El cofundador de The Pirate Bay defiende el valor a?adido de la distribuci¨®n P2P
Magnus Eriksson: "El contenido digital no es un producto final, sino un enlace a otros mercados. El sentido no lo dan los datos, sino los metadatos"
"La mayor¨ªa de denuncias de la industria de los derechos de autor no llegan nunca a un tribunal porque sus pruebas suelen ser muy flojas", afirma Magnus Eriksson, cofundador de The Pirate Bay, un legendario sitio de compartici¨®n de archivos (P2P) ubicado en Suecia. Eriksson defiende que la econom¨ªa digital implica nuevas formas de retribuci¨®n a los artistas, como los beneficios indirectos.
Nacido en 2003, The Pirate Bay se ha convertido en la bandera del movimiento P2P, despu¨¦s de superar con ¨¦xito m¨²ltiples denuncias y persecuciones de la industria. Aunque el sitio es conocido por ser el nodo Bittorrent m¨¢s grande del mundo, alberga tambi¨¦n un efervescente debate sobre los nuevos modelos econ¨®micos que nacen de la fusi¨®n entre cultura e Internet.
Eriksson visit¨® Barcelona dentro del evento Horitz¨®TV'08 y en el contexto de dos denuncias de la industria espa?ola, contra el sitio P2P Animersion y el desarrollador de programas Pablo Soto. Seg¨²n Eriksson: "Esto demuestra que no les importa la pirater¨ªa, sino la gente que organiza la b¨²squeda e indexaci¨®n del material y crea las comunidades que conectan a las personas".
El cofundador de The Pirate Bay critic¨® que la industria es "m¨¢s agresiva que nunca porque quiere seguir haciendo negocio de Internet como antes", asegur¨® que la pirater¨ªa "es s¨®lo una excusa, una versi¨®n reducida de la guerra contra el terror, donde se crean todo tipo de exigencias en su nombre", y avis¨® de que los h¨¢bitos y la econom¨ªa est¨¢n cambiando "a pesar de las leyes y lo que hacen para imponerlas".
En este sentido, denunci¨® que Estados Unidos, la Comisi¨®n Europea y diversos pa¨ªses quieren aprobar en julio, en la reuni¨®n del G-8, un "tratado antifalsificaci¨®n" que, entre otras cosas, criminalizar¨¢ el intercambio de informaci¨®n no autorizada y sin ¨¢nimo de lucro en Internet, lo que no s¨®lo afectar¨ªa al P2P, sino a sitios que publiquen contenido confidencial.
Seg¨²n el joven, el verdadero impacto sobre la industria cultural no ha venido del P2P, sino de la cada vez mayor abundancia de informaci¨®n y la dificultad para darle sentido: "Tenemos acceso a m¨¢s cultura de la que podemos digerir. En 15 a?os, cualquier aparato barato y de bolsillo podr¨¢ guardar toda la m¨²sica que jam¨¢s se haya producido, a punto para ser copiada al dispositivo de otra persona".
Eriksson se declar¨® "ni a favor ni en contra del copyright, sino m¨¢s all¨¢, lo que significa abandonar el sue?o de una soluci¨®n ¨²nica que lo reemplace" y explic¨® que el problema viene porque la industria "quiere controlar toda la creatividad, convertirla en beneficios; por eso la reducen a un producto final reproducible. Todo lo que se aleje de esto es visto como secundario".
Econom¨ªa de convivencia
Pero, precisamente, lo secundario es el centro de la actual econom¨ªa digital: una canci¨®n que se distribuye en las redes P2P genera un valor a?adido para realizar conciertos en vivo, escribir en un blog lleva a tener anuncios o dar conferencias. Seg¨²n Eriksson, "el contenido digital no es un producto final, sino un enlace a otros mercados. El sentido no lo dan los datos, sino los metadatos".
Esta situaci¨®n se extiende m¨¢s all¨¢ de Internet, afirma el joven, a una Europa cuyas f¨¢bricas huyen a pa¨ªses m¨¢s baratos y donde "la econom¨ªa de la creatividad cobra un rol esencial a trav¨¦s de los beneficios indirectos, el modelo red: la creatividad de una ciudad atraer¨¢ al turismo, a tiendas y a empresas que querr¨¢n instalarse en ella".
Por tanto, afirma Eriksson: "La econom¨ªa de la era de la informaci¨®n no est¨¢ en vender informaci¨®n digital, ofrecer acceso a archivos o en el copyright, sino en los enlaces entre eventos, experiencias y lo simb¨®lico". Esto lleva a no centrarse en los productos finales, sino a "una convivencia entre el archivo y el evento, la canci¨®n y el concierto".
THE PIRATE BAY: thepiratebay.org/
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