"La t¨¦cnica debe sobrevivir"
Siempre ha sido distinto. ?nico en su especie. Alessandro del Piero (Conegliano, Italia; 1974) por poco se pierde esta cita europea, empe?ado Roberto Donadoni en privarle del caramelo. Ser pichichi en la Serie A y la presi¨®n social acabaron por traerle a la Eurocopa, el ¨²nico trofeo que le falta. En el estr¨¦pito ante Holanda (0-3), no sali¨® de inicio, pero su entrada coincidi¨® con la reactivaci¨®n de Italia. Sus pases interiores y sus disparos desde media distancia fueron la ilusi¨®n italiana. Le falt¨® un pelo de punter¨ªa, que no de ganas. Los a?os, 33, no le desgastan. Hoy, ante Rumania, estar¨¢ en el once inicial. No se rinde. Lo aprendi¨® de ni?o.
"?Reuni¨®n familiar!", grit¨® el electricista Gino. Sobre la mesa, enterados de antemano de sobre qu¨¦ iba el asunto, ya esperaban nerviosos Alessandro, el peque?o, y Stefano, el mayor. "Pero, mujer, deja que Ale se divierta...", solt¨® Gino a Bruna, la mamma. "No, que suda y luego se pone malo...", insisti¨® ella, consciente de que el discurso se agotaba. Alessandro llevaba dos a?os bajo los palos, mordi¨¦ndose las u?as y sabiendo que, con el bal¨®n en los pies, era mejor que sus amigos. Pero ten¨ªa prohibido correr hasta la reuni¨®n familiar. "Pero no enfermes, ?eh?", concedi¨® con reparos Bruna. Y Alessandro del Piero jug¨®. Tanto y tan bien que es la historia viva del Juventus y de Italia. Cuenta m¨¢s de 500 partidos en la Serie A, en la que suma m¨¢s de 200 goles, y es el quinto jugador que en m¨¢s encuentros ha defendido la azzurra (86) y su cuarto m¨¢ximo anotador (26).
"Prefiero los tiros precisos a los fuertes. Un gol as¨ª es casi un orgasmo"
Luca Toni, una de la estrellas italianas |
Pirlo, uno de los mejores de su selecci¨®n |
Italia en Austria y Suiza |
En cada lista para los amistosos previos a la Eurocopa, Donadoni le daba calabazas. "Era muy dif¨ªcil de digerir y sufr¨ª bastante porque es el ¨²nico trofeo que no he conseguido", reconoce Del Piero. Su situaci¨®n se compar¨® con la de Ra¨²l, ausente con Espa?a. "No s¨¦ si Italia se entend¨ªa sin Del Piero, pero a Espa?a la defin¨ªa Ra¨²l. Es la historia del Madrid desde que juego a esto", reflexiona; "pero, ahora que estoy aqu¨ª, s¨®lo pienso en jugar y ganar". Siempre ha so?ado con este tipo de torneos.
De peque?o, Alessandro no hac¨ªa colecciones de cromos. "Era muy caro y mi familia muy humilde", explica. Pero s¨ª que ten¨ªa la habitaci¨®n repleta de p¨®sters de Platini, Van Basten, Maradona, Zico... "Como aficionado de la Juve, el mejor, para m¨ª, era Platini", desvela. El f¨²tbol era su vida. "He visto fotos de ni?o y la pelota era m¨¢s grande que yo", detalla. As¨ª, no hab¨ªa tarde que no pasara en el patio de su casa de San Vendemiano en Treviso con los amigos y el bal¨®n. Realista con su entorno, sin embargo, no siempre so?¨® con ser futbolista. En un test del colegio sobre qu¨¦ quer¨ªa ser de mayor, respondi¨® camionero porque as¨ª pod¨ªa dar la vuelta al mundo, cocinero porque comer¨ªa lo que le gustaba y electricista porque era el trabajo de su padre. Pero fue futbolista. "Para eso hay que tener una mente privilegiada", concluye. Y, en su caso, ser genuino.
De regates inagotables y pie delicado, Del Piero es una rara avis en el calcio. "En Italia, los t¨¦cnicos somos una especie particular, pero no en extinci¨®n", defiende al tiempo que se considera el leg¨ªtimo sucesor de Baggio o Zola. Lippi, que coron¨® a Italia en el Mundial, lo tiene claro: "No hay mejores defensas que en la Serie A. Son prodigios f¨ªsicos y t¨¢cticos". Del Piero responde: "El juego deriva hacia lo f¨ªsico. Me entristece porque la t¨¦cnica debe sobrevivir sobre lo f¨ªsico". Y remata: "Los m¨¢s grandes son muy pocos. Pero todos, t¨¦cnicos". La t¨¦cnica, c¨®mo no, le pierde, de ah¨ª que se lleve cr¨ªticas cuando focaliza el marco rival. "S¨¦ que la mejor forma de golpear al bal¨®n es cuando acaba en gol. Aunque prefiero los tiros precisos a los fuertes", reconoce; "pero no cambiar¨¦ porque con ese golpeo se defiende la voluntad de hacerlo de una manera determinada. Controlada. Y un gol as¨ª es casi un orgasmo".
A Del Piero no hay quien lo cambie. Ni siquiera de equipo. "El Juventus es un grande", resuelve orgulloso; "pero soy ambicioso y si he seguido aqu¨ª es porque me aseguraba luchar por los ¨¦xitos". No dej¨® a la Juve ni cuando descendi¨® a la Serie B por ama?ar partidos. "No me pod¨ªa marchar despu¨¦s de lo que me hab¨ªa dado el club, mi club. Son muchos a?os juntos [16]", aclara con rotundidad; "pero tambi¨¦n me ha dado mis disgustos, como la final de la Copa de Europa que perd¨ª contra el Madrid en 1998. M¨¢s que nada, porque el gol fue un fuera de juego clar¨ªsimo. Por suerte, me he resarcido con otros t¨ªtulos". El que m¨¢s sabore¨®, en cualquier caso, fue el Mundial 2006.
Tras el varapalo ante Holanda, Italia parece desorientada. Del Piero se rebela. "Hay buenas selecciones, como Portugal, Holanda y Espa?a, pero nosotros somos los campeones del mundo". Y, siempre a contracorriente, reclama su sitio en la selecci¨®n. Ante Rumania lo tiene. "Mi cuerpo ha cambiado, pero no mi juego", recuerda.
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