Promesas cumplidas, diversi¨®n asegurada
A 15 metros del suelo Mar¨ªa Hern¨¢ndez, de 25 a?os, est¨¢ enganchada con un arn¨¦s a una cuerda. Bajo sus pies se celebra la ceremonia de apertura, pero ella s¨®lo puede pensar en la muerte. Sobre todo cuando desde el lateral de la tirolina en la que anda subida escucha gritar: "Vuelve, vuelve, que esto se ha roto". "A m¨ª, del miedo, me entr¨® un ataque de risa. La adrenalina ha sido m¨¢s que si me hubiera tirado". La tirolina que cruza de lado a lado del escenario principal es un de los juguetitos extramusicales del Rock in Rio. Ayer estuvo rota durante una hora, pero pronto se solucion¨® el cable destensado y Mar¨ªa pudo volver a jug¨¢rsela sin miedo. El festival, con todas las obras terminadas, ha cumplido su palabra y ayer ofreci¨® mucho m¨¢s que m¨²sica. Batucadas, restaurantes de comida r¨¢pida, desfiles de moda, pista de nieve? todo funcionaba a la perfecci¨®n y en todos los puestos hab¨ªa una azafata para echar una mano. Buena parte del p¨²blico prefer¨ªa recorrer el recinto de puesto a puesto que ver los conciertos. La oferta era tentadora.
Como las bodas. Sonaba Manolo Garc¨ªa de fondo cuando un reverendo negro alzaba sus brazos y "por el poder del preservativo" declaraba marido y mujer y mujer a un tr¨ªo que se casaban bajo la mirada de un Elvis calentorro que conejeaba a su lado. Una bailarina lanzaba preservativos desde un piano blanco, mientras los adolescentes se lanzaban como si fuesen caramelos y ellas, los Reyes Magos. A veces el marketing tiene su gracia. O no. Las bodas —se celebraron ayer m¨¢s de 100, evidentemente, sin validez alguna— eran otra de las atracciones estrella que junto a la noria gigante y la tirolina m¨¢s colas concentraba.
Alrededor de la profil¨¢ctica boda, unas 15.000 personas bailaban m¨²sica dance. Al lado una chica se hac¨ªa un corte de pelo, otra tocaba la guitarra y otra se sacaba el carn¨¦ joven en una carpa repleta de ordenadores?
Pero no todo lo prometido se materializ¨® de igual forma. "Llevo 30 minutos de reloj en esta cola". Lola no esperaba ante ninguna atracci¨®n, sino a las puertas del ba?o, una especie de casetas de pl¨¢stico que no fueron suficientes para los 50.000 asistentes que se mov¨ªan por esta inmensa feria de pueblo (grande) con pista de hielo. Todo aderezado con desfiles de c¨®micos, dragones chinos y algo de m¨²sica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.