De cafetines por Valladolid
Los m¨ªticos locales de tertulia se adaptan al tapeo y las copas de madrugada
Si alguna vez fueron provincianos, hoy rezuman modernidad y cierto encanto. Algunos han desaparecido o se han reformado, como El Ideal Nacional, en la plaza Mayor, el escenario, eso, ideal para cerrar un trato de estraperlo en los a?os cuarenta, una venta de ganado en los cincuenta o una partida de domin¨® con el seis doble en cualquier momento. El antiguo Ideal, con sus dos salas, su barra sinuosa, sus mesas de m¨¢rmol y sus terciopelos ra¨ªdos, era un decorado indispensable de la Espa?a predemocr¨¢tica y hoy forma parte de la memoria sentimental de todos los vallisoletanos.
ESPA?A
Pero han resurgido otros caf¨¦s. Un buen itinerario podr¨ªa comenzar en el Espa?a, bajo los soportales de Fuente Dorada, en pleno centro. En las paredes, fotograf¨ªas de Billie Holiday o Antonio Mairena. Jazz y flamenco, y de vez en cuando Javier Krahe. Por las tardes, ambiente cool, pero sin pasarse. A partir de las once de la noche, varios d¨ªas a la semana, actuaciones en vivo. Cuando toca flamenco, entendidos de ambas orillas del r¨ªo -ellas, peluquer¨ªa del d¨ªa; ellos, corbata de estreno- cogen sitio con tiempo para no perderse ripio.
EL PENICILINO
Algunos versos debieron de escribirse en El Penicilino, una tasca de la plaza de la Libertad que toma su nombre del sabor que se le antoj¨® a un estudiante de qu¨ªmicas cuando prob¨® por primera vez el vino dulce con alpargata (un pastelito cl¨¢sico del pueblo de Portillo) que le sirvi¨® el cantinero. Hoy nadie recuerda el verdadero nombre del bar, lo cual no impide que llegue hasta el abarrote cada noche de fin de semana, con un p¨²blico variopinto.
LA ROMANA
En las noches de Valladolid, las cervezas y los dueros enlazan con los cubatas y los gin tonics sin separaci¨®n horaria, un cl¨ªmax explosivo. Para neutralizarlo conviene picar algo. Hay tascas en Cantarranas y en la calle del Val. Pero ya que andamos cerca de la catedral, en La Romana tenemos magn¨ªficas pizzas, a cocci¨®n lenta y con pasta fina y crujiente. Conviene no entrar con prisas porque realmente la preparaci¨®n es minuciosa. Durante la espera suena Thelonius Monk y desde los taburetes hay una estupenda visi¨®n de la Virgen de la Antigua, iluminada, y de las tribus sedientas, tambi¨¦n iluminadas.
EL LARGO ADI?S
Algunos de estos clanes se dirigen hacia el cafet¨ªn por antonomasia. Se llama El Largo Adi¨®s, pero nadie lo nombra por el t¨ªtulo de la novela de Raymond Chandler, sino as¨ª, el cafet¨ªn, sin m¨¢s. Acaba de cumplir treinta a?os y se hizo famoso porque en 1981 unos pandilleros de extrema derecha lo tirotearon desde la calle. Una bala agujere¨® el retrato de Antonio Machado y otra dej¨® cojo para siempre a uno de los due?os. Ser de izquierdas en Valladolid era un meritazo, me cuenta Josefina, que recuerda cuando de jovencita casi ni se atrev¨ªa a entrar en aquel local lleno de barbas, melenas, libros y gimlets, la bebida preferida de Sam Spade y de V¨¢zquez Montalb¨¢n.
Algunas cosas no han cambiado. En las paredes siguen Lorca, Hammet, Artaud, novilleros y pintores. Y en la boteller¨ªa no falta la absenta. Creo que en ning¨²n otro local sienta tan bien la absenta como en El Largo Adi¨®s de Valladolid. Tras la barra ya no est¨¢ Carloti, un payaso de circo, culto y refinado, que nos hac¨ªa salir por la puerta de servicio para burlar los horarios de la municipal, pero las mesas siguen formando un tren de tertulias, miradas y risas, como entonces. El nivel de volumen de la m¨²sica (jazz cl¨¢sico por las tardes y de fusi¨®n por las noches) todav¨ªa permite la conversaci¨®n y, si quieres leer el peri¨®dico de madrugada, nadie te mira como a un bicho friki. De vez en cuando, sin avisar, tambi¨¦n como entonces, dos espont¨¢neos de entrev¨ªas se arrancan por soleares fuera de horario.
EL FAROLITO
Es improbable que sigas teniendo sed despu¨¦s de salir del cafet¨ªn, pero si ello ocurre, a dos metros tienes El Farolito, en la esquina de N¨²?ez de Arce con Cascajares, quiz¨¢ el chafl¨¢n mejor aprovechado de toda la ciudad. Con una est¨¦tica deliberadamente kitsch y su barra semiovoidal, este local se camufla en las sobremesas como una pasteler¨ªa vienesa y se desmadra en las medianoches como un club de Chicago. Escuchar un blues arrastrado con la ¨²ltima cerveza en El Farolito no tiene precio. La camarera, gentil y graciosa, desde la caja registradora opina lo contrario. Una gran luna jaspeada devuelve su sonrisa.
GU?A PR?CTICA
Dormir- Hotel Mozart (983 29 77 77; www.hotelmozart.net). Men¨¦ndez Pelayo, 7. Valladolid. La habitaci¨®n doble cuesta entre 60 y 86 euros (m¨¢s IVA).- Hotel Catedral (983 29 88 11; www.hotelesvalladolid.com). N¨²?ez de Arce, 11. Valladolid. Habitaci¨®n doble, entre 56 y 73 euros (m¨¢s IVA).- NH B¨¢lago (983 36 38 80; www.nh-hoteles.es). Las Mieses, 17, Valladolid. La habitaci¨®n doble, desde 65 euros.Comer- Pizzer¨ªa La Romana (983 29 06 47). Catedral, 7 (Esquina los Tintes). Unos 10 euros por persona.- Santi (983 33 93 55). Correo, 1. Valladolid. Precio medio, unos 35 euros.- El Mes¨®n de ?ngel Cuadrado(983 30 16 73). Marina Escobar, 1. Valladolid. Alrededor de 50 euros.- Parrilla Vino Tinto (983 34 22 91). Campanas, 4. Precio medio, 25 euros por persona.- La Parrilla de San Lorenzo(983 33 50 88). Pedro Ni?o, 1. Precio medio, unos 35 euros por persona.Caf¨¦s y bares- Caf¨¦ Ideal Nacional (983 34 06 08). Plaza Mayor, 3.- Caf¨¦ Espa?a (983 37 17 64; www.cafeconciertos.com). Plaza Fuente Dorada, 8.- El Penicilino. Plaza de la Libertad, 5.- El Largo Adi¨®s (983 30 17 21). Arribas, 2.- El Farolito. N¨²?ez de Arce, 1.Informaci¨®n- Oficina de turismo de Valladolid (www.asomateavalladolid.org; 983 21 93 10).- Turismo de Castilla y Le¨®n (www.turismocastillayleon.com; 902 20 30 30).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.