No hay gigantes, son molinos
?ste fue hasta el otro d¨ªa un pa¨ªs de cuento: hab¨ªa queimadas, brujas, encantamientos, uno que iba de gigante y muchos que se cre¨ªan enanos. Galicia era una Cenicienta para unos, una Bella Durmiente para otros. Nada era l¨®gico y todo era m¨¢gico. En el fondo todos nos cre¨ªamos el cuento y ya d¨¢bamos al pa¨ªs por imposible, ¨¦ste era un pa¨ªs hechizado, etc¨¦tera. Mucha literatura.
Pero todo aburre, hasta a los narcotizados, y hubo cambio pol¨ªtico. El tal cambio no fue lo que dese¨¢bamos los que quer¨ªamos un cambio, aunque tuvo la virtud de que al final tampoco le molest¨® a quienes no quer¨ªan cambio alguno. No hubo revoluci¨®n, tampoco nos parece mal. Ah¨ª sigue Luar, que mejor¨® en humoristas, y que si faltase nos crear¨ªa a todos un verdadero desconcierto y una crisis de identidad: ?qui¨¦nes somos, d¨®nde estamos? A mayores a¨²n tenemos al cura de la parroquia que, ya que las iglesias se vac¨ªan, se nos aparece en la televisi¨®n p¨²blica gallega y nos confirma lo que ya nos ense?aba Franco hace muchos a?os: que los pol¨ªticos son chanchulleros y los curas gente honrada.
No s¨¦ si un AVE a Madrid es necesario, pero el desaf¨ªo de Villar Mir a la Xunta no se debe tolerar
Cierto que hay frustraci¨®n entre quienes deseaban un cambio de marcha -"?habr¨¢ recambio despu¨¦s del cambio?", se preguntan-, pero sobre todo hay desesperaci¨®n entre los miembros del PP que, viendo como sus coches oficiales, despachos y moquetas las ocupaban otros, gritan en vano, pues la gente est¨¢ a lo suyo y no hace caso: "?Pero si ustedes nos acusaban a nosotros de hacer lo que ahora hacen ustedes!". Pero se equivocan, el cambio no era cambiar, el cambio era que se fuesen. Simplemente. Y era necesario o el pa¨ªs se habr¨ªa ahogado en su propio v¨®mito, la sociedad gallega necesitaba respirar, soltarse las correas y moverse: salir del encantamiento, transitar del cuento de hadas a la realidad, que es com¨²n, casi siempre vulgar.
Aqu¨ª todos lo sabemos aunque Villar Mir, el ex ministro del gobierno franquista de Arias Navarro, lo ignora. Como ya no ven¨ªa por Galicia, pues el marisco llega fresqu¨ªsimo a Mercamadrid cuando no hay bloqueo camionero, continu¨® como sol¨ªa, tratando a los gallegos y su gobierno como a abor¨ªgenes en su conf¨ªn, la lejana colonia. Se sent¨ªa un Gulliver que pod¨ªa engullir otra raci¨®n de lilliputienses ¨¢ feira: "Ah¨ª tengo plantada mi mina y que se pare el AVE al llegar a mi ¨ªnsula Barataria". No s¨¦ si realmente un AVE a Madrid ser¨¢ lo que necesitamos pero es lo que hay y el desaf¨ªo de Villar Mir a nuestra Xunta no se debe tolerar. Hay cosas en las que hay que estar con el Gobierno, con cambio o sin recambio.
Excepto Villar Mir, todos aqu¨ª hemos aceptado la nueva realidad, casi nadie se cree ya lilliputiense ni cree en gigantes y encantamientos, y aqu¨ª est¨¢ sobre la mesa una operaci¨®n econ¨®mica industrial importante, qui¨¦n se lo iba a decir a Don Quijote: los molinos de viento, la energ¨ªa e¨®lica.
A muchos nos gustan, nos gustaban, aquellos horizontes de Galicia tan particulares. Los pintores paisajistas saben que aqu¨ª el horizonte no es una l¨ªnea ¨²nica y terminante sino un horizonte complejo, se suceden varias l¨ªneas de montes. Eso se est¨¢ acabando. El horizonte ser¨¢n varias filas sucesivas de molinillos como gigantescos mondadientes. Lo lamentamos los amigos del paisaje y de la pintura paisajista aunque, francamente, fue m¨¢s dolorosa la construcci¨®n de embalses. Estamos pagando un precio por la energ¨ªa e¨®lica y est¨¢ claro que a¨²n estamos empezando. Ojal¨¢ no sea cierto lo que denuncian los ecologistas, que destrozamos toda esa riqueza de nuestro paisaje, y ojal¨¢ tenga raz¨®n el conselleiro de Medio Ambiente y se est¨¦ defendiendo los lugares que hay que proteger (aunque los ecologistas suelen ser poco troleros).
No hay duda de que habr¨¢ que fabricar energ¨ªa y que Galicia puede hacerlo. Pero, visto lo que sucedi¨® con Fenosa, debemos atender a lo que va a suceder ahora con este recurso nuestro. El reparto de la energ¨ªa e¨®lica entre empresas que concurren al concurso abierto por la Conseller¨ªa de Industria va a recomponer el paisaje de la empresa y el empresariado gallego. Como la vida no es predecible y menos a¨²n programable no sabemos si volver¨¢ ocurrir el lamentable episodio de Fenosa, pero desde luego nos interesa a todos que el sector e¨®lico sea productivo, racional y que se fije capital y puestos de trabajo aqu¨ª, donde pagamos el precio destrozando el paisaje una vez m¨¢s.
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