La grasa del gay
Sub¨ªa yo hace pocos d¨ªas por las escaleras autom¨¢ticas del metro de Avenida de Am¨¦rica, que son largas y estrechas como los men¨²s ahora m¨¢s discutidos, y o¨ª delante de m¨ª la siguiente conversaci¨®n entre un chico y una chica. "Los gays est¨¢n calentando motores para sus fiestas", dijo la chica. "Ya lo s¨¦. Vas por Chueca y te matas del resbal¨®n: todas las calles llenas de aceite", le contest¨®, sin acusada malicia, el chico. Una risa, un beso de pico cerrado, un salto de la parejita en el ¨²ltimo escal¨®n.
Hay frases muy interesantes, m¨¢s all¨¢ de la gracia que puedan tener o de su mala foll¨¢. La primera vez que o¨ª que alguien iba "a vela y a vapor" no lo entend¨ª del todo, quiz¨¢ porque mi educaci¨®n n¨¢utica nunca ha sido de alta mar sino playera. M¨¢s sencilla y tambi¨¦n m¨¢s po¨¦tica es la alusi¨®n denigrante a los hombres que lo hacen "a pelo y a pluma", con su leve eco gongorino. ?Y qu¨¦ decir de aquel chiste hist¨®rico desarrollado en el interior de un descapotable, con su "?Lalo, lalona!" final, en un desenlace cuyos t¨¦rminos he olvidado de puro viejos? Lo de perder aceite, siendo, a qu¨¦ negarlo, de una plasticidad efectiva, tiene toda la crudeza del alma ingeniosa espa?ola. ?Conocer¨¢n los que la dicen la gama de productos lubricantes que ahora inundan el mercado de las pr¨¢cticas sexuales, no s¨®lo homosexuales? Alguno de esos rancios a¨²n debe estar chapoteando en la mantequilla con la que Marlon Brando quer¨ªa engrasar a Maria Schneider en el famoso polvo de El ¨²ltimo tango en Par¨ªs.
El humor siempre tiene una carga resbaladiza y deslizante, y est¨¢ bien que as¨ª sea
Resbalosas de aceite no lo s¨¦, pero repletas y vistosas s¨ª han estado las calles madrile?as (no s¨®lo de Chueca) en estos ¨²ltimos d¨ªas, y m¨¢s que lo estar¨¢n ma?ana, si las predicciones se cumplen y la manifestaci¨®n del Orgullo Gay se mantiene en el nivel masivo que tuvo el a?o pasado. Se ha cambiado en esta ocasi¨®n la fecha habitual del 28 de junio, traslad¨¢ndose al 5 de julio, con el objetivo, no del todo claro, de permitir que las otras comunidades lgtb (l¨¦sbico-gay-transexual-bisexual) del Estado organicen sus propias fiestas y desfiles en la semana precedente, convergiendo despu¨¦s todos este fin de semana en la capital. Veremos.
En el 2008, las celebraciones reivindicativas tienen como motivo central a las lesbianas, y me ahorro aqu¨ª de pasar revista a las alusiones y chistes de tortilleras y otros derivados de la boller¨ªa con los que la cultura oral hetero envuelve a las mujeres que aman a las mujeres. Tambi¨¦n, curiosamente, se trata de apelativos en los que hay un componente de grasa.
Ahora se habla mucho de igualdad entre los sexos, alcanzando las buenas (o malas) intenciones al lenguaje, a prop¨®sito de ese desprop¨®sito del t¨¦rmino miembras que, sorprendentemente, y aun habiendo la propia ministra pedido disculpas por su uso, ha llamado la atenci¨®n y concitado el apoyo log¨ªstico de escritores masculinos que aprecio. La ridiculez de una nomenclatura basada no tanto en el g¨¦nero de los art¨ªculos definidos como en una supuesta guerra sexual de vocales entre la a femenina y la o masculina parece, m¨¢s que una simpleza irrelevante, una broma que ha salido por la culata. Si ese tiro l¨¦xico hubiera que mantenerlo, como alg¨²n columnista ha llegado a sugerir, el siguiente blanco bien podr¨ªa ser, por ejemplo, el empleo de "el hombr¨ªo" o "la lesbianisma".
La causa de la igualdad entre hombres y mujeres y entre mujeres hetero y homosexuales es demasiado seria como para gastar p¨®lvora (otro producto con una parte mineral grasienta) en desinencias. Cuando, hace menos de dos meses, se celebr¨® el D¨ªa Mundial contra la Homobofia (?homofobio si va s¨®lo dirigida a los gays?), le¨ª en un diario franc¨¦s unas declaraciones de Daniel Borillo, jurista franc¨¦s y catedr¨¢tico en la Universidad de Nanterre, poniendo en evidencia lo que, por desgracia, a¨²n no resulta evidente para todos. Borillo recordaba que s¨®lo desde que, en 1981, la Corte Europea de Estrasburgo dict¨® sentencia, dej¨® de ser un delito castigado por ley la pr¨¢ctica voluntaria de la homosexualidad entre adultos, a?adiendo Borillo despu¨¦s, en torno al asunto que aqu¨ª nos ocupa, que "son la libertad y la igualdad, no el masculino y el femenino, los que constituyen valores democr¨¢ticos". El humor siempre tiene una carga resbaladiza y deslizante, y est¨¢ bien que as¨ª sea; quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa pierda sus efectos colaterales m¨¢s denigrantes.
Mientras tanto, y pensando ya en el a?o 2009, ser¨ªa de desear que los organismos gays saquen al primer plano y lleven a los parlamentos, a los Gobiernos favorables (como el de Zapatero), a los desfiles y a las tribunas de los columnistas, otra zona maldita m¨¢s letal que el habla: aqu¨¦lla, en su mayor¨ªa situada dentro del ¨¢rea de poblaci¨®n musulmana, donde el marica no es un chiste sino un reo de c¨¢rcel o de horca.
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