Cabezas cortadas
El ensordecedor estr¨¦pito orquestado por la coalici¨®n negativa formada dentro del PP para impedir -infructuosamente- la renovaci¨®n del mandato presidencial de Rajoy en el XVI Congreso de Valencia dedic¨® una ruidosa atenci¨®n a deslegitimar el procedimiento electoral vigente, que fue aplicado en el pasado para proporcionar abrumadoras mayor¨ªas b¨²lgaras -una ir¨®nica referencia a las votaciones un¨¢nimes de la Bulgaria comunista- a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y a l¨ªderes regionales como Esperanza Aguirre. Esa elecci¨®n en segundo grado era llevada a cabo por compromisarios previamente elegidos sin pugna competitiva por un n¨²mero ¨ªnfimo de militantes manipulados por el aparato partidista.
Una enmienda presentada en Valencia por compromisarios madrile?os afines a Esperanza Aguirre propuso reformar los estatutos del PP para elegir a su presidente directamente por todos los militantes del partido. Algunas confusas referencias a las primarias americanas parec¨ªan aludir al mismo tiempo a la designaci¨®n directa por los afiliados del candidato del PP a la presidencia del Gobierno. En realidad, el modelo propuesto como espejo no era el sistema estadounidense, sino otra experiencia ensayada sin ¨¦xito en Espa?a y Francia: la bicefalia -como los santos patronos de Santander, Emeterio y Celedonio- del secretario general socialista (Almunia, Hollande) designado en un congreso, y el candidato presidencial (Borrell y Royal) nombrado por los militantes.
Los nuevos estatutos del PP impiden la bicefalia representada por el presidente del partido y el candidato electoral
La comisi¨®n de estatutos del XVI Congreso del PP aprovech¨® la m¨²sica democratizadora de esa iniciativa para darle la vuelta sin despojarla de su esp¨ªritu. La reforma finalmente aprobada ha cerrado el resquicio antes abierto para un eventual golpe de mano en favor de la bicefalia. El aspirante del PP a la presidencia del Gobierno era designado hasta ahora por la Junta Directiva Nacional, el m¨¢ximo ¨®rgano entre congresos. En adelante (la modificaci¨®n ha entrado ya en vigor incluso para los cinco congresos regionales previamente convocados), el presidente nacional o regional del PP ser¨¢ tambi¨¦n el candidato del partido en ese ¨¢mbito territorial. Cualquier aspirante a desbancar a Rajoy como candidato electoral en 2012 mediante una emboscada en la Junta Directiva Nacional deber¨¢ renunciar a ese atajo.
La reforma de los estatutos introduce otra novedad, claramente emparentada con las primarias americanas. Los aspirantes a la presidencia del PP nacional, regional o provincial podr¨¢n hacer campa?a ante las bases -cumpliendo algunos severos requisitos, pero con igualdad de oportunidades y la neutralidad de la organizaci¨®n- a fin de pedir a los militantes el voto favorable para los compromisarios que formen parte de su equipo y hayan aceptado el mandato imperativo de respaldar su candidatura en el congreso si pasa el corte del 20% de delegados. Caso de que el experimento funcionara, la reforma significar¨ªa un notable paso hacia delante en la democratizaci¨®n de los partidos. -
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