La guerrilla se queda sin su baza m¨¢s valiosa
La Operaci¨®n Jaque estrecha el cerco de unas FARC cada vez m¨¢s asediadas
El rescate de 15 rehenes de las FARC, entre ellos los m¨¢s emblem¨¢ticos, Ingrid Betancourt y tres ciudadanos estadounidenses, es el mayor triunfo que el Gobierno colombiano pod¨ªa cosechar en un a?o cargado de reveses para la guerrilla.
Por la implicaci¨®n de Francia y de Estados Unidos, la ex candidata presidencial y los tres especialistas antidroga eran la baza m¨¢s preciosa de la organizaci¨®n armada en una negociaci¨®n, pero adem¨¢s, constitu¨ªan el perfecto escudo humano frente a una eventual intervenci¨®n militar.
No en vano, en sus comunicaciones internas, los dirigentes del grupo armado se refer¨ªan c¨ªnicamente a Ingrid como la "joya colombofrancesa". En los ordenadores incautados a Ra¨²l Reyes, n¨²mero dos de las FARC muerto en un ataque contra su campamento en Ecuador, los jefes dejan muy claro en sus correos que retendr¨ªan a Ingrid el mayor tiempo posible. Ahora todo se les ha venido abajo.
Los servicios de inteligencia colombianos llevaban muchos meses trabajando sigilosamente en este rescate, a sabiendas de que las familias de los rehenes nunca hubieran aceptado una intervenci¨®n militar por el riesgo que entra?aba. Las autoridades no pod¨ªan fallar. La operaci¨®n ha tenido un grado de audacia y perfecci¨®n inusitado. Hay que tener en cuenta que los secuestrados se encontraban en poder del Bloque Oriental, el m¨¢s fuerte y el m¨¢s protegido en las rec¨®nditas selvas de la Amazonia. Los cabecillas de este bloque eran el propio Pedro Antonio Mar¨ªn, alias Manuel Marulanda o Tirofijo, jefe supremo de las FARC muerto el pasado mes de marzo, y su brazo derecho, el Mono Jojoy. A cargo de los rehenes estaba Gerardo Antonio Aguilar, alias C¨¦sar, comandante del frente n¨²mero 1 y responsable tambi¨¦n de una importante red de tr¨¢fico de coca¨ªna. Es decir, se trataba del n¨²cleo m¨¢s duro y protegido de las FARC.
El ¨¦xito de la operaci¨®n se debe a la capacidad de infiltraci¨®n y la profesionalidad de las fuerzas especiales, pero tambi¨¦n a la progresiva degradaci¨®n del grupo terrorista, fruto de la ofensiva imparable emprendida por el presidente ?lvaro Uribe nada m¨¢s llegar al poder, en 2002.
La vieja guerrilla marxista, reconvertida con los a?os en un cartel de la droga y catalogada internacionalmente como organizaci¨®n terrorista, se hab¨ªa ense?oreado del pa¨ªs, contaba con cerca de 20.000 efectivos y 70 frentes y ten¨ªa en jaque al Ej¨¦rcito. Sus recursos financieros florec¨ªan gracias al tr¨¢fico de coca¨ªna y los secuestros.
Seis a?os despu¨¦s, las FARC est¨¢n desarboladas. La ofensiva militar les ha quebrado numerosos frentes, que hoy no sobrepasan la cuarentena. La intercepci¨®n de las comunicaciones les imposibilita la coordinaci¨®n. Las luchas internas, la degradaci¨®n moral y el des¨¢nimo han disparado las deserciones. Unos 10.000 combatientes han dejado las filas guerrilleras en estos a?os. Muchos se han acogido a los programas de reinserci¨®n social puestos en marcha por el Gobierno. Casi la mitad de sus presos se han plantado y han renunciado a la lucha armada. "Las FARC ya no pueden hablar p¨²blicamente, pero sus comunicaciones internas dan cuenta de la urgencia que tienen de motivar nuevamente a su gente para frenar la deserci¨®n y las fugas", aseguran fuentes de Defensa. S¨®lo entre enero y mayo pasados, han desertado 161 mandos medios. Y es que 2008 ha sido particularmente negro para el grupo armado. En lo que va de este a?o, las FARC han perdido a tres de los siete miembros del Secretariado, su m¨¢ximo ¨®rgano de direcci¨®n: Ra¨²l Reyes, Iv¨¢n R¨ªos (asesinado por su jefe de seguridad) y al propio Tirofijo, muerto a causa de un infarto, seg¨²n sus camaradas, o en un bombardeo, seg¨²n las autoridades.
Adem¨¢s, los ordenadores de Reyes han puesto en manos de la inteligencia colombiana los secretos mejor guardados de la FARC, desde sus negocios de narcotr¨¢fico hasta sus sorprendentes conexiones internacionales y los planes de rearme. Esos mismos mensajes daban cuenta del valor supremo que ten¨ªan los rehenes, meros instrumentos para avanzar en el "plan estrat¨¦gico para la toma del poder". Ahora, la Operaci¨®n Jaque estrecha a¨²n m¨¢s el cerco.
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