Teher¨¢n se queda a oscuras
Los cortes de luz por la escasez de energ¨ªa el¨¦ctrica hacen mella en los habitantes de la capital iran¨ª
Sem¨¢foros que no funcionan, personas que se quedan encerradas en el ascensor o electrodom¨¦sticos que no aguantan los saltos de tensi¨®n, los cortes de luz que desde hace un mes sufre Teher¨¢n empiezan a hacer mella en la poblaci¨®n. Incluso el l¨ªder supremo, Ali Jamenei, ha pedido que se ahorre agua y energ¨ªa tras la fuerte sequ¨ªa de la pasada primavera. Pero en un pa¨ªs donde la electricidad est¨¢ subvencionada y las temperaturas ya superan los 350 de media, resulta dif¨ªcil dosificar el consumo.
Las hidroel¨¦ctricas apenas producen 1.500 megavatios debido a la sequ¨ªa
Todo el mundo tiene una an¨¦cdota. A A. C., un residente de Elahieh, la semana pasada le cambiaron a oscuras las vendas de una reciente intervenci¨®n quir¨²rgica. Term¨¦, una periodista que vive en Motahhari, se ha quedado sin frigor¨ªfico y no tiene dinero para reponerlo. Adem¨¢s, su marido, que es grafista, se ve obligado a hacer horas extra en el despacho para compensar los retrasos que les ocasionan los cortes. M. S. reza para que en su barrio, Saadat Abad, no coincidan con la hora de la telenovela.
"Estamos instalando un equipo de energ¨ªa alternativo porque los cortes nos dejan incomunicados al menos tres d¨ªas a la semana durante varias horas, ya que la centralita y los servidores inform¨¢ticos carecen de reservas", explica por su parte el responsable de una de las pocas multinacionales con oficinas en Ir¨¢n. Pero no todas las empresas pueden permitirse esas inversiones.
As¨ª que los bancos, por ejemplo, se ven obligados a limitar su servicio, mientras empleados y clientes sudan la gota gorda. Lo mismo sucede en muchas tiendas. "Los alumnos se nos quedan dormidos", se queja una profesora de un centro privado de idiomas. Y es que las interrupciones medias duran entre dos y tres horas en cada ocasi¨®n.
Las autoridades ya advirtieron de que este verano habr¨ªa escasez de agua y electricidad. Seg¨²n datos facilitados por el ministro de Energ¨ªa, Parviz Fattah, la producci¨®n deb¨ªa alcanzar 6.500 megavatios, pero debido a la escasa lluvia de la primavera, los pantanos est¨¢n casi vac¨ªos y las centrales hidroel¨¦ctricas apenas logran una potencia de 1.500 megavatios. Claro que dada la desconfianza de los iran¨ªes hacia las explicaciones oficiales, las interpretaciones de la calle resultan bastante m¨¢s creativas.
Hay desde quien opina que se trata de una excusa para culpar a la comunidad internacional, hasta quien cree genuinamente que es una forma de obligar a la gente a reducir su elevado consumo de agua. Otros ven en la situaci¨®n una forma de subrayar su necesidad de energ¨ªa nuclear. Tales lecturas tienen mucho que ver con la incredulidad que produce que el cuarto productor mundial de petr¨®leo carezca de recursos para afrontar la crisis. La situaci¨®n recuerda a la escasez de gas que el pasado invierno dej¨® sin calefacci¨®n a buena parte del norte de Ir¨¢n. Algo que contrasta con el empe?o del Gobierno en proveer de energ¨ªa a sus vecinos cuando el propio Fattah ha reconocido que est¨¢n importando 500 megavatios diarios de Turkmenist¨¢n, Armenia y Azerbaiy¨¢n.
Lo que m¨¢s parece molestar a los teheran¨ªes es que los cortes se produzcan sin avisar, y a m¨¢s de un despistado le han arruinado el trabajo de toda una ma?ana en el ordenador. El ministro de Energ¨ªa ha explicado que el tratamiento de los problemas es automatizado por lo que no se puede anunciar un horario previo, e insiste en pedir a la gente que ahorre energ¨ªa.
Los ciudadanos le responden que se invierta m¨¢s en infraestructuras. "Teher¨¢n tiene 15 millones de habitantes y sus instalaciones est¨¢n previstas para nueve, ¨¦se es el problema", se queja una secretaria de direcci¨®n.
Tras la penuria energ¨¦tica que se vivi¨® durante la guerra contra Irak (1980-1988), el pa¨ªs emprendi¨® la construcci¨®n de numerosas presas hidroel¨¦ctricas para hacer frente al consumo de una poblaci¨®n que hoy ronda los 70 millones. Ahora bien, como la factura el¨¦ctrica no cubre ni siquiera los costes de producci¨®n (un piso de 100 metros cuadrados paga una media de 3 euros cada dos meses) ni hay incentivo para el ahorro, ni resulta posible invertir en mantenimiento y renovaci¨®n de equipos.
Term¨¦ se muestra convencida de que cuanto m¨¢s c¨¦ntrico es el barrio, mayor la presi¨®n y m¨¢s numerosos los cortes. Otros entrevistados creen que ¨¦stos no afectan a las zonas donde viven las autoridades. "Yo vivo al lado de una sede policial y no tengo cortes", relata una vecina de la Oficina Antinarc¨®ticos. Sin embargo, Z., una empleada de hogar que vive cerca de la residencia privada del presidente Mahmud Ahmadineyad, en Narmak, un barrio de clase media baja, se queja de que llevan un mes con interrupciones de m¨¢s de dos horas diarias.
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