La lengua, se?ores...
Se?ores: la lengua no es de nadie; esa m¨¢quina de maravillosa complejidad que ustedes mismos usan, "con la cual suele el pueblo fablar a su vezino", no es de nadie; no ya la lengua com¨²n, que no aparece en la realidad m¨¢s que como lenguas de Babel, pero ni siquiera una de esas lenguas o idiomas es de nadie, y no hay acad¨¦mico ni emperador que pueda mandar en su maquinaria, ni cambiar por decreto ni la m¨¢s menuda regla, por ejemplo, de oposiciones entre fonemas y neutralizaci¨®n combinatoria de oposiciones que en ella rijan.
La escritura, la cultura, la organizaci¨®n gubernativa, la escolar, las leyes, las opiniones, ¨¦sas s¨ª que tienen due?o; y el due?o es el de siempre: el jefe, sus secretarios, sus sacerdotes, la persona que se cree que sabe lo que dice.
El idioma, m¨¢quina maravillosa, desconocida y libre, no es de nadie
Y ¨¦sos ya se sabe lo que quieren o necesitan: quieren ordenar el mundo, el mapa, las poblaciones; es el juego terrible de ni?os grandes, malcriados y simplones, que ha venido arrasando tierras y torturando gentes desde el comienzo de la Historia, en nombre del Ideal; y as¨ª siguen queriendo, por ejemplo, que Espa?a sea una, que los Estados Unidos sean uno, que Catalu?a sea una, que Euskal Herria o Galicia sean una cada una... Da lo mismo: el caso es someter al ideal a todos, dentro de las fronteras que les toquen: que todos sean uno.
Por medio de la escritura y de la escuela, el Poder ha utilizado una y otra vez las lenguas o idiomas para ese fin: tomando en bloque una variedad simplificada del idioma correspondiente, y sin entrar para nada a la maquinaria de la lengua, ha logrado por ley (pero siempre a trav¨¦s de la escuela y la escritura) imponer hasta cierto punto un idioma uniforme dentro de las lindes que los avatares de la Historia le hayan repartido a esa forma de Poder; as¨ª impuso Roma en el vasto territorio del Imperio la unidad ling¨¹¨ªstica, para apenas un par de siglos, mientras los pueblos volv¨ªan a hacer de las suyas y deshac¨ªan el lat¨ªn en dialectos innumerables; y haza?as parecidas se han dado luego, en territorios m¨¢s o menos amplios, como, por ejemplo, la conversi¨®n del hebreo, una lengua muerta, en idioma, relativamente uniforme, del Estado de Israel.
En aquello que iba siendo Europa hace unos ocho siglos, los hombres cultos, que hablaban diferentes idiomas o dialectos como lengua cotidiana, trataron de mantener, y mantuvieron durante unos cinco siglos, una lengua com¨²n, el lat¨ªn resucitado por escrito, no s¨®lo para las disputas escolares y cient¨ªficas, sino tambi¨¦n para los tratos internacionales. Pero ya, entre tanto, los Estados modernos, el Espa?ol, el Franc¨¦s, el Ingl¨¦s, se hab¨ªan establecido, y prefer¨ªan volver a repetir, cada cual en su ¨¢mbito propio, la empresa del Imperio: la unificaci¨®n de los varios idiomas y dialectos bajo el mismo ideal; una lengua una para el Estado uno; y en la misma idea les han seguido todas las naciones de cu?o estatal, chiquitas o mayores, que tratan de dividirse el mapamundi.
Cierto que el que una lengua, relativamente uniforme, ocupe vastos espacios, tiene sus ventajas, no s¨®lo para los tr¨¢mites comerciales y administrativos, sino para que, por ejemplo, esta andanada contra los tratantes de lenguas le llegue a m¨¢s gente que si la escribiera en sayagu¨¦s; pero la cuenta de lo que con eso gana la denuncia de la mentira en contra de lo que gana la difusi¨®n de la mentira, ?qui¨¦n, se?ores, me ayudar¨¢ a echar esa cuenta?
En fin, lo que el Poder, nacional, auton¨®mico, universal, quiere hacer con las lenguas y la gente, eso cualquiera, si se deja sentir, lo sabe. Algo de verg¨¹enza da que hombres doctos y esclarecidos confundan en un trance como ¨¦ste los manejos unificatorios de una u otra administraci¨®n con la m¨¢quina, desconocida y libre, de la lengua. Pero tampoco eso debe extra?arnos demasiado, sabiendo y sufriendo, como sufrimos, lo que es la condici¨®n de la Cultura y la de la Persona.
Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo es catedr¨¢tico em¨¦rito de Filolog¨ªa Cl¨¢sica de la Universidad Complutense de Madrid
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