La hay y la habr¨¢

"Las cosas van claramente menos bien", hay dificultades (serias), desaceleraci¨®n (brusca), frenazo (intenso), ajuste (severo), pero crisis, lo que se dice crisis, en el discurso de Zapatero s¨®lo la hay del petr¨®leo, financiera y (la novedad de ayer) "del sector de la construcci¨®n". El Gobierno ha logrado que la palabra prohibida sea el mejor arma para criticar que no reconoce la realidad.

Quiz¨¢ no sea "insoportable", como dijo Rajoy, pero est¨¢ claro que hay crisis. Zapatero reconoci¨® el m¨ªnimo crecimiento, la alta inflaci¨®n, la subida de los tipos de inter¨¦s, la contracci¨®n del cr¨¦dito, el r¨¢pido aumento del paro y el alza del petr¨®leo. El diagn¨®stico no oculta ninguno de los problemas, pero no los llama (en conjunto) por su nombre.

Lo peor es que la situaci¨®n se va a agravar. Cuando Zapatero dice que no ve un estancamiento duradero ni una recesi¨®n, est¨¢ haciendo sobre todo un ejercicio de voluntarismo. La econom¨ªa crecer¨¢ este a?o la mitad que en 2007 y el pr¨®ximo, la mitad de la mitad.

Al margen de llamar a la crisis por su nombre y de sus iron¨ªas al respecto, Rajoy no estuvo ayer demasiado acertado, pese a tener los hechos de su lado. En el terreno de las medidas concretas se movi¨® mejor Zapatero. Lo malo es que la salida de la crisis no depende tanto de esas medidas como del contexto internacional.

La pol¨ªtica social y fiscal del Gobierno, asentada en el super¨¢vit y la baja deuda, puede atenuar los da?os a corto plazo. Y las reformas de m¨¢s calado s¨®lo podr¨¢n dar resultados a largo. Pero mientras, no est¨¢ nada claro hasta d¨®nde puede agravarse la situaci¨®n ni cu¨¢l ser¨¢ el motor de la recuperaci¨®n. Probablemente el Gobierno tendr¨¢ que dar su brazo a torcer y no le quedar¨¢ m¨¢s remedio que hablar de crisis.