A las buenas o a las malas

El Pleno del Parlamento de Vitoria aprob¨® el pasado viernes por mayor¨ªa simple y con un voto de diferencia la ley de consultas populares remitida por el Gobierno vasco. El taca?o pr¨¦stamo de s¨®lo uno de los nueve esca?os de EHAK -otra de las segundas marcas que viene utilizando Batasuna para concurrir a las urnas desde su ilegalizaci¨®n en 2003 como brazo pol¨ªtico de ETA- permiti¨® al bloque formado por los tres partidos del Gobierno y por Aralar deshacer el empate a 33 votos con el PSOE y el PP. La portavoz del grupo nacionalista radical, cuya disoluci¨®n ha sido pedida por la Fiscal¨ªa General y est¨¢ siendo tramitada por la Sala Especial del Supremo, aprovech¨® su intervenci¨®n parlamentaria para poner a caer de un burro al lehendakari Ibarretxe y a los grupos que le apoyan.

La nueva ley invoca una inexistente competencia supuestamente atribuida por el Estatuto de Gernika (la capacidad de celebrar consultas populares) y convoca a los ciudadanos el 25 de octubre a fin de recabar su opini¨®n "sobre la apertura de un proceso de negociaci¨®n para alcanzar la paz y la normalizaci¨®n pol¨ªtica". La consulta se desdobla en un par de preguntas formuladas respecto a: 1) el proceso de final dialogado de la violencia con ETA; y 2) el proceso de negociaci¨®n entre los partidos vascos "sin exclusi¨®n" a fin de someter a refer¨¦ndum "antes de que finalice el a?o 2010" un Acuerdo Democr¨¢tico sobre "el ejercicio del derecho a decidir del Pueblo Vasco". Aunque presentadas de forma aparentemente independiente, ambas cuestiones se hallan vinculadas entre s¨ª como hermanas siamesas y son pol¨ªticamente indisociables.

La l¨®gica de las dos preguntas encadenadas -sus t¨¦rminos quedan rese?ados en el par¨¢grafo primero del art¨ªculo ¨²nico de la ley- condiciona de hecho la desaparici¨®n de ETA en un impreciso futuro a la obtenci¨®n del reconocimiento del "derecho a decidir del Pueblo Vasco", esto es, del derecho de autodeterminaci¨®n de una fantasmal Euskal Herria unificada (el actual Pa¨ªs Vasco, Navarra y los tres territorios vasco-franceses) como Estado soberano e independiente. ?Qui¨¦n tiene agallas para aceptar de buena fe que la disoluci¨®n de ETA ser¨ªa la consecuencia -a la vez ineluctable y justificada- de la celebraci¨®n de ese refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n programado para finales de 2010 tras la consulta de 25 de octubre de 2008 y apoyado exclusivamente por votantes nacionalistas moderados o radicales? ?Y no resulta insensata la enso?aci¨®n de que el Estado de derecho espa?ol pudiera verse obligado alg¨²n d¨ªa a aceptar el chantaje de modificar la Constituci¨®n para dar v¨ªa libre al refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n bajo la amenaza enterrada en esa doble pregunta?

El memorando de un dirigente de la izquierda abertzale acerca de una reuni¨®n celebrada con Xabier Arzalluz durante los a?os noventa -el documento fue intervenido en un registro policial- atribu¨ªa al entonces presidente del PNV la fantasmada de que el nacionalismo moderado recog¨ªa -en una divisi¨®n del trabajo impl¨ªcita- las nueces ca¨ªdas de las ramas del ¨¢rbol previamente sacudidas por el nacionalismo violento. El pacto secreto del PNV y EA con ETA y el acuerdo p¨²blico de Estella en septiembre de 1998 materializar¨ªan esa estrategia -rota despu¨¦s por la banda terrorista- de perseguir el mismo objetivo com¨²n por las buenas de las v¨ªas institucionales o por las malas de los asesinatos y los atentados.

El sostenido e inacabable empate entre nacionalistas y autonomistas registrado electoralmente en el Pa¨ªs Vasco desde hace treinta a?os (los resultados oscilan seg¨²n se trate de generales, auton¨®micas y municipales) y la gran ventaja de los segundos sobre los primeros en Navarra hacen ilusoria cualquier esperanza de "alcanzar la paz y la normalizaci¨®n pol¨ªtica" -para utilizar la fraseolog¨ªa de la ley de consultas recientemente aprobada- sin la desaparici¨®n previa de ETA y sin un entendimiento transversal en sede parlamentaria entre las fuerzas democr¨¢ticas cualesquiera que sean los sentimientos de identidad de sus votantes.

El aire inocente de virginal sorpresa fingido por Ibarretxe al acusar con gesto contristado al Gobierno de Zapatero de negar la voz a los ciudadanos vascos por su anunciada decisi¨®n de impugnar la nueva ley al amparo del art¨ªculo 161.2 de la Constituci¨®n (lo que implicar¨ªa su suspensi¨®n) se compadece mal con su refinada astucia para imponer contra viento y marea a la sociedad vasca una cainita divisi¨®n entre dos mitades desigualmente enfrentadas. La propia norma muestra la hipocres¨ªa de las distinciones entre consulta y refer¨¦ndum cuando anuncia que la consulta de 25 de octubre de 2008 abrir¨ªa el paso al refer¨¦ndum vinculante de finales de 2010. Tambi¨¦n son un enga?o las menciones a las consultas del art¨ªculo 122 del nuevo Estatuto catal¨¢n y 78 del nuevo Estatuto andaluz: ambos preceptos se remiten al art¨ªculo 149.1.32 de la Constituci¨®n, que otorga al Estado la competencia exclusiva para la convocatoria de consultas por v¨ªa de refer¨¦ndum.