Centro comercial con canciones de fondo
Rock in Rio arranca como se esperaba: m¨¢s parque de atracciones que concierto
Nunca alguien fue vestido tan poco rockero a un concierto de rock. Apunten: chaqueta roja con un vistoso broche en la solapa de un perro azul, falda blanca ancha con estampados florales y zapatos de tac¨®n alto abiertos de color rojo. La due?a de esta indumentaria: Esperanza Aguirre.
Esto es Arganda del Rey, a 30 kil¨®metros de la capital. La presidenta entr¨® en la carpa VIP a eso de las siete de la tarde y dio por inaugurado Rock in Rio, con una buena entrada en su primer d¨ªa: unas 50.000 personas (el recinto puede albergar a 100.000) siguieron la actuaci¨®n de la estrella de la jornada, el veterano canadiense, de 62 a?os, Neil Young.
En este Rock in Rio conviene detenerse en los detalles. Por ejemplo, las caracter¨ªsticas de esta zona VIP. Una inmensa carpa enmoquetada, con un generoso pu?ado de camareros a disposici¨®n de los casi 2.000 privilegiados, una selecci¨®n de manjares gastron¨®micos y unas escaleras para acceder a una terraza donde, en plan emperador romano, los habitantes VIP reparten su bendici¨®n sobre el pueblo.
Desde el escenario principal, un coro enton¨® Imagine, de John Lennon, para saludar a la presidenta, y ¨¦sta hasta amag¨® con unos leves movimientos de piernas cuando lleg¨® aquello de "imagine all the people, sharing all the world, ooooo...". La imagen de Aguirre apareci¨® en la pantalla principal, y de los pocos asistentes que estaban en ese momento surgieron abucheos. "Rebeldes por naturaleza", dijo alguien del entorno de Aguirre. Al instante, el coro qued¨® mudo y sonaron unos guitarrazos. Ella aprovech¨® el barullo para largarse, entre sonrisas. Un s¨¦quito de casi 25 personas la segu¨ªa. Estuvo unos 10 minutos. Rock in Rio comenzaba.
?Que si este festival es distinto a, por ejemplo, Benic¨¤ssim, Vi?a Rock o Summercase? S¨ª, muy diferente. Algunos ejemplos. El m¨¢s evidente te golpea nada m¨¢s entrar: Burger King, El Corte Ingl¨¦s, L'Oreal... ?Ha ido usted alguna vez a esa mole del consumo que es La Vaguada? Pues muy parecido. Atenci¨®n, padres, esto es un chollo para sus v¨¢stagos. Fuentes para darse un chapuz¨®n, ruletas para ganar una bicicleta, la posibilidad de jugar al videojuego del momento, Guitar Hero... Y te regalan chuches o globos gigantes si aguantas una moderada cola. Ah¨ª est¨¢ la familia Pazos, con sus tres generaciones. Miguel ?ngel, su hermana, el hijo de ¨¦sta (de 18 meses) y los abuelos del peque?o, de 70 a?os. "Hemos venido al acontecimiento, a ver si se cumplen las promesas que han hecho con ese enorme despliegue publicitario", dice Miguel ?ngel, que apunta varias pegas: "Hay muy pocas sombras y la hierba no llega a todos los sitios". Pero este espectador, de 42 a?os, no puede negar que la vista es deslumbrante.
Si te colocas en el centro de la ciudad (y conviene no hacerlo a las seis de la tarde por el pu?etazo de 40 grados), la vista puede ser grandiosa: fuentes, carpas la mar de modernas, juegos, cachivaches, tipos con carritos transportando a la gente, hermosas azafatas, malabaristas, pista de esqu¨ª, la gente pas¨¢ndoselo en grande... Y al final, el descomunal escenario principal, todo decorado en elegant¨ªsimo plata. Un prodigio, se?ores. Atenci¨®n al caso de otra familia, la de Mari Carmen Mart¨ªnez, que informa de que han acudido "a pasar el d¨ªa". Tan ricamente. Mientras, sus hijos, de 7 y 10 a?os, se lo pasan bomba en una fuente. Mari Carmen confiesa que no ha pasado por taquilla. "Me han dado unas invitaciones". Como muchos asistentes.
Es dif¨ªcil aburrirse en Rock in Rio, pero debes hacer ejercicio: 200.000 metros cuadrados de diversiones esperan a los asistentes. Se viven escenas curiosas, como esa chica que apura un porro viendo a Loquillo cuando, a su lado, un padre reprende a su hijo por chinchar a su hermano. Cosas de la cultura del centro comercial.
El marroqu¨ª Moureddine Tsouli, un inform¨¢tico de 42 a?os que vive en T¨¢nger, ha acudido al festival por el m¨¦todo ortodoxo (ha abonado los 65 euros) y persigue un ideario noble: viene a Rock in Rio a escuchar canciones. "Tengo ilusi¨®n por ver, sobre todo, a Neil Young. Pero tambi¨¦n a Alanis Morissette y a Manolo Garc¨ªa", apunta Tsouli.
A ¨²ltima hora de la noche se estaba c¨®modo y agradable en el festival. La gente se desperdigaba por el c¨¦sped (artificial), muchos tumbados, escuchando al gran Neil Young. Ya quedaban pocos cr¨ªos. Hoy, a las seis de la tarde, se abrir¨¢ otra vez el parque de atracciones? con canciones de fondo.
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