Sobre asfalto y progreso
En estas mismas p¨¢ginas encabec¨¦ hace poco mi colaboraci¨®n con el lapidario t¨ªtulo de El asfalto no da la felicidad. La huelga del transporte, el precio del petr¨®leo y alguna fantas¨ªa grandiosa de infraestructuras en mi entorno vecinal me incitan a volver a la carga.
El petr¨®leo sigue su subida imparable. Desde mi adolescencia no recuerdo una situaci¨®n distinta y que siempre va paralela a la invocaci¨®n, m¨¢s ret¨®rica que otra cosa, de las energ¨ªas alternativas y renovables. Los ciudadanos tenemos la sensaci¨®n de que el precio del barril es algo fluctuante porque s¨ª, y debe ser porque siempre se incluye en los informativos contiguo a la cr¨®nica burs¨¢til y al parte meteorol¨®gico.
Como si ese inefable precio lo estableciese de forma arcana un c¨®nclave de ¨¢rabes ricos reunidos clandestinamente con Ch¨¢vez dentro de una jaima en alg¨²n desierto. Pero el precio del petr¨®leo, como todo en el capitalismo, tiene que ver con la producci¨®n y la demanda.
La calidad de vida del futuro es equivalente a la mejora y cobertura del transporte p¨²blico
El hecho de que los habitantes de China e India est¨¦n accediendo a grandes zancadas a la proliferaci¨®n del confort basado en el motor de explosi¨®n est¨¢ determinando el aumento del precio. Lo recordaba el otro d¨ªa alg¨²n ¨¢rabe sagaz que nos reprochaba a los occidentales ese h¨¢bito, ex¨®tico pero muy generalizado, de comprar veh¨ªculos todoterreno para pasear al perro.
Echo de menos que en medio de esta crisis energ¨¦tica, que el paso del tiempo nos lleva a constatar como cr¨®nica, se siga hablando de los planes de carreteras e infraestructuras como si no pasase nada. En Galicia, d¨ªa s¨ª y d¨ªa no, se polemiza sobre el a?o de llegada del AVE o sobre el paso de la v¨ªa por la mina de Serrabal. La realidad que se sustrae al debate p¨²blico es que no va a ser un ferrocarril para mercanc¨ªas, sino exclusivamente para pasajeros siempre que vayan o vengan de Madrid.
Y esto ocurre en un pa¨ªs en el que tenemos tres aeropuertos en 150 kil¨®metros de autopistas y autov¨ªas directas (o casi) con origen y/o destino Madrid. El debate de la ¨²ltima huelga de transportes se centr¨® en la libre competencia afectada por las subvenciones al combustible y en el orden p¨²blico. Pero nada se avanza para romper la excesiva dependencia de la industria y el consumo del transporte por carretera, cuando no parece cre¨ªble, adem¨¢s, que el precio del petr¨®leo vaya a bajar.
Desde todas las administraciones p¨²blicas se siguen anunciando iniciativas y plazos para la construcci¨®n de carreteras destinadas a que nos movamos de un sitio a otro en nuestros coches particulares. Uno de los grandes indicadores de la salud econ¨®mica sigue siendo la automoci¨®n y el progreso individual se sigue midiendo en la posesi¨®n del coche m¨¢s caro, veloz e, irremediablemente, de mayor consumo.
Soy vecino del Ayuntamiento de Oleiros y dos veces cada d¨ªa, como la gran mayor¨ªa, me desplazo a A Coru?a en coche para trabajar. Estos d¨ªas se anuncia un megaproyecto que como todas las buenas supersticiones del ¨¢mbito de las infraestructuras viarias batir¨¢ varios r¨¦cords de ingenier¨ªa. El proyecto consiste en atravesar la r¨ªa por su punto m¨¢s ancho uniendo el centro de A Coru?a y la zona de Bastiagueiro en Oleiros. Las cifras de millones de euros que se manejan son incalculables para el ser humano normal.
Comienzan a la vez a hacerse previsiones de calendario como esencia del debate pol¨ªtico. Como usuario del trayecto, me doy cuenta de que mi individualista afici¨®n a hacer el desplazamiento en mi coche propio como ¨²nico ocupante s¨®lo se ver¨ªa como mucho afectada en diez minutos menos de tiempo en el recorrido y que la ¨²nica raz¨®n para que un d¨ªa tras otro recaiga en este insolidario h¨¢bito es que no dispongo de alternativas eficaces de transporte p¨²blico. Y ¨¦sa s¨ª que ser¨ªa la soluci¨®n eficaz a los atascos del puente de A Pasaxe.
El actual Gobierno de Galicia ha iniciado con desigual intensidad una pol¨ªtica renovadora en ordenaci¨®n del territorio, vivienda, energ¨ªa y, en general, servicios sociales ?Qu¨¦ hace falta, en esta Galicia que forma parte de una sociedad global energ¨¦ticamente averiada, para que se comprenda que la calidad de vida del futuro es equivalente a la cobertura y mejora del transporte p¨²blico?
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