La condena
La libertad de expresi¨®n no ampara a Losantos para injuriar a quienes no le obedecen
La condena judicial del periodista de la Cope Federico Jim¨¦nez Losantos por un delito continuado de injurias graves con publicidad contra el alcalde de Madrid incide sobre tres asuntos de inter¨¦s p¨²blico: los l¨ªmites a la libertad de informaci¨®n y expresi¨®n, la teor¨ªa de la conspiraci¨®n sobre el 11-M y el papel de la emisora propiedad de la Iglesia. La libertad de expresi¨®n y de informaci¨®n es muy amplia, pero tiene l¨ªmites. El primero es el de la veracidad. El amparo que la Constituci¨®n ofrece a informaciones y opiniones requiere que no se basen en falsedades o al menos que haya habido un intento diligente de verificaci¨®n. Losantos no respet¨® ese l¨ªmite cuando acus¨® reiteradamente a Alberto Ruiz-Gallard¨®n de propugnar que no se investigara el 11-M y que ese crimen que caus¨® 191 v¨ªctimas quedara impune.
Realiz¨® esa acusaci¨®n de manera reiterada, incluso despu¨¦s de que el alcalde declarara p¨²blicamente que no hab¨ªa dicho eso, y tambi¨¦n despu¨¦s de la presentaci¨®n de su querella por injurias; y lo hizo utilizando todo tipo de expresiones ofensivas, que no a?ad¨ªan nada a la informaci¨®n ni contribu¨ªan a la formaci¨®n de la opini¨®n. La Constituci¨®n, dice la sentencia, no reconoce el derecho al insulto.
En esas condiciones, sin un fundamento veraz y con intenci¨®n ofensiva, la apelaci¨®n a la libertad de expresi¨®n no s¨®lo es jur¨ªdicamente improcedente, sino que se convierte en un pretexto para otros fines. Por ejemplo, para castigar al alcalde de Madrid por no secundar, como hab¨ªan hecho otros pol¨ªticos y personajes p¨²blicos, la teor¨ªa conspiratoria sobre el 11-M que Losantos ven¨ªa propagando. Por eso dice cosas como que a Gallard¨®n no le importan los 191 muertos con tal de llegar al poder "como sea".
Esta actitud intimidatoria del periodista se proyecta sobre el presente, dada la voluntad expresada por el presidente del PP, Mariano Rajoy, tras las ¨²ltimas elecciones, de mantener su independencia frente a presiones medi¨¢ticas, en referencia transparente a Losantos y otros influyentes comunicadores. Resulta por ello un magno ejemplo de distorsi¨®n interesada de la realidad que algunos de esos comunicadores, como el director de El Mundo, consideren que la condena de su colega establece un precedente disuasorio para los periodistas que se atrevan a criticar al poder. M¨¢s bien al contrario, la sentencia est¨¢ llamada a servir de freno a la utilizaci¨®n impune, con el pretexto de la libertad de expresi¨®n, del poder intimidatorio de ciertos medios para coaccionar a personas p¨²blicas.
Finalmente, no es irrelevante el hecho de que ese delito continuado de injurias apreciado por el Juzgado de lo Penal n¨²mero 6 de Madrid se haya cometido desde la emisora propiedad de la Conferencia Episcopal. Hay motivos para pensar que los obispos, o algunos obispos, temen m¨¢s que su locutor estrella se revuelva contra ellos si no le apoyan suficientemente que al descr¨¦dito que su presencia en la Cope ocasiona a la Iglesia espa?ola.
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