La fe funcionarial
Hijo de misioneros cat¨®licos destinados a Pap¨²a Nueva Guinea y fundador de ese monumento al descreimiento que fue la saga Shrek -toda una invitaci¨®n a burlarse de Disney y, por extensi¨®n, de los cuentos de hadas-, Andrew Adamson podr¨ªa haber llegado a Narnia a trav¨¦s de un camino tan largo y tortuoso como el que recorri¨® C. S. Lewis entre el ate¨ªsmo juvenil y la re-conversi¨®n cristiana. Pero no. No hay rastro de tormentos interiores en esta segunda entrega de la franquicia abierta con Las cr¨®nicas de Narnia: el le¨®n, la bruja y el armario (2005), como tampoco los hubo en ese t¨ªtulo inaugural dise?ado como r¨¦plica port¨¢til (aunque aparatosa) y familiar de la monumental trilog¨ªa tolkieniana dirigida por Peter Jackson.
EL PR?NCIPE CASPIAN (LAS CR?NICAS DE NARNIA 2)
Direcci¨®n: Andrew Adamson.
Int¨¦rpretes: Ben Barnes, William Moseley, Anna Poplewell, Sergio Castellitto. G¨¦nero: fantas¨ªa. EE UU, 2008.
Duraci¨®n: 140 minutos.
Las cr¨®nicas de Narnia: el pr¨ªncipe Caspian, adaptaci¨®n de la segunda entrega del ciclo de siete novelas escrito por Lewis, narra el segundo viaje de los hermanos Pevensie a esa tierra m¨¢gica cuyo tiempo discurre en hiperb¨®lico desfase con el de una Europa golpeada por vientos de guerra. Han transcurrido 1.300 a?os de tiempo narniano desde la primera aventura y los j¨®venes h¨¦roes -ahora percibidos como figuras legendarias en ese universo paralelo- se topan con el crep¨²sculo de sus propios recuerdos ¨¦picos: una tierra en ruinas, dominada por los marciales telmarinos, donde lo maravilloso ha sido exterminado o exiliado. El principal problema de esta historia de reconquista del prodigio y la fe es que parece cont¨¢rnosla, directamente, un telmarino, un funcionario de la ficci¨®n con mejor mano para manejar la prosa de una competente ejecuci¨®n t¨¦cnica que la poes¨ªa del sentido de la maravilla.
Babelia
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