Barcelona, capital de las 'manis'
La ciudad acoge cada d¨ªa cuatro manifestaciones - El 60% son ilegales y un tercio, de riesgo
A Barcelona le va la marcha. Su alma reivindicativa gusta mucho de calle, pancarta y meg¨¢fono. La ciudad acoge cada d¨ªa una media de cuatro manifestaciones. Un nivel de movilizaci¨®n que la sit¨²a a la altura de cualquier gran urbe occidental. De las 1.300 manis y concentraciones registradas el a?o pasado, el 60% fueron ilegales: sus convocantes no pidieron permiso a la polic¨ªa. Son las m¨¢s peligrosas para el orden p¨²blico: en una de cada tres interviene la Brigada M¨®vil (antidisturbios) de los Mossos d'Esquadra.
Hay movidas para todos los gustos. Algunas se han convertido en cl¨¢sicos. Por ejemplo, la de los Peones Negros, que el d¨ªa 11 de cada mes se re¨²nen en la plaza de Sant Jaume. "Ya ni se cubren, porque sabemos que no dan problemas", precisa el jefe de la Brigada M¨®vil, intendente Antoni Flores. Otras van en funci¨®n de circunstancias concretas: las protestas de los vecinos de la Vall d'Hebron contra la narcosala -que cada semana, durante meses, intentaron cortar la Ronda de Dalt- o los encuentros multitudinarios de la plataforma V de Vivienda.
Los manifestantes no pueden, por lo general, bajar por La Rambla
Asociaciones de vecinos (20%), sindicatos (15%) y colectivos antisistema (otro 15%) son los que m¨¢s se echan a la calle. En 2007, s¨®lo siete manifestaciones acabaron en incidentes graves. La ¨²ltima, en noviembre, cuando 1.000 skins antifascistas arrasaron el centro de la ciudad. La polic¨ªa carg¨®, pero no pudo evitar destrozos. A juicio de unos, fueron demasiado blandos; otros opinaron que demasiado duros. "Nunca se resuelven a gusto de todos", bromea Flores.
?C¨®mo se gestiona una mani de riesgo para permitir expresar cualquier idea y al tiempo evitar disturbios? "La clave es el equilibrio, saber cu¨¢ndo toca disolver y hacerlo con la m¨ªnima fuerza indispensable. Si cargas porque hacen unas pintadas, puede ser peor el remedio que la enfermedad", alerta el intendente. La Direcci¨®n General de Polic¨ªa decide antes de la protesta sobre el recorrido. Los usos actuales indican que ninguna manifestaci¨®n puede bajar por La Rambla, y que debe evitarse el Raval. Sus callejuelas facilitan el desmadre. "En caliente, el ¨²nico que decide es el m¨¢ximo mando policial; al pol¨ªtico se le informa y ya est¨¢", dice Flores.
Pero el trabajo previo lo es todo. La divisi¨®n de informaci¨®n se entera de c¨®mo ir¨¢ una concentraci¨®n espont¨¢nea o no comunicada oficialmente. La polic¨ªa auton¨®mica analiza cu¨¢ntos agentes pueden ir para evitar el conflicto.
Flores se re¨²ne una vez por semana con, entre otros, el inspector Josep Saumell, director de Recursos de Barcelona. Hay tantas manifestaciones que hay que organizarse. Su ordenada agenda las prev¨¦ todas. Se trata de "jugar con lo que tienes". Cuando coinciden varias manifestaciones en un d¨ªa, el movimiento es "como el de una coreograf¨ªa". Por ejemplo, hay que evitar que sindicatos enfrentados se encuentren en el recorrido. A veces, el riesgo no viene tanto por el colectivo, sino por quienes quieren hacerle da?o: en la ¨²ltima movilizaci¨®n del colectivo jud¨ªo, la polic¨ªa estuvo m¨¢s pendiente de posibles ataques de neonazis o de grupos musulmanes.
"El nivel de violencia en las manifestaciones es relativamente bajo, aunque hay colectivos que buscan el choque con la polic¨ªa". En las manifestaciones ilegales tambi¨¦n hay espacio para las sorpresas: los agentes constatan que, a menudo, los convocantes no piden autorizaci¨®n por ignorancia, no por buscar conflictos.
Saumell tiene una visi¨®n panor¨¢mica desde su despacho de la calle de Bol¨ªvia. Y advierte de que, en ¨¦pocas de crisis econ¨®mica como la presente, las movilizaciones se multiplican. El trabajo policial, tambi¨¦n, aunque a veces los vaivenes se explican por cuestiones m¨¢s banales: "Si los okupas de Gr¨¤cia tienen espacio propio para las fiestas, estate tranquilo, si no...". Tambi¨¦n cuenta la ¨¦poca del a?o. Con los universitarios de ex¨¢menes, hay pocas manis. "La cosa baja por Sant Joan, y en verano ya casi para en seco. Eso s¨ª: el 1 de septiembre tienes al primer manifestante en la plaza de Sant Jaume", bromea.
Guerrilla frente a orden
El intendente Flores opina que si los alemanes perdieron la II Guerra Mundial, fue en parte porque emplearon la misma t¨¢ctica para invadir Francia que Rusia. Por eso, cree en la innovaci¨®n. Frente a las t¨¢cticas de guerrilla de ciertos colectivos cada vez m¨¢s coordinados, la formaci¨®n ordenada de los agentes antidisturbios. "Aqu¨ª nadie act¨²a por su cuenta", dice Flores.
Los polic¨ªas acaban conociendo muy bien a sus enemigos, por seguir el s¨ªmil militar. "Pero tambi¨¦n al rev¨¦s. Nos conocen y tenemos que aplicar diferentes t¨¢cticas". Desde crear una anilla alrededor del colectivo para impedirle avanzar, hasta quedar en un segundo plano para que la presencia policial no encrespe los ¨¢nimos. "Por desgracia, hay manifestantes que s¨®lo buscan la foto del polic¨ªa malo que levanta su porra y reprime", lamenta.
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