La negaci¨®n del nacionalismo espa?ol
"Yo no soy nacionalista y el Partido Popular nunca ser¨¢ nacionalista ni caminar¨¢ por sus sendas como hacen otros". Lo dijo Mariano Rajoy en su discurso de presentaci¨®n de candidatura ante el congreso del PP. Poco importa, por lo que parece, que minutos antes se preguntara: "?Qu¨¦ es lo que yo defiendo?". Y respondiera as¨ª: "Que la naci¨®n espa?ola no es ni discutible ni interpretable. Yo no estoy dispuesto a permitir que se interprete". Poco importa que acto seguido dijera que estaba dispuesto a dialogar con los nacionalistas "dejando a salvo la unidad de Espa?a, la soberan¨ªa nacional y la igualdad de los espa?oles". Cuestiones "sobre las que no vamos a aceptar ninguna consideraci¨®n porque ellos est¨¢n tan obligados a respetarlas como nosotros". Poco importa que defina al PP como "un partido nacional y coherente con sus principios y su idea de Espa?a". Pese a este ramillete de sentencias, y otras muchas m¨¢s esparcidas a lo largo del discurso, Rajoy dice que ¨¦l no es nacionalista. Realmente es ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el ojo propio. ?Qu¨¦ es este discurso, por otra parte el del PP de toda la vida, si no nacionalismo espa?ol? ?Por qu¨¦ Mariano Rajoy no se reconoce como tal? Al fin y al cabo, ?qu¨¦ tendr¨ªa de extravagante que el que cree en la naci¨®n espa?ola como realidad "ni discutible ni interpretable" se proclame nacionalista espa?ol?
?Por qu¨¦ se averg¨¹enzan los nacionalistas espa?oles? Porque creen que as¨ª satanizan a los nacionalismos perif¨¦ricos
Esta confusi¨®n -deliberada o no- no es patrimonio exclusivo de Rajoy. Est¨¢ muy extendida en todo el espectro ideol¨®gico espa?ol. Y se basa en el razonamiento siguiente: el nacionalismo es por definici¨®n excluyente; los nacionalismos perif¨¦ricos son excluyentes porque definen unos paradigmas identitarios que convierten en figurantes o ciudadanos de segunda a los que no se identifican con ellos; la naci¨®n espa?ola no excluye a nadie, incluye a todos. Basta moverse dentro del propio discurso de Rajoy para comprender la falacia de este argumento. ?No es excluyente un discurso que niega a los ciudadanos que ponen en cuesti¨®n la unidad nacional el derecho a discutirla?
Pero hay otro argumento falaz muy repetido para negar la existencia del nacionalismo espa?ol, que Rajoy tambi¨¦n utiliza en su discurso: "No reconocemos los derechos colectivos sino los individuales". Yo tambi¨¦n creo que los derechos son individuales, pero, por lo general, se conquistan y se defienden colectivamente. Lo cual no es un detalle menor. ?Reconoce Rajoy a los ciudadanos de Catalu?a la posibilidad de que en el ejercicio del derecho a la libertad de expresi¨®n y de asociaci¨®n pol¨ªtica proclamen que Catalu?a tiene car¨¢cter de naci¨®n, como hicieron en su Estatuto, o esto no vale porque es un derecho colectivo? ?Proclamar que Espa?a no es ni discutible ni interpretable, e imponer a todos la obligaci¨®n de aceptarlo as¨ª, es la afirmaci¨®n de un derecho colectivo o la negaci¨®n de derechos individuales?
No deja de ser un poco obsceno -o abusivo- que el ¨²nico de los nacionalismos triunfantes de todos los hisp¨¢nicos, es decir, el ¨²nico que ha conseguido pasar de potencia a acto y tener un Estado, sea tambi¨¦n el ¨²nico que se niega a reconocerse en la condici¨®n de nacionalista. ?Por qu¨¦ se niega? Por varias razones: porque negarlo es una manera de eludir su car¨¢cter impositivo (c¨®mo se puede pretender que se ha impuesto una cosa que no existe); porque el nacionalismo espa?ol lleva un lastre pesado de la ¨¦poca en que era componente esencial del sistema ideol¨®gico del franquismo; porque reservar la etiqueta de nacionalismo para los nacionalismos perif¨¦ricos es una manera de marcarles, de situarles en un estadio ideol¨®gico arcaico alejado de la m¨²sica liberal contempor¨¢nea; y porque atribuyendo, por definici¨®n, a los nacionalismos perif¨¦ricos un car¨¢cter excluyente, niegan que el nacionalismo espa?ol tambi¨¦n lo tenga porque no existe.
No se me ocurre que Sarkozy, como cualquiera de sus antecesores, tenga verg¨¹enza de llamarse nacionalista franc¨¦s o cualquier presidente de Estados Unidos, nacionalista americano. Es impensable lo contrario. Sin embargo, ?por qu¨¦ se averg¨¹enzan los nacionalistas espa?oles? Porque en el fondo hay cierta conciencia del car¨¢cter precario -y complejo- de la naci¨®n espa?ola. Porque saben que es un sentimiento muy extendido pero no compartido por todos y mucho menos indiscutido. Y porque creen que as¨ª satanizan mejor a los nacionalismos perif¨¦ricos.
El discurso de Rajoy ha coincidido con los ¨¦xitos de la naci¨®n espa?ola de f¨²tbol. Los rituales de la tribu se han desplegado alcanzando momentos de insoportable ruido sideral. Como en todos los nacionalismos. Nada se parece m¨¢s a la celebraci¨®n de una victoria de la selecci¨®n espa?ola que la celebraci¨®n de una victoria del Bar?a. Si alguna diferencia hay es de idiosincrasia: los espa?oles son un poco m¨¢s exhibicionistas y extrovertidos que los catalanes. Pero, a m¨ª por lo menos, me parecen igual de fatuas, igual de horteras, igual de nacionalistas. Ni m¨¢s ni menos.
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