Las causas de la violencia urbana
No nos acostumbramos a la violencia urbana, aunque el d¨ªa a d¨ªa nos muestra s¨ªntomas de este fen¨®meno que tiene tantas aristas, sea dom¨¦stica, sea entre personas de origen cultural diferente... Algo hay que hacer. Primero, identificar las causas. ?Qu¨¦ factores intervienen? No hay una respuesta simple, ni ¨²nica.
Hay tres factores que se retroalimentan entre s¨ª: la segregaci¨®n, la anomia y la exclusi¨®n. La primera, la segregaci¨®n social, f¨ªsica y econ¨®mica de las redes, subclases, culturas... genera desconfianza y miedo al otro. Emergen los barrios gueto y los barrios b¨²nker, las comunidades cerradas, que se construyen como espacios a defender y levantan barreras a la democracia destruyendo el espacio p¨²blico y el derecho a circular, a estar.
El c¨ªrculo vicioso de la violencia urbana produce la agorafobia, el miedo al espacio p¨²blico. La p¨¦rdida de variedad y frecuentaci¨®n le debilita, ya que su uso, bajo el miedo, no puede ser sin el encuentro y sin el di¨¢logo. La agorafobia se acompa?a de la aporafobia y la xenofobia, el miedo a la pobreza y a los diferentes hace que el espacio p¨²blico sea abandonado por unos grupos y ocupado por otros, delimitando cada identidad sus propias fortalezas y rivalizando por el espacio. C¨®mo explicar si no el conflicto en las zonas de copas, en donde la predisposici¨®n a la violencia motiva la presencia de sujetos armados.
Por su lado, la anomia, el desajuste que se produce en la coexistencia de viejas normas con nuevos valores, hace que se pierdan las referencias de lo moralmente v¨¢lido. As¨ª se explica la violencia de g¨¦nero (dependencia / autonom¨ªa de las mujeres), pero tambi¨¦n la violencia entre redes, que en la competitividad por el territorio y los servicios chocan. Los vertiginosos cambios sociales (por ejemplo, en Madrid se ha incrementado la inmigraci¨®n del 2000 al 2008 en un 300%) producen una inadaptaci¨®n, que hace que las identidades se construyan negativamente, en contra de los otros.
Respecto a la exclusi¨®n, el problema no es s¨®lo de desigualdad entre la parte alta y baja de la escala social, sino de las distancias entre los que participan en su din¨¢mica y los que quedan fuera del sistema (los sin: techo, trabajo, representaci¨®n pol¨ªtica, educaci¨®n...). Se produce una merma en el bienestar para determinados sectores que encuentran dificultades de acceso a un trabajo digno, a un alojamiento adecuado, a la educaci¨®n, a la salud, al ocio, al consumo, a la participaci¨®n social y pol¨ªtica, a la calidad ambiental, etc¨¦tera.
?Qu¨¦ hacer? Promover la integraci¨®n, es decir, recuperar la mezcla social, el compartir, la comunicaci¨®n... Hay que conseguir que la gente se sienta socialmente ¨²til, generando muchas pol¨ªticas activas de empleo, mucha educaci¨®n c¨ªvica, Hay que fomentar el asociacionismo, la participaci¨®n social y pol¨ªtica, y lo p¨²blico para todos, sin separaciones. Pero en todo esto, en nuestra ciudad, vamos como los cangrejos, para atr¨¢s.
Julio Alguacil es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Carlos III de Madrid.
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