La 'temporada de cayucos' se dispara desde Mauritania
500 inmigrantes llegan a Canarias en una semana tras acabar la moratoria de pesca
La temporada anual de cayucos ha comenzado en Canarias, con su estela de tragedias. La semana pasada, medio millar de subsaharianos arribaron a las islas en s¨®lo 48 horas. Las autoridades creen que el pistoletazo de salida de la oleada de inmigrantes tiene en esta ocasi¨®n un componente a?adido al buen tiempo: el fin de una moratoria pesquera en Mauritania.
Los datos del Ministerio del Interior indican que Mauritania ha vuelto a convertirse en la plataforma del tr¨¢fico de inmigrantes. El 99% de las pateras zarpa de ese pa¨ªs.
Hasta hace s¨®lo unos d¨ªas, los traficantes de personas ten¨ªan un problema. La moratoria pesquera decretada por el Gobierno del pa¨ªs magreb¨ª hab¨ªa limpiado el mar de cayucos legales, lo cual hac¨ªa que los ilegales tuvieran muy dif¨ªcil pasar inadvertidos. Ahora, con el levantamiento de la moratoria, miles de cayucos de pesca se han echado a la mar. Y entre ellos se camuflan los que van cargados de inmigrantes rumbo a Canarias.
La mayor¨ªa de las embarcaciones llegadas a las islas son cayucos mauritanos (casco de 17 metros de eslora fabricado en fibra de vidrio y madera), aunque agentes que han interrogado a los inmigrantes en Tenerife han sabido que al menos dos de las embarcaciones que quedaron en alta mar tras ser rescatados sus ocupantes eran de madera y zarparon de Gambia. Un cayuco de madera naveg¨® m¨¢s de 13 d¨ªas y habr¨ªa partido de alg¨²n lugar m¨¢s al sur de Senegal.
Esta informaci¨®n indica un cambio sustancial en el movimiento migratorio africano. Blindada la costa de Senegal por las patrullas costeras, los candidatos a embarcarse en cayucos han iniciado de nuevo un ¨¦xodo hasta Mauritania.
Frente a la organizaci¨®n casi aut¨®noma de los propios inmigrantes cuando part¨ªan de Senegal (que acordaban entre varios hasta la compra de GPS, impermeables y chalecos salvavidas), ahora vuelven los dram¨¢ticos ¨¦xodos. Redes organizadas de traficantes cobran por llevar de un lado a otro a los inmigrantes, un proceso que en el pasado provoc¨® numerosas muertes en el desierto.
La estrategia de las embarcaciones es sencilla y est¨¢ casi normalizada. Peque?as embarcaciones zarpan con todos los aparejos, como si salieran a faenar. Estos cayucos-taxi navegan en perpendicular a la costa hasta una milla de distancia (1,8 kil¨®metros, aproximadamente), donde les espera el cayuco nodriza, de unos 17 a 19 metros de eslora, cargado con entre siete y diez bidones de 50 litros de gas¨®leo y cuatro o cinco llenos de agua.
Hasta el viernes pasado, seis varones hab¨ªan fallecido en los hospitales de Tenerife. Llegaron el martes de madrugada a Puerto Col¨®n y muchos ni siquiera pudieron entreabrir los ojos para ver los lujosos yates de esta marina deportiva. Entre 74 adultos, hab¨ªa cuatro menores y tres ni?os de menos de 7 a?os, en perfecto estado, lozanos, sonrientes, con la piel brillante.
La interpretaci¨®n de los servicios de rescate es estremecedora: los adultos pudieron decidir racionalizar el agua, la comida y hasta la ropa para proteger en el centro de la barca a los tres ni?os. Durante los dos ¨²ltimos d¨ªas, los adultos no bebieron ni una gota de agua. Seis de ellos murieron al pisar el para¨ªso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.