Sobre la huelga de los transportistas
La exigencia de los camioneros de un precio m¨ªnimo por sus servicios evidencia un inquietante desconocimiento del mundo en el que viven.
El Estado no tiene obligaci¨®n de salvar nuestro negocio cuando ¨¦ste va mal, ya seamos camioneros, constructores, pescadores, taxistas, limpiabotas o artistas subvencionados, porque las reglas de juego que todos hemos aceptado (que todo el mundo acepta sin problema cuando las cosas van bien y gana dinero) estipulan que nuestra econom¨ªa es de mercado, que todos compiten contra todos y que se puede ganar y perder.
Lo ¨²nico que podemos exigir al Estado en este ¨¢mbito es que asegure el juego limpio y que castigue a los tramposos.
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