El placer de ir caminando hasta el trabajo a lo largo de la R¨ªa

El director art¨ªstico del Teatro Arriaga ha vivido largas temporadas en espectaculares ciudades con arquitecturas de lo m¨¢s diverso: Washington, Buenos Aires, Santiago de Chile, La Habana, Tokio, Par¨ªs, Roma, Venecia, Toulouse,... Con todo, Emilio Sagi (Oviedo, 1948) parece realmente sincero cuando afirma estar "enamorado de Bilbao". "Es una ciudad apote¨®sica, con todo ese paseo de la R¨ªa y la reconversi¨®n a una especie de est¨¦tica posindustrial, de hierros y edificios nuevos", asegura.

Su anterior residencia estable se hallaba en Madrid, donde gustaba de caminar por la Plaza de Oriente y frente al Palacio Real. En Bilbao tambi¨¦n ha hallado su paseo predilecto cerca de su despacho. Propone ir desde el Arriaga hasta el Palacio Euskalduna, siguiendo el curso de la R¨ªa. Es un itinerario que conoce bien, pues el primer tramo, entre el coliseo municipal y el Campo Volant¨ªn lo cubre a diario cuando se encuentra en su nueva casa. "Me encanta ir por El Arenal cerca del r¨ªo. Cuando hay marea alta, huele un poco a mar, que me gusta mucho. Me encanta que los edificios de la otra orilla se reflejen en el agua cuando est¨¢ muy quietecita. Llego al teatro con muy buen humor", dice alguien que ha convertido en un placer el camino diario a su trabajo.

"Me encanta ir por El Arenal", confiesa el director art¨ªstico del Teatro Arriaga

El Arenal es aqu¨ª su gran aliado, su remanso de paz, y entre sus ¨¢rboles, fuentes, bancos y dem¨¢s mobiliario escoge el quiosco. "Cuando vengo alg¨²n d¨ªa en fin de semana y hay concierto, me encanta ver a toda la gente y escuchar la m¨²sica. Quioscos hay muchos en Espa?a, pero ¨¦ste es muy bonito y adem¨¢s funciona, hay banda. En muchos no la hay", se?ala.

La ruta contin¨²a. A la derecha queda el Ayuntamiento de la villa y por el Campo Volant¨ªn se llega hasta el Zubi zuri, la pol¨¦mica pasarela dise?ada por Santiago Calatrava. Toca cruzar a la otra orilla del Nervi¨®n y empezar, frente a los rascacielos de Isozaki Atea, una segunda etapa que transcurre entre esculturas y arbolado. De las primeras, la preferida de Sagi es Mam¨¢, la gran ara?a de Louise Bourgeois que se levanta junto al Museo Guggenheim. Y su felicidad parece completa al verla junto a Arcos rojos, la intervenci¨®n del artista Daniel Buren alzada sobre el Puente de La Salve para conmemorar el d¨¦cimo aniversario de la pinacoteca.

"Me parece muy pop, sobre todo de noche, cuando cambia de iluminaci¨®n. A m¨ª me encanta la cultura pop", confiesa un enamorado de las "pel¨ªculas antiguas". Y tambi¨¦n le agrada que en buena parte del camino quede a la vista el tranv¨ªa, su tendido el¨¦ctrico y sus v¨ªas. "Si me canso, lo cojo. Desde muy peque?o soy aficionado a trenes y tranv¨ªas y, cuando voy a alguna ciudad tipo Viena, me gusta ir a las estaciones y ver a d¨®nde van los trenes. Me encantan esos largos que van a San Petersburgo y Mosc¨²", precisa quien durante dos veranos, siendo estudiante, trabaj¨® como gu¨ªa tur¨ªstico en la capital austriaca.

El recorrido termina junto al Museo Mar¨ªtimo R¨ªa de Bilbao, y las ¨²ltimas vistas son las embarcaciones que ocupan su dique junto a la gr¨²a Carola. A la hora del aperitivo, Sagi propone desandar lo andado y sumergirse en el mar de bares que es el Casco Viejo, un buen lugar para un hombre que ha sucumbido al chiquiteo. "Me parece muy divertido, y aqu¨ª es una costumbre muy graciosa, porque enseguida hablas en la barra de los bares con la gente. Me gusta mucho", reconoce.

A la hora de comer, sugiere ir a El Perro Chico, en Bilbao la Vieja, donde tiene por costumbre pedir bonito laminado. Y si hay que tomar un trago largo, su predilecto es el gin tonic de Bombay.