Intervenciones neoliberales en la Barceloneta
Es de temer que la Barceloneta va a seguir al Poblenou como barrio cuya memoria m¨¢s se ha arrasado. A los riesgos que comporta la modificaci¨®n del Plan General Metropolitano en la regulaci¨®n de la edificaci¨®n tradicional de la Barceloneta (2007), llamado para abreviar y como protesta plan de los ascensores, se suma la amenazante aparici¨®n de la estructura del hotel Vela, proyectado por Ricardo Bofill en 1999, situado en la misma l¨ªnea del mar, en los terrenos de la Autoridad Portuaria de Barcelona, hito con el arranca la transformaci¨®n especulativa de la nueva bocana del puerto
Hay pocas dudas de que la pol¨ªtica del Ayuntamiento de Barcelona ha cambiado. A ciertas miradas mal¨¦volas les interesa desfigurar esta evoluci¨®n y quieren enfatizar que siempre ha sido as¨ª. Pero no es cierto. Cuando Barcelona renaci¨® como ciudad democr¨¢tica, a principios de los a?os ochenta, se aplic¨® una pol¨ªtica progresista y prometedora, si la comparamos con la regresi¨®n que implicaron los modelos neoliberales que entonces implantaban Margaret Tatcher y Ronald Reagan. Poco a poco, este modelo Barcelona, de b¨²squeda del consenso entre lo p¨²blico y lo privado, se ha ido diluyendo en una pol¨ªtica marcadamente neoliberal. La paradoja dura de digerir es que esta pol¨ªtica urbana -conservadora y capitalista- la est¨¦ aplicando un gobierno municipal formado por dos partidos pol¨ªticos que se autodenominan de izquierda.
El hotel Vela se levanta como otro episodio m¨¢s de la avaricia del puerto con sus terrenos
El plan de la Barceloneta es expresi¨®n de un neoliberalismo implacable aplicado a los planes urbanos: ser¨¢ la l¨®gica del propio mercado la que transforme el barrio en funci¨®n de derribos selectivos para instalar n¨²cleos de ascensores, agrupando varias fincas, y ser¨¢n los propietarios potentes, los inversores y los turistas los que se ir¨¢n acomodando a medida que se vaya expulsando a los antiguos inquilinos de pocos recursos econ¨®micos y legales. Es la culminaci¨®n del proceso de ir dejando a la fr¨¢gil Barceloneta a su suerte. Mientras se interven¨ªa en otras ¨¢reas de Ciutat Vella, su patrimonio de casas proyectadas por ingenieros militares a mediados del siglo XVIII se dejaba desmoronar. El mismo plan de los ascensores, al establecer la altura reguladora en planta baja y seis pisos, favorece la desaparici¨®n de los escasos testimonios de casas bajas originales.
Y el hotel Vela se levanta como emblema de la gentrificaci¨®n de un barrio popular, como otro episodio m¨¢s de la avaricia del puerto con sus terrenos, que ya gener¨® una fuerte pol¨¦mica a finales de los a?os ochenta y principios de los noventa por la abusiva transformaci¨®n del Port Vell. Cuando funcione, el hotel va a contribuir m¨¢s al colapso circulatorio y a la mutaci¨®n de la Barceloneta. Seguro que el preceptivo estudio de evaluaci¨®n de la movilidad habr¨¢ demostrado la sobrecarga que ya existe sobre el paseo de Joan de Borb¨®. Tal mamotreto, fuera de escala y de contexto, chupando de las infraestructuras, aprovech¨¢ndose de los desag¨¹es y colapsando los accesos del barrio, es un nefasto s¨ªmbolo de la Barcelona neoliberal, vendida a la industria tur¨ªstica y a los intereses inmobiliarios. De momento, ya se ha expulsado a vecinos y las cases de quart se convierten en apartamentos por semanas. A los trabajadores del Poblenou les han ido borrando su memoria d¨ªa a d¨ªa, f¨¢brica a f¨¢brica, a cambio de nuevos edificios arroba; el antiguo barrio de pescadores y artesanos lo est¨¢n convirtiendo en escenario del mundo basura del turismo. Quiz¨¢ est¨¦n pagando tard¨ªamente la factura de que en las primeras d¨¦cadas del siglo XX fueran los focos de los movimientos sindicales y anarquistas.
?Ser¨¢ cierto que se va a detener el plan de los ascensores y la moratoria permitir¨¢ hacer uno nuevo, con una mejor supervisi¨®n p¨²blica y una mayor participaci¨®n ciudadana? ?O son tantos los pactos previos y componendas, los intereses para elevar astron¨®micamente los alquileres, que el plan ya no tiene vuelta atr¨¢s y se ir¨¢ destruyendo el tejido social de la Barceloneta?
El proyecto del hotel Vela fue aprobado en 2001, con la connivencia de la Autoridad Portuaria, la Comisi¨®n de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona y el Gobierno de la Generalitat de Jordi Pujol, y con una rebaja de los 154.000 metros cuadrados a un m¨¢ximo de 129.000. El hotel tiene 450 habitaciones y, en la base, un gran edificio recreativo y de oficinas, de planta baja y seis pisos de altura. Se pactaron entonces unas contrapartidas de conexiones y transporte (monorra¨ªles y recorridos mar¨ªtimos) que a¨²n no se han cumplido. ?Es aceptable que los futuros usuarios del hotel colapsen a¨²n m¨¢s un paseo por el que pasan los vecinos, la ciudadan¨ªa y los ba?istas? ?Puede ser que contemplemos callados c¨®mo se levanta, salt¨¢ndose la Ley de Costas, la ¨²ltima puntilla para ahogar el car¨¢cter social y urbano de la Barceloneta?
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (UPC).
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