellos de A Coru?a y Vigo tienen la sensibilidad que requiere tener el f¨²tbol en el mundo del siglo XXI.
No se trata de negar, en todo caso, que en las crisis del Celta y del D¨¦por haya habido otros factores, como la mala suerte en el campo e incluso gestiones desafortunadas. Todo eso tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª, y hay que saber valorarlo; m¨¢xime en el caso del Celta, ahora abocado a una situaci¨®n econ¨®mica l¨ªmite que amenaza de muerte su proyecci¨®n deportiva. Pero si algo requiere el futuro de ambos clubes es no improvisar, lo cual casa poco con la pol¨ªtica y con la gesti¨®n futbol¨ªstica. Eso s¨ª, no nos olvidemos de que puede haber un Mundial a la vuelta de la esquina y de que A Coru?a y Vigo carecen de estadios para un evento as¨ª.
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