El Supremo de Estados Unidos ratifica el derecho a poseer armas
Por primera vez, el alto tribunal respalda la facultad individual de tener pistolas y fusiles - Tanto Obama como McCain se pronuncian a favor
En su primer pronunciamiento en la historia sobre el derecho constitucional a poseer armas de fuego, el Tribunal Supremo de Estados Unidos rechaz¨® ayer una ley local que las prohib¨ªa y, con ello, ratific¨® la vigencia de ese privilegio y cerr¨® un largo debate sobre uno de los asuntos m¨¢s pol¨¦micos de la Constituci¨®n y de la cultura norteamericanas. Los estadounidenses obtienen, por tanto, todo el respaldo legal para defenderse por s¨ª mismos, sin ceder plenamente al Estado el monopolio de la violencia.
Cerca de 30.000 personas mueren anualmente en EE UU por disparos
El 40% de los hogares tiene armas; se venden cuatro millones al a?o
La decisi¨®n del Supremo constituye una gran victoria de la Asociaci¨®n Nacional del Rifle (NRA, en sus siglas en ingl¨¦s) y de cientos de organizaciones de cazadores y amantes de las armas. Pero tambi¨¦n es un triunfo para millones de ciudadanos estadounidenses, muchos ellos atormentados por entornos criminales, que no conciben su vida sin una pistola al lado para proteger a su familia. Un 61% de los lectores que ayer entraron en la p¨¢gina web de un peri¨®dico de centro-izquierda como The Washington Post respald¨® la decisi¨®n del Supremo.
A grandes rasgos, la afici¨®n a las armas de fuego se corresponde con el grupo de ciudadanos m¨¢s conservadores, mientras que los que se definen como m¨¢s progresistas defienden su prohibici¨®n. Pero, en realidad, ¨¦ste es un asunto que desborda las barreras ideol¨®gicas y que est¨¢ profundamente enraizado en la naturaleza de esta naci¨®n y su fe en la libertad individual. De hecho, tanto el candidato dem¨®crata, Barack Obama, como el republicano, John McCain, respaldaron ayer, con leves diferencias de tono, la decisi¨®n del Supremo.
"Es una victoria hist¨®rica", manifest¨® McCain. "Siempre he cre¨ªdo en el derecho de los individuos a poseer armas, pero tambi¨¦n me identifico con la necesidad de las comunidades arrasadas por la violencia", declar¨® Obama.
El Supremo se pronunci¨® (cinco a cuatro) en contra de la ley vigente desde 1976 en la ciudad de Washington, distrito de Columbia, que proh¨ªbe la compra y posesi¨®n de armas. De esta manera, se corta cualquier intento de extender esa prohibici¨®n a otras ciudades y se sienta el principio sobre el que deben orientarse a partir de ahora las leyes al respecto.
Ese principio es el del derecho individual de los ciudadanos, no s¨®lo de los colectivos, a poseer armas. Esta capacidad era cuestionada por algunos sobre la base de que la enmienda constitucional en la que se ampara, aprobada en 1791, no es suficientemente clara al respecto. La segunda enmienda de la Constituci¨®n estadounidense dice literalmente: "Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, no se violar¨¢ el derecho del pueblo a poseer y portar armas".
La pol¨¦mica sobre c¨®mo interpretar esa frase se ha prolongado aqu¨ª durante a?os. El Supremo sentenci¨® ayer que los padres fundadores quer¨ªan claramente garantizar el poder de cada estadounidense a tener armas. "La Constituci¨®n no autoriza la prohibici¨®n a tener armas de fuego en casa para la autodefensa", escribi¨® el juez Antonin Scalia en nombre de la mayor¨ªa.
Con ese matiz, los jueces que firmaron la decisi¨®n de ayer aceptan, sin embargo, el poder de los legisladores y los Estados a limitar el derecho a portar armas fuera del per¨ªmetro del hogar. Sobre esto, as¨ª como sobre el tipo de armas permitidas, existe toda una amplia variedad normativa en diferentes partes del pa¨ªs.
Mucha de la legislaci¨®n restrictiva sobre las armas puede, no obstante, verse ahora amenazada. Wayne LaPierre, vicepresidente ejecutivo de la NRA, declar¨® ayer que la sentencia del alto tribunal es "el pistoletazo de salida de un proceso para librar a los ciudadanos de toda una serie de leyes que han venido priv¨¢ndoles de su libertad". La NRA ha anunciado varias iniciativas para denunciar ante los tribunales las medidas vigentes en algunas ciudades, como Chicago o San Francisco, que dificultan la posesi¨®n de armas.
Para los contrarios a esa tradici¨®n, lo que el Supremo ha hecho ha sido abrir la puerta para m¨¢s violencia. "Creo que la poblaci¨®n de este pa¨ªs estar¨¢ menos segura a partir de ahora", coment¨® la senadora dem¨®crata de California Dianne Feinstein.
Cerca de 30.000 personas mueren al a?o en EE UU por armas de fuego, aunque en m¨¢s de la mitad de los casos se trata de suicidios o accidentes. En el 40% de los hogares estadounidenses hay un arma de fuego, de las que se venden cada a?o cuatro millones. Se trata de un fen¨®meno, por tanto, muy extendido y aceptado por la poblaci¨®n. El vecino m¨¢s respetable del barrio m¨¢s burgu¨¦s puede tener una magnum en su mesilla de noche.
Muchos estadounidenses son conscientes de la rareza de esta pr¨¢ctica, pero la ven relacionada con su car¨¢cter individualista y rebelde, no con la tradici¨®n de violencia con la que nacieron y con la que se extendieron hacia el oeste. "?Qu¨¦ pa¨ªs puede preservar sus libertades si sus gobernantes no son advertidos de vez en cuando de que su pueblo conserva el esp¨ªritu de resistencia? ?Dejadles tener armas!", escrib¨ªa Thomas Jefferson en 1787. Hoy, un 72% de la poblaci¨®n respalda esas palabras.
La base legal
- La segunda enmienda. Versa sobre el derecho a poseer armas de fuego. Fue promulgada en 1791. Su traducci¨®n al espa?ol es: "Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, no se violar¨¢ el derecho del pueblo a poseer y portar armas".
- El origen del conflicto judicial. El distrito de Columbia prohibi¨® en 1976 la posesi¨®n de armas de bajo calibre. Shelly Parker, una afroamericana y madre soltera, acudi¨® a los tribunales argumentando que el gobierno local no ten¨ªa derecho a prohibirle la tenencia de armas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.