'La mosca' despliega las alas en Par¨ªs
David Cronenberg convierte en ¨®pera su pel¨ªcula de culto con ayuda de Pl¨¢cido Domingo y del compositor Howard Shore - El Ch?telet acoge hoy el estreno mundial
La mosca cuenta la historia de un cient¨ªfico que funde sus genes con los del molesto insecto alado para convertirse en otro ser. Esta pesadilla, que David Cronenberg film¨® en 1986, marc¨® a toda una generaci¨®n y con los a?os se ha convertido en una pel¨ªcula de culto.
El realizador canadiense, el compositor Howard Shore, ganador de tres oscars por la banda sonora de El se?or de los anillos, y Pl¨¢cido Domingo como director musical llevan tres a?os desarrollando su propio experimento gen¨¦tico-cultural: convertir este relato de George Langelaan, que se llev¨® al cine por primera vez en los a?os cincuenta, en una ¨®pera. El estreno mundial de esta coproducci¨®n entre el Teatro del Ch?telet y la ?pera de Los ?ngeles ser¨¢ hoy en Par¨ªs, donde est¨¢n previstas cinco representaciones.
Durante el ensayo general del lunes por la noche, con el teatro a rebosar -no todos los d¨ªas se produce un estreno mundial con ese cartel-, el p¨²blico ovacion¨® un espect¨¢culo ins¨®lito, intenso e inquietante. Como afirm¨® una veterana espectadora del Ch?telet tras las dos horas y cuarto de ¨®pera: "Todav¨ªa es demasiado pronto para saber si me ha gustado o no, pero, desde luego, me voy a acordar de lo que he visto durante mucho tiempo". Cronenberg, de 63 a?os, y Shore, de 61, se conocen desde la adolescencia y han trabajado juntos en 14 pel¨ªculas, pero han asumido un riesgo fabuloso con esta versi¨®n de La mosca. El filme explotaba todos los mecanismos del g¨¦nero de terror (con sus buenas raciones de gore), pero tambi¨¦n relataba la historia de amor entre el cient¨ªfico Steh Brundle (Jeff Goldblum, en el cine, y el tenor canadiense Daniel Okulitch, en el teatro) y la periodista Ver¨®nica Quaife (Geena Davis, en 1986, y la mezzosoprano rumana Ruxandra Donose, ahora).
"Es un trabajo totalmente original, que no tiene nada que ver con la pieza que escrib¨ª para el cine", explic¨® Shore en la presentaci¨®n ante la prensa del espect¨¢culo. Cronenberg insisti¨® en el mismo sentido: "Es muy diferente, y eso es lo que encontr¨¦ interesante. Howard ya dirigi¨® una ¨®pera al componer la m¨²sica del filme, con la que entonces interpretaba la psicolog¨ªa de los personajes". "Era algo que estaba all¨ª desde el principio", prosigui¨® Cronenberg. "En un primer visionado, Mel Brooks, que era el productor, se quej¨® de que hab¨ªa demasiada m¨²sica en una escena en la que el cient¨ªfico caminaba por la calle. Y le dije: 'No, es un hombre que se dirige hacia su destino'. Nada era naturalista, las situaciones y los sentimientos llegan hasta el extremo. Y eso es la l¨ªrica".
Como relata Pl¨¢cido Domingo, fue Shore el que le present¨® el proyecto en un Festival de Berl¨ªn de hace tres a?os para la ?pera de Los ?ngeles, que dirige y donde podr¨¢ verse en septiembre. "Mi primera reacci¨®n fue pedirle que pensase otra cosa", reconoce el tenor espa?ol. "Sin embargo, cuando me explic¨® el proyecto y me dijo que hab¨ªa embarcado tambi¨¦n a Cronenberg, supe que surgir¨ªa un espect¨¢culo extraordinario". Domingo, adem¨¢s, est¨¢ convencido de que si hay un escenario en el que se debe jugar con las posibilidades teatrales que ofrece el cine, ¨¦se es sin duda la ?pera de Los ?ngeles. El compositor, autor de la partitura de decenas de filmes -El silencio de los corderos o Ed Wood, entre otras-, explica que llevaba 30 a?os con la historia, pero que despu¨¦s de la banda sonora de El se?or de los anillos se dio cuenta de que estaba preparado.
Aparte de los obvios, el montaje ofrece muchos cambios con respecto a la versi¨®n cinematogr¨¢fica: la acci¨®n transcurre en los a?os cincuenta, el final es diferente y la ambientaci¨®n mezcla un poco la est¨¦tica Moebius con las m¨¢quinas so?adas por H. G. Wells. De hecho, los teletransportadores que est¨¢n en el coraz¨®n del relato tienen voz propia en el montaje. Los efectos especiales juegan un papel distinto: en su momento, fueron espectaculares en la pantalla; pero en el escenario, Cronenberg apuesta por un terror m¨¢s artesanal, en la l¨ªnea de la serie B de los cincuenta. Es quiz¨¢ el momento en el que el espect¨¢culo camina por el filo de la navaja: durante el ensayo general se produjeron algunas risas, cuando, en teor¨ªa, la tensi¨®n deber¨ªa ser desbordante. La composici¨®n de Shore est¨¢ muy influida por Hitchcock y su m¨²sico de cabecera, Bernard Herrmann.
La historia, de la ¨®pera y del filme, arranca cuando el cient¨ªfico Brundle y la periodista Quaife se conocen en un c¨®ctel. ?l la convence para que le acompa?e a su laboratorio para ense?arle un invento que va a cambiar el mundo. Se trata de dos m¨¢quinas capaces de transportar objetos de una a otra. Surgen la fascinaci¨®n y el amor, aunque, en un arranque de celos, Brundle decide teletransportarse sin darse cuenta de que se ha colado una mosca en la m¨¢quina. La fusi¨®n entre insecto y hombre ser¨¢ terrible. La gen¨¦tica, los l¨ªmites de la ciencia, jugar a aprendiz de brujo son temas que est¨¢n en un relato que, por encima de todo, es una historia de amor. "La gente recuerda de la pel¨ªcula sobre todo la historia de amor", se?al¨® Cronenberg. "Su poder reside en que cuenta la historia de un hombre que ama, se transforma y muere. Y eso es algo que nos ocurre a todos y por eso nos impresiona, en una pantalla o en un escenario".El montaje navega entre el 'gore', los c¨®mics de Moebius y las series 'b' de los 50
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