El nuevo PP y Galicia
Mariano Rajoy ve ahora muchas materias de las que hablar con los nacionalistas y m¨¢s de un terreno en el que ser¨¢ posible llegar a lo que llama acuerdos razonables. ?Acaso vamos a renunciar a acuerdos con ellos para, por ejemplo, combatir los efectos de la crisis econ¨®mica?, se pregunta el l¨ªder del PP. Un dirigente del BNG ha dicho que de paso que se habla de econom¨ªa se puede hablar de m¨¢s cosas. Sin embargo, en Galicia sigue pendiente la articulaci¨®n de un discurso del PP ante el nacionalismo.
Descartada una hip¨®tesis de gran coalici¨®n entre populares y socialistas y teniendo en cuenta las dificultades de obtener mayor¨ªas absolutas, los pr¨®ximos a?os ser¨¢n de reflexi¨®n sobre qu¨¦ tipo de alianzas son realmente posibles y viables en esta comunidad. Durante mucho tiempo se crey¨® que el BNG s¨®lo pod¨ªa pactar con el PSOE, tanto por la actitud de rechazo del PP a cualquier concesi¨®n a los nacionalistas como por la cultura pol¨ªtica de ¨¦stos, entre quienes no es sorprendente encontrar personas afines con pol¨ªticos populares e incluso cr¨ªticas con los progres del PSOE, pero que a la hora de la verdad tienen prejuicios de fondo con respecto al Partido Popular. Quiz¨¢ porque a mucha gente del BNG le ata su creencia de que sus votos son mayoritariamente de izquierdas.
Hay dirigentes del PP que, al menos en privado, ya no ocultan su deseo de entenderse con el BNG
Sucede tambi¨¦n que el PP de Galicia, aun siendo una organizaci¨®n pol¨ªtica muy fuerte, carece de estrategia propia, ya que ¨¦sta se la marcan desde Madrid. Por eso adquiere tanta importancia observar hasta d¨®nde llega la mano tendida de Rajoy a los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, mientras se aguarda que Alberto N¨²?ez Feij¨®o aclare sus ideas al respecto y defina una pauta estable.
Desde el PP gallego creen que si empiezan a coquetear con el BNG ser¨¢n los nacionalistas los que obtengan beneficios, al desatar los celos del PSOE y, por tanto, poder vender m¨¢s cara su aportaci¨®n a un nuevo bipartito. Saben que eso debilitar¨ªa al PSOE -su adversario de fondo- pero no encuentran motivaciones propias que justifiquen tan audaz movimiento de ficha.
S¨ª hay algo que unos y otros saben: un primer pacto PP-BNG en Galicia ser¨ªa asequible para las bases nacionalistas si conllevase ceder la presidencia de la Xunta a Anxo Quintana, siguiendo un poco el modelo que aplica el PSOE con el PRC en Cantabria. Pero la principal ganancia del PP en esa operaci¨®n ser¨ªa desalojar al PSOE de la Xunta, lo cual le parece poca renta siendo el partido mayoritario.
Sin que nadie cuestione el liderazgo de N¨²?ez Feij¨®o, en el PP tampoco existe unanimidad sobre estos asuntos. Hay dirigentes del partido que, al menos en privado, ya no ocultan su deseo de entenderse con el BNG, no s¨®lo pensando en la Xunta, sino en las instituciones locales, donde el PP apenas rentabiliza su tremendo caudal de votos. Y por eso hubo intentos recientes de ensayar una experiencia piloto en un municipio de Pontevedra.
Lo que est¨¢ claro es que los estrategas de los tres grandes partidos van a tener que ponerse las pilas en busca de alianzas sin prejuicios ni tantos recelos como hubo en el pasado. Ni el PP es el partido heredero del franquismo ni el BNG es una fuerza pol¨ªtica fuera del sistema. Ambos son hoy en d¨ªa partidos b¨¢sicos que si bien empiezan a tener zonas de votantes comunes todav¨ªa est¨¢n lejos de considerarse rivales. Por el contrario, tanto populares como nacionalistas saben que se la juegan ante los socialistas, cuya capacidad de pacto es francamente superior.
Alejado Francisco V¨¢zquez de la toma de decisiones dentro del PSOE, ¨¦ste es hoy un partido muy flexible, capaz de dialogar con los populares pero tambi¨¦n con los nacionalistas. En realidad, su sue?o es el de convertirse en la primera fuerza pol¨ªtica de Galicia, pero eso parece estar incluso m¨¢s lejos que la alianza del PP con el BNG.
A corto plazo, lo m¨¢s probable es que se reedite el bipartito PSOE-BNG, quiz¨¢ con una correlaci¨®n de fuerzas distinta, competencias mejor distribuidas y enlazadas, y una pol¨ªtica de comunicaci¨®n que no haga aguas como en esta legislatura, tanto en los medios p¨²blicos como en esa escandalosa subasta de dinero a ciertos medios privados a los que el fraguismo acostumbr¨® a vivir a cuenta de la Xunta. xeira@mundo-r.com
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