Europa se lav¨® las manos ante las evidencias de 'guerra sucia'
La actitud de Europa ante las pr¨¢cticas de la Administraci¨®n Bush en la lucha contra el terrorismo se han movido entre el esc¨¢ndalo hip¨®crita y la complicidad culpable. Mientras instituciones como el Parlamento Europeo o el Consejo de Europa han investigado y denunciado de manera incansable la conculcaci¨®n del derecho internacional y de los derechos humanos, los Gobiernos europeos, los ¨²nicos que pod¨ªan obstaculizar estas pr¨¢cticas, han colaborado activamente o han mirado para otro lado, en el mejor de los casos.
Y no es porque no las conocieran. Estados Unidos jam¨¢s ha ocultado la existencia de Guant¨¢namo o las condiciones de reclusi¨®n de los llamados "combatientes enemigos". Al contrario, intent¨® justificarlas bas¨¢ndose, entre otros pretextos, en la invocaci¨®n del art¨ªculo V? del Tratado de Washington, que los pa¨ªses de la OTAN hicieron a ra¨ªz de los atentados del 11-S de 2001.
Pero Guant¨¢namo s¨®lo ha sido la punta del iceberg de una estrategia global que ha incluido desde los asesinatos selectivos (como la muerte en Yemen de seis presuntos miembros de Al Qaeda por un misil disparado desde un avi¨®n no tripulado Predator) hasta las c¨¢rceles secretas (presuntamente ubicadas en Polonia y Rumania, adem¨¢s de numerosos pa¨ªses del Magreb y Oriente Pr¨®ximo) o los vuelos de la CIA que han surcado los cielos europeos sin que nadie les hiciera ninguna pregunta.
Si alguien no quer¨ªa enterarse, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, se lo dijo claramente a los ministros de Exteriores de la OTAN, reunidos en Bruselas el 7 de diciembre de 2005: "Hemos enviado a mucha gente por todo el mundo".
Los Gobiernos europeos mandaron equipos policiales y agentes secretos a Guant¨¢namo para interrogar a los detenidos, sin preocuparse mucho de si hab¨ªan sido torturados. Hasta tres misiones envi¨® el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de marzo de 2002 a diciembre de 2003, con el pretexto de asistir a los presos de nacionalidad espa?ola. Cuando finalmente fueron entregados a Espa?a, el Tribunal Supremo determin¨® que los interrogatorios de Guant¨¢namo no eran v¨¢lidos, porque se hicieron "sin previa informaci¨®n de derechos, sin asistencia letrada y sin autorizaci¨®n ni mandato judicial".
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