Terminator en Hautacam
Valverde ir¨¢ al Tour por primera vez de favorito y vestido con el 'maillot' de campe¨®n de Espa?a
En teor¨ªa Alejandro Valverde no teme nada, ni siquiera que el cielo se desplome sobre su cabeza. Le gustan los coches deportivos y r¨¢pidos -el ¨²ltimo que se ha mercado, un Nissan R8, coup¨¦ legendario de ocho cilindros- y tambi¨¦n las motos potentes. Estos d¨ªas anda sac¨¢ndose el carnet para manejarlas, pero en su casa de Las Lumbreras (Murcia) ya tiene aparcada una Harley Davidson. "Es la Fat Boy 1.600, la de Terminator", dice con su sonrisa p¨ªcara. Claro que uno tiene que hacer un esfuerzo para imaginarse al menudo Valverde, 61 kilitos de hueso, m¨²sculo fino y fibra, transformado en el bruto de Schwarzenegger, mand¨ªbula cuadrada y b¨ªceps reventando chupas de cuero, pero viniendo de Valverde la idea, tampoco le parece descabellada. No hay nada que, al parecer, pueda interponerse entre los deseos, o caprichos, del ciclista murciano y su concreci¨®n en deslumbrante realidad. Por ejemplo, dos a?os despu¨¦s de que la Operaci¨®n Puerto acabara con la carrera de decenas de ciclistas, algunos, como Basso o Ullrich, de los mejores del mundo, Valverde, que anduvo tocado las dos ¨²ltimas temporadas porque el nombre de su perro, Piti, figuraba en alguna lista de Eufemiano Fuentes, ha superado los traumas y luce m¨¢s lozano que nunca, convencido de que es un elegido.
"Mi reto es el Tour. Creo que, si no tengo mala suerte, lo puedo ganar", dice Valverde
"Antes se agobiaba si no se entrenaba. Ahora escucha su cuerpo", cuenta su preparador
Este 2008 ha corrido menos que nunca y ha ganado tanto como siempre, o incluso m¨¢s, una Lieja, una Dauphin¨¦ e incluido, ayer, en Talavera de la Reina (Toledo), en el circuito del Pi¨¦lago, el campeonato de Espa?a por primera vez, un t¨ªtulo que le permitir¨¢ rodar todo el a?o vestido de rojo y gualda. Y Valverde, que es un hombre de s¨ªmbolos, lo valorar¨¢ enormemente.
Hace unas semanas, en Sierra Nevada, la monta?a granadina a la que el murciano ha cogido el gusto como lugar de meditaci¨®n y recogimiento, a Valverde se le planteaba una elecci¨®n: ?qu¨¦ es mejor, un t¨ªtulo ol¨ªmpico, la gloria de los inmortales, los cinco anillos bordados en el maillot durante cuatro a?os, o el Mundial, el maillot arco iris. "Pues no s¨¦", respondi¨® Valverde. "La verdad es que ahora, si me dan a elegir, preferir¨ªa llevar todo un a?o el maillot arco iris de campe¨®n del mundo que llevar cuatro los aros bordados en el jersey". Y aunque, claro, quiz¨¢s en esta idea tenga algo que ver el que Valverde ya haya sido dos veces (2003 y 2005) subcampe¨®n del mundo y una vez (2006) tercero, y tampoco andar¨¢ muy lejos el que el campe¨®n ol¨ªmpico de Atenas, Paolo Bettini, tambi¨¦n sea el campe¨®n mundial los dos ¨²ltimos a?os, 2006 y 2007, seguramente lo principal, lo que m¨¢s le atrae, sea el derecho que da un maillot distintivo a destacar entre la masa, entre todos los dem¨¢s. Y a una semana del Tour -mejor, a cinco d¨ªas: el pr¨®ximo s¨¢bado, 5 de julio, partir¨¢ la grande boucle de Brest, en Breta?a-, nada m¨¢s distinguido acude a la imaginaci¨®n que un maillot amarillo. "Y tampoco lo descarto. Mi reto es el Tour. Y si no tengo mala suerte, lo puedo ganar", dice Valverde. Tras el Giro rosa de Alberto Contador, continuar¨ªa as¨ª el ciclista del Caisse d'?pargne con la din¨¢mica de ¨¦xito de no s¨®lo el ciclismo espa?ol, y no s¨®lo en el Tour (victorias en 2006 de ?scar Pereiro y en 2007 de Contador), sino de todo el deporte espa?ol.
En Sierra Nevada, adonde volvi¨® la semana pasada despu¨¦s de su victoria en la Dauphin¨¦ para afinar su puesta a punto de cara al Tour, Valverde da muestras de una madurez desconocida. Por ejemplo, una noche se baja al cine a Granada, y regresa entrada la madrugada al hotel Kenia. Y un d¨ªa de niebla y nieve prefiere quedarse a jugar al billar en el hotel que coger la bicicleta y mojarse fuera. "Esto es magn¨ªfico, es una muestra de su personalidad", dice Jes¨²s Hoyos, el m¨¦dico del equipo y preparador de Valverde. "Antes se agobiaba much¨ªsimo si no pod¨ªa entrenarse un d¨ªa y acababa pas¨¢ndose. Ahora conoce mucho mejor su cuerpo, sabe escucharlo y sabe lo que necesita". A ello habr¨¢ contribuido su paternidad, su crecimiento -ya tiene 28 a?os- y, sobre todo, el hambre de bicicleta. "Ahora voy a las carreras con ganas de comerme la carretera", dice. "He competido tan poco que llegar¨¦ al Tour con menos de 30 d¨ªas, y muy fresco mentalmente porque, por primera vez, no me est¨¢n agobiando con al Operaci¨®n Puerto".
No, ahora su ¨²nico desasosiego conocido es el que le provoca Hautacam, el puerto pirenaico que se presenta en el horizonte como su gran enemigo en el Tour que ahora empieza. "Pero lo bueno es que me llega en la primera semana, cuando m¨¢s fuerte estar¨¦", dice Valverde, quien, aunque en vez de Harley Davidson corra en Francia con una Pinarello a pedal no por ello dejar¨¢ de sentirse Terminator. Y de rojo y amarillo.
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