Los 20 oprimidos
Es conocido el drama que vive la lengua inglesa en el mundo, acosada y despreciada, perseguida descaradamente por los nacionalistas de aqu¨ª o all¨ª, sus hablantes encuentran dificultades doquiera van. No menos dram¨¢tica es la situaci¨®n de la lengua castellana, ¨¦sta en la que escribo, la nuestra, la com¨²n. Una lengua que se extendi¨® por el mundo sin imposici¨®n y con benevolencia, gracias a que gallegos, catalanes, vascuences y abor¨ªgenes americanos deseaban con vehemencia conocerla, hablarla y a¨²n escribirla, abandonando sus torpes e infantiles chapurreos pero que hoy, ?ay!, vive horas amargas.
Es cierto que nuestros abuelos hablaban la lengua gallega, pero lo hac¨ªan sin mala fe, era por ignorancia de la lengua com¨²n, la verdadera. Nosotros hoy, gracias sean dadas, hablamos y escribimos correctamente el castellano y nuestros hijos ya saben conjugar el pret¨¦rito perfecto, "he dicho", cuando para nosotros, antes, lo perfecto era indefinido, "dije". Desde la secular ignorancia gallega no hemos dejado de progresar, hablaremos al fin como en Chamber¨ª, "el Madr¨ª ha ganao" (repitan). Aunque, por culpa de la dichosa Constituci¨®n que reconoce a las nacionalidades hist¨®ricas y sus lenguas, y de la autonom¨ªa a¨²n vigente, nuestros hijos son obligados a estudiar la lengua auton¨®mica, que no es la com¨²n. Menos mal que no es obligatorio conocerla, a diferencia de la verdadera. (General¨ªsimo, vuelve. Estamos hu¨¦rfanos, a merced de esos nacionalistas. ?Antes hab¨ªa un solo nacionalismo, el com¨²n, y nos bastaba!)
Todo Madrid est¨¢ invadido de ideolog¨ªa auton¨®mica y no hay taxista que no hable vasco
Pero si en la tierri?a vivimos cuitas qu¨¦ no vivir¨¢n las personas m¨¢s sensibles, los mejores, esos intelectuales que padecen en su Madrid las insidias de los insidiosos nacionalistas. Son intelectuales que tienen la piel m¨¢s sensible, las antenas m¨¢s alerta y por ello sufren m¨¢s y detectan antes las asechanzas a la lengua com¨²n, la de toda su vida.
Veinte de ellos, sin duda la vanguardia, se han rebelado contra tanto descaro y han levantado la bandera de la verdadera Espa?a, la de siempre. "?No m¨¢s ultrajes a la lengua com¨²n!, ?Basta ya!", han clamado y exclamado (?o es "clamaron" y "exclamaron"? Malditos antepasados nuestros que tardaron tanto en pasarse a la lengua com¨²n, nos han transmitido sus dudas e incertezas indefinidas).
Y es que viven hostigados. Parece ser que cuando se acercan a un quiosco de prensa en el barrio de Salamanca s¨®lo hallan prensa escrita en lenguas que no son la com¨²n. All¨ª est¨¢n peri¨®dicos deportivos escritos en catal¨¢n, ?condenados polacos!, diarios generalistas escritos en balbuceos vascongados y revistas del coraz¨®n en el torpe gru?ir de los gallegos, esa habla de pastorcillos apta para hablar a los animales. Cuando encienden sus televisores emergen lenguas no comunes, les resulta imposible o¨ªr a un presentador del telediario o a un anunciante en la lengua com¨²n, la buena, la nuestra, la verdadera, la de all¨ª. Est¨¢n invadidos y acosados. Incluso la informaci¨®n deportiva est¨¢ pervertida por los nacionalistas no comunes, ah¨ª est¨¢n las selecciones vascas, catalanas, gallegas, con sus banderas y sus exclamaciones auton¨®micas. ?Qu¨¦ decir de las pel¨ªculas, si hasta las americanas las traducen todas al gallego! Cuentan que en la misma Plaza de Col¨®n, ?insignia de la Hispanidad!, han levantado un gran m¨¢stil con las banderas de las nacionalidades. Todo Madrid est¨¢ invadido de ideolog¨ªa auton¨®mica y no hay taxista que no te hable vasco ni camarero que no te conteste en catal¨¢n cuando uno le inquiere en correcto castellano. Si hablas la lengua verdadera te miran mal y te expones a un disgusto, tal es el encanallamiento al que se ha llegado en el odio a nuestra lengua com¨²n.
?Que no sufran en vano! Pues se sacrifican por nosotros para que no recaigamos en los vicios de nuestros abuelos. Ellos, por no ser catalanes, vascos ni gallegos o por serlo pero haberse curado sus antepasados a tiempo, no han heredado nuestras m¨¢culas, est¨¢n limpios. Son los comunes, un ejemplo a imitar. Escuchemos su voz y admiremos su gesto gallardo. All¨ª est¨¢n en su Madrid rodeados por auton¨®micos varios, defendiendo la lengua com¨²n, hoy en peligro en el mundo como confirman todas las estad¨ªsticas. ?H¨¦roes solitarios necesitan apoyo! Firmemos y que salgan nuestros v¨¢stagos con huchas a la calle para recaudar fondos solidarios (La culpa es de Zapatero, lo sabe bien Rosa D¨ªez).
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