La mili de Luis Enrique
Luis Enrique andaba preocupado en aquellos d¨ªas porque, nada m¨¢s finalizar el Mundial, se ten¨ªa que ir a la mili. Pens¨¢bamos que eso no deber¨ªa ser un problema para un futbolista que, entonces, jugaba en el Real Madrid y era internacional. Entend¨ªamos que iba a pasar pocos d¨ªas en el cuartel. Ganar a Italia, para ¨¦l, ten¨ªa un doble premio: pasar a las semifinales y retrasar la incorporaci¨®n a filas. Jos¨¦ Luis Garci formaba parte del equipo de comentaristas de TVE en el Mundial de Estados Unidos por expreso deseo del director de la cadena, Ram¨®n Colom, para dar el toque especial que el campeonato adquir¨ªa al celebrarse en un pa¨ªs tan ajeno al f¨²tbol, pero tan extraordinario en el tratamiento de todo lo que sea un espect¨¢culo.
"Eso te lo arreglo yo. Voy a llamar al general M¨¦ndez Leite. T¨², a pensar en el partido", le dijo Garci
Garci, con un sombrero de paja que se hab¨ªa comprado y al que no le quitaba la etiqueta para demostrar que era nuevo, acompa?ado de su inseparable Olivetti typewriter, en presencia del padre de Fernando Hierro, hombre entra?able que comparti¨® con nosotros muchos ratos muy divertidos, se tom¨® a broma lo de la mili y, mientras tom¨¢bamos un caf¨¦ en el hotel, le dijo a Luis Enrique: "No te preocupes, que eso te lo arreglo yo. Voy a llamar al general M¨¦ndez Leite y todo solucionado". A Luis Enrique no s¨¦ si le hizo m¨¢s ilusi¨®n escuchar esas palabras de Garci o que Clemente le confirmase que iba a ser titular frente a Italia. ?As¨ª? ?Tan f¨¢cil? "Que s¨ª, hombre; que eso te lo arregla M¨¦ndez Leite en un minuto y, ahora, t¨², a pensar en el partido y nosotros nos vamos a Cambridge". "S¨ª, pero antes comemos", dijo Pepe, el padre de Hierro.
Cambridge es una peque?a ciudad, casi un barrio de Boston, donde se encuentra una de las universidades m¨¢s prestigiosas, Harvard. Durante la semana de ex¨¢menes finales, existe una tradici¨®n que se remonta al 21 de abril de 1957 y que consiste en la exhibici¨®n de la pel¨ªcula Casablanca en el famoso Brattle Theatre, situado en el n¨²mero 40 de Brattle Street. Garci y Casablanca. Estaba cantado que era una visita obligada. El Brattle Theatre puede pasar inadvertido a cualquier turista que se pase por all¨ª, pero, con tan singular cicerone, fue una experiencia ¨²nica. Lo mismo que el d¨ªa que nos llev¨® al caf¨¦ Carlyle, en Nueva York, donde Woody Allen tocaba el clarinete algunos lunes con sus amigos. L¨¢stima que Espa?a no llegara a Los ?ngeles, sede de la final. Se perdieron Sunset Boulevard, Malib¨², Hollywood, Beverly Hills... Y M¨¦ndez Leite dej¨® de ser general para volver al cine. Luis Enrique regres¨® a Espa?a con la nariz rota, eliminado y con la mili esperando. Pero esos males fueron ef¨ªmeros. Le arreglaron la nariz, la mili no fue tan mala aun sin nuestro general y el f¨²tbol le devolvi¨® la felicidad en el Barcelona y en la selecci¨®n.
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