La orden del Finnegans (bis)
Ya s¨¦ que el t¨ªtulo se parece mucho al que puso Enrique Vila-Matas a su art¨ªculo del domingo pasado; no se trata de un plagio (que ganas no me faltan), sucede que por caprichos del destino irland¨¦s, pertenecemos a la misma orden de caballeros, una orden cuyo nombre remite, en primer lugar, a Finnegans Wake, de James Joyce, una obra medianamente inexpugnable donde el ¨®rgano sexual femenino lleva este contagioso nombre: pussypussy plunderpussy; y quien rueda por una escalera lo hace as¨ª: bababadalgharaghtakamminarronnkonnbronntonnerronntuonthunntrovarrhounawnskawntoohoohoordenenthurnuk. Pero el nombre de esta orden tambi¨¦n remite al Finnegan's pub, un bar oscuro y acogedor que est¨¢ en Dalkey, un pueblo en la periferia de Dubl¨ªn donde de tarde en tarde aparece, con la intenci¨®n de beberse un par de tilas, la desasosegante Sinnead O'Connor. Los otros caballeros de esta orden reci¨¦n fundada son el escritor Eduardo Lago, que es de todos qui¨¦n m¨¢s se ha adentrado en los misterios de Finnegans Wake; el ilustre editor Malcolm Otero Barral y el escritor Antonio Soler, que pese a las apariencias no es mi primo, sino mi eterno vecino en las estanter¨ªas. Los caballeros de esta orden, que ir¨¢ creciendo a raz¨®n de un nuevo caballero cada a?o, somos forofos de Joyce y de su novela Ulises, y hemos suscrito el compromiso de asistir cada 16 de junio, Bloomsday, a leer de forma colectiva y en voz alta un cap¨ªtulo del libro, desde la altura, m¨¢s bien modesta, de la torre Martello. Mi primera experiencia con este libro mitol¨®gico tuvo lugar cuando era yo un muchacho y fue arruinada por el escritor mexicano Salvador Elizondo, que, al verme sentado en un caf¨¦ descifrando el laberinto de Ulises, me dijo: "Ese libro hay que leerlo en ingl¨¦s, leerlo en castellano es una aut¨¦ntica burrada". La segunda experiencia, que se produjo en el a?o 2001, justamente cuando estaba a punto de mudarme a vivir a Dubl¨ªn, fue completamente distinta y me reconcili¨® con la obra; me encontraba especialmente receptivo, a punto de vivir en el plat¨® de Ulises y, por otra parte, acababa de ser padre y esto me hizo leer, con m¨¢s atenci¨®n que la primera vez, los sabios y conmovedores exabruptos sobre la paternidad que aparecen en el cap¨ªtulo 9 y que se disparan por toda la obra, gravitando alrededor de esta l¨ªnea, cargada de escepticismo y de mala leche: "La paternidad quiz¨¢ sea una ficci¨®n legal", dice Stephen Dedalus, despu¨¦s de reflexionar sobre la inferioridad de los hombres frente al amor matris, frente la venerable grandeza del pussypussy plunderpussy.
El a?o que viene se armar¨¢ a un nuevo caballero en la torre Martello, con un toque del 'Ulises' en el hombro
Lo primero que hice llegando a Dubl¨ªn fue irme a plantar a la torre Martello (primer cap¨ªtulo de Ulises y plataforma de despegue de la orden de Finnegans), caminar por Sandymount Strand, (segundo cap¨ªtulo), y comenzar a leer Ulises en ingl¨¦s. En esa tercera ocasi¨®n descubr¨ª a Joyce en su lengua original y qued¨¦ deslumbrado, y tambi¨¦n severamente perturbado, porque el viejo maestro dublin¨¦s, le¨ªdo en espa?ol, me hab¨ªa parecido un poco distante y fr¨ªo, y cuando empec¨¦ a leerlo en su lengua percib¨ª inmediatamente otra m¨²sica, un swing florido y sonoro que me record¨® inmediatamente a la prosa potente y tropical de Guillermo Cabrera Infante, escritor cubano que, como no pod¨ªa ser de otra manera, tradujo al espa?ol el libro Dubliners, del mismo Joyce. La experiencia de leer a Joyce en su ciudad me dej¨® tan entusiasmado que me mud¨¦ a vivir con mi familia a un piso alto desde donde pod¨ªa verse la Martello Tower; y si la sensatez y el buen juicio de mi mujer no hubieran parado en seco mi proyecto, hubiera rebautizado a mi hijo como Stephen Dedalus Soler. El a?o entrante, los caballeros de la orden del Finnegans tendremos la primera sesi¨®n ordinaria, en la c¨²spide de la torre Martello y ah¨ª mismo armaremos, con un toque del libro en el hombro, al nuevo caballero. Mientras tanto, tenemos la obligaci¨®n de hablar de Ulises, ese es el objetivo de estas l¨ªneas que son, para decirlo en terminos joycianos, "words of words for words", 'palabras'.
Jordi Soler es escritor.
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