En todos
En apenas una docena de a?os, desde finales de los cincuenta hasta principios de los setenta, m¨¢s de dos millones de espa?oles salieron del pa¨ªs como emigrantes. Muchos lo hicieron de manera ilegal, regulariz¨¢ndose despu¨¦s. Esos emigrantes tienen hijos, sobrinos, nietos. Imaginemos que al t¨ªo, a la madre o al abuelo los hubieran metido a?o y medio en la c¨¢rcel. Semejante burrada no s¨®lo habr¨ªa cambiado tr¨¢gicamente sus vidas, sino tambi¨¦n la de sus descendientes. Me pregunto cu¨¢ntos hijos y nietos de emigrantes habr¨ªan dejado de nacer si una ley parecida hubiera desbaratado el destino paterno. Y cu¨¢nta amargura podr¨ªan acarrear a sus espaldas (el peso del drama familiar) si hubieran nacido. Tambi¨¦n me pregunto cu¨¢ntos de esos descendientes hay en este PSOE capaz de aceptar con tanta ligereza una directiva que pisotea los derechos humanos y el ideal europeo.
Ma?ana se debate en el Congreso la Proposici¨®n No de Ley en Defensa de los Grandes Simios. ?Te parece que es un salto tem¨¢tico muy grande? Yo creo, en cambio, que la denuncia del atropello a los inmigrantes y la defensa de los grandes primates forma parte de la misma apuesta humanista, del desarrollo de la civilidad, de la construcci¨®n de un mundo mejor. Compartimos con los grandes simios el 99% de nuestro c¨®digo gen¨¦tico y se ha demostrado que son inteligentes, que tienen conciencia del yo, que son capaces de fabricar herramientas y transmitir cultura, esto es, conocimientos aprendidos y no innatos. Lo ¨²nico que pide la Proposici¨®n No de Ley es que se les proteja del maltrato y la esclavitud, de la tortura y la muerte. Algo tan b¨¢sico y tan simple para unas criaturas escalofriantemente pr¨®ximas a nosotros. Y algo sencillo de otorgar, porque ni cuesta dinero ni deber¨ªa ser un tema conflictivo. Hay que luchar contra la brutalidad en todos los frentes.
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