Charlas sobre mi amigo Dios
Hace unas semanas, Tony Blair estuvo en Barcelona. Lleg¨® sigilosamente, casi en secreto, y los convocados a la charla, empresarios, pol¨ªticos y banqueros, acudieron a la sala donde tuvo lugar el acto con el mismo sigilo. El conferenciante cobr¨® por su conferencia una barbaridad y los asistentes -o sus empresas, administraciones y bancos- pagaron por ella una cantidad de dinero que jam¨¢s pagar¨ªan en otras circunstancias, aunque, por ejemplo Shakespeare y Einstein peroraran al alim¨®n. Al d¨ªa siguiente, que es cuando trascendi¨® la noticia en los peri¨®dicos, Blair ya estaba de vuelta a casa y los satisfechos espectadores se hab¨ªan reincorporado a sus actividades con el aliciente de haber asistido a una efem¨¦rides.
El secreto del ¨¦xito de Tony Blair es su capacidad para mentir con enorme clase
Blair cobra 300.000 euros por una charla sobre su amistad con Dios
Le pregunt¨¦ a uno de los asistentes qu¨¦ hab¨ªa dicho Tony Blair y no supo responderme. "Vaguedades", dijo. Cuando quise saber si no se hallaba un tanto decepcionado por haber pagado tanto por tan poco, el hombre, un tipo listo y medrador, me dio a entender que no pod¨ªa faltar a un acto de tal calibre: nadie que fuera alguien pod¨ªa faltar. Adem¨¢s, seg¨²n mi interlocutor, Blair soltaba sus vaguedades con un ¨¦nfasis extraordinario, y si ment¨ªa -cosa que ¨¦l no sab¨ªa- "ment¨ªa con gran estilo".
Con respeto a este ¨²ltimo punto no pod¨ªa haber desacuerdo. Si comparamos la forma de mentir de los tres h¨¦roes que aparecieron en la celebrada fotograf¨ªa de las Azores, al inicio de la guerra de Irak, comprobaremos que no puede compararse el glamour de Tony Blair con la zafiedad de Bush o la rid¨ªcula altaner¨ªa de Aznar. Durante una decena de a?os, el una vez prometedor Blair ha vencido mintiendo con enorme clase, usando siempre este acento atiplado que tanto subyuga a los o¨ªdos norteamericanos.
De lejos, Tony Blair es el m¨¢s elocuente de los tres protagonistas de la fotograf¨ªa. Por eso es interesante seguir los pasos que ha dado desde que tuvo que dejar Downing Street: se ha convertido oficialmente al catolicismo, ha ganado cinco millones de euros en un a?o con asesor¨ªas y conferencias como la de Barcelona y, finalmente, ha puesto en marcha una Fundaci¨®n de la Fe (Tony Blair Faith Foundation). Podr¨ªa pensarse que estos hechos no tienen nada que ver entre s¨ª, pero la personalidad de Blair hace que no se expliquen unos sin los otros.
Bush y Aznar ya ten¨ªan contacto privilegiado con Dios, uno a trav¨¦s de telepredicadores americanos y el otro de obispos espa?oles. Blair, agn¨®stico en su juventud, deb¨ªa de sentir una sana envidia del alto sitial en el que estaban asentados espiritualmente sus amigos, y m¨¢s cuando, seg¨²n su propia confesi¨®n, "se apoy¨® en Dios" para ejecutar determinadas decisiones, como enviar las tropas brit¨¢nicas a Irak. Quiz¨¢ al convertirse al catolicismo haya encontrado ese hilo directo con la divinidad que se le hac¨ªa tan necesario.
Sin embargo, la cercan¨ªa de la divinidad no tiene por qu¨¦ alejar de los bienes terrenales. Si nos atenemos a la oratoria de que ha hecho gala como presidente, no podemos augurarle grandes perspectivas de conferenciante a George Bush cuando, pr¨®ximamente, deje la presidencia. Lo veo m¨¢s negociando el precio de las reses en su rancho que em
-baucando a un p¨²blico de supuestos elegidos en Barcelona. En cuanto a Aznar, ya sabemos lo que puede dar de s¨ª. Es mejor que olvide su incipiente carrera de conferenciante, sea en ingl¨¦s o en espa?ol, da lo mismo, y se dedique a sus consejos de administraci¨®n, la actividad favorita de los pol¨ªticos retirados, tanto de derechas como de izquierdas.
Blair es otra cosa. Blair s¨ª es un encantador de serpientes con futuro en el manoseo de las palabras. De ah¨ª que, cobrando un promedio de trescientos mil euros por conferencia, aspire a doblar sus emolumentos el pr¨®ximo a?o. Por si esto fuera poco, una editorial le pagar¨¢ siete millones de euros por sus memorias. Esto, claro est¨¢, sin contar las asesor¨ªas propias de los pol¨ªticos retirados y que, en su caso, le lleva a cobrar, entre otras empresas, del banco J. P. Morgan y de los seguros Zurich.
Por lo que puede observarse, Tony Blair ha trabajado bien en este breve periodo de tiempo posterior al abandono de Downing Street. Pero a diferencia de muchos de sus colegas, a ¨¦l no le interesa s¨®lo el poder sino la gloria, aunque en un sentido completamente diverso a lo que expone otro ilustre converso al catolicismo, Graham Greene, en su admirable novela El poder y la gloria. En Blair, aparentemente sin tormento alguno, el poder terrenal y la gloria divina son dos conceptos tan pr¨®ximos que casi se identifican.
Nada tiene de extra?o, por tanto, que Blair haya recurrido a la brillante idea de constituir una Fundaci¨®n de la Fe que, en ¨²ltima instancia, demuestra que los bienes terrenales son el mejor alimento espiritual, todo, eso s¨ª, en el nombre de Dios. Tampoco es extra?o que Blair, acompa?ado de Bill Clinton -otro insigne conferenciante-, haya elegido Nueva York para presentar su fundaci¨®n.
Durante sus a?os de primer ministro no ocult¨® su progresiva preferencia por el aliado americano y Estados Unidos ha premiado repetidamente su servicial lealtad, incluso con reconocimientos tan ex¨®ticos como el de la Universidad de Yale, que lo ha contratado como profesor de Religi¨®n.
Aunque quiz¨¢ este nombramiento no sea tan ex¨®tico y Blair sea el adecuado profesor de Religi¨®n de nuestra ¨¦poca o el profeta que, a trav¨¦s de la Fundaci¨®n de la Fe, quiere propagar una nueva religiosidad p¨²blica para la era global. En la actualidad, Blair dice sentirse guiado por un impulso que antes no ten¨ªa: la "amistad" de Dios. Esta "amistad", que comparte con su socio Bush, no le aclara lo que est¨¢ bien o mal, sino que, de acuerdo con sus palabras, le "da fuerza para hacer las cosas" ?Quiere esto decir que el amigo Dios no le especifica a Blair si est¨¢ bien o mal que la guerra de Irak haya provocado centenares de miles de muertos, sino que le da fuerza para seguir justific¨¢ndola?
No lo sabemos porque nos falta la amistad ¨ªntima con Dios que ¨¦l ha conseguido. Como quiera que sea, m¨¢s all¨¢ del tono de mes¨ªas -mes¨ªas bien remunerado- del que Blair hace ostentaci¨®n, podr¨ªamos hallarnos ante una operaci¨®n de gran envergadura para dar la puntilla definitiva a la tradici¨®n ilustrada y laica de la pol¨ªtica europea. La Fundaci¨®n de la Fe auspiciada por el ex primer ministro brit¨¢nico quiere volver a tener a Dios en el centro del escenario, y en este caso no est¨¢ tan alejada de los fundamentalismos de otras religiones. Y no olvidemos que Blair es uno de los aspirantes a la presidencia de Europa. ?Dios nos coja confesados!
Rafael Argullol es escritor y fil¨®sofo.
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