El cardenal Marcinkus, acusado de ordenar el secuestro de una joven
El Vaticano considera "una infamia" la denuncia contra 'el banquero de Dios'
La Santa Sede calific¨® ayer de "infamia sin fundamento" las acusaciones lanzadas contra el cardenal Paul Marcinkus por Sabrina Minardi, testigo principal del caso que indaga la desaparici¨®n, en 1983, de la joven Emanuela Orlandi. Seg¨²n Minardi, el cardenal, que entonces era director del Banco Vaticano y que falleci¨® en 2006, orden¨® en 1989 a Enrico de Pedis que secuestrara a Orlandi, de 15 a?os, para que no revelara secretos de las finanzas vaticanas. Pedis fue amante de la testigo durante muchos a?os y era jefe de la banda de la Magliana (una mafia romana).
El proceso, cerrado en falso hace a?os, ha sido reabierto ahora, y el cartel original con su rostro angelical y la palabra "desaparecida" ha vuelto a las calles y los telediarios gracias a la declaraci¨®n de Minardi, que tras la muerte del notorio capo Enrico de Pedis, llamado Renatino, se cas¨® con el delantero del Lazio Bruno Giordano.
Minardi ha sostenido ante los magistrados que la muchacha fue secuestrada y asesinada por de Pedis cumpliendo ¨®rdenes de Marcinkus, porque su padre, Ercule, que era funcionario de la prefectura de la Casa Pontificia, hab¨ªa tenido en sus manos documentos comprometedores para el Vaticano que hab¨ªa visto sin querer.
Seg¨²n la versi¨®n de Minardi, Renatino le cont¨® la verdad bajo los efectos de la coca¨ªna, sustancia de la que ella a¨²n se encuentra en desintoxicaci¨®n, y luego se llev¨® a la tumba el secreto que explicaba la desaparici¨®n y muerte de Orlandi. De modo que los investigadores barajan otra vez la posibilidad, ya negada por el Vaticano varias veces, de pedir permiso para abrir su sepultura.
Renatino, ¨²ltimo gran capo de la hoy extinta Magliana, muri¨® acribillado a plena luz del d¨ªa el 2 de febrero de 1990 en la Via del Pellegrino, en pleno centro de Roma. Su esposa pidi¨® permiso al vicario de Roma para cumplir su voluntad y trasladar sus restos a la iglesia en la que se hab¨ªan casado. Lo consigui¨®, y en abril, s¨®lo dos meses despu¨¦s de su muerte, Renatino fue enterrado en secreto en la bas¨ªlica de Sant'Apollinare, que tiene alquilada el Opus Dei desde 1992. El vicario de Roma lo autoriz¨® porque el difunto "fue generoso" con la bas¨ªlica y sus pobres. El permiso concedi¨® a Renatino un entierro tard¨ªo y discreto, pero digno de un Papa, pues seg¨²n el derecho can¨®nico s¨®lo pueden ser sepultados en las iglesias "el romano pont¨ªfice, los cardenales y los obispos".
Quiz¨¢ por eso el Vaticano reaccion¨® ayer con ins¨®lita virulencia contra el tratamiento "sensacionalista y poco ¨¦tico" que ha dado la prensa a las acusaciones de Minardi.
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