Convicciones y responsabilidad
Sin conocer las consecuencias que sin duda traer¨¢ consigo la retirada de San Gil, y con Mayor Oreja e Iturgaiz agazapados en el Parlamento Europeo a la espera de tiempos mejores, el Partido Popular del Pa¨ªs Vasco celebra su Congreso con la certidumbre de que el candidato Alfonso Basagoiti obtendr¨¢ una mayor¨ªa muy holgada, pero no apabullante como suele ser habitual en este tipo de foros.
Despu¨¦s de subsumir a sectores de toda la derecha y su conversi¨®n responsable para el sistema democr¨¢tico -un logro que todos debemos reconocer-, en los ¨²ltimos a?os el Partido Popular del Pa¨ªs Vasco se ha destacado como un partido, que rompiendo los complejos, ha sacado a la luz a un sector de vascos con una idea del pa¨ªs que hab¨ªa sido estigmatizada y que permanec¨ªa escondida ante los ataques terroristas y la definici¨®n oficial nacionalista. Es una labor esencial para que una de las ra¨ªces de la pluralidad vasca siga viva. Con la desventaja del desprecio por algunos nacionalistas, del sambenito de ser de derechas y espa?ol.
No deber¨ªa dramatizar el retiro de aquellos que han cumplido ya con su papel
En un pa¨ªs lleno de etiquetas y simulacros, donde solo est¨¢ bien visto ser nacionalista y/o de izquierdas, el Partido Popular ha contribuido, con otros, a que el nacionalismo haya perdido parte de su capacidad de control social y a que sus trucos ling¨¹¨ªsticos, ideol¨®gicos y pol¨ªticos est¨¦n al descubierto. Si una parte importante de la poblaci¨®n vasca primero asumi¨®, despu¨¦s acat¨®, posteriormente se sorprendi¨® hasta hartarse y ahora se r¨ªe de algunas propuestas pol¨ªticas nacionalistas, ello se debe en parte a las posiciones del Partido Popular.
Sin embargo, hoy el PP se encuentra con la necesidad -y tambi¨¦n la dificultad- de crear un liderazgo fuerte, sin los sobresaltos que tan poco gustan a la poblaci¨®n vasca, que sepa enfrentarse al reto de evitar que una parte de su nicho electoral sea atra¨ªdo por los l¨ªderes suaves del nacionalismo, y por el contrario, intentar captar a aquellos que poco a poco ven desfallecer su conciencia nacionalista y que pueden formar parte de su electorado potencial. Un liderazgo con un discurso n¨ªtido, que no bronco: suave en las formas, claro en el contenido, para un pa¨ªs, no para tres. Hay m¨¢s vasos comunicantes entre los electorados que los que aseguran algunos sesudos analistas.
El PP vasco deber¨ªa aplaudir a los l¨ªderes que se quitan de encima a peligrosos amigos defensores de rancias esencias por inter¨¦s, y tampoco deber¨ªa dramatizar el retiro de aquellos que ya han cumplido con su papel y que sostienen un discurso anquilosado que puede ser una r¨¦mora para el progreso del partido y el fortalecimiento de su electorado. No se defienden mejor los principios con el ensimismamiento. Los valores deben canalizarse a trav¨¦s de la concreci¨®n de fines y de la utilizaci¨®n de medios, y tanto unos como otros deben adaptarse a la realidad cambiante para que los valores permanezcan.
Si es necesario mantener los principios, tambi¨¦n lo es fortalecerse en la responsabilidad, Se puede aceptar, incluso aplaudir, lo que est¨¢ bien y al tiempo ejercer una cr¨ªtica n¨ªtida de los excesos y dejaciones de los otros. La labor pedag¨®gica del PP en algunos campos, como el del terrorismo y el de los l¨ªmites democr¨¢ticos del nacionalismo, no se percibe en otros, como en el de la comprensi¨®n de las diferencias y la capacidad para el di¨¢logo y los acuerdos. Como se?ala un amigo m¨ªo, hay fines y principios en el Estatuto sobre los que se puede, y se debe, preguntar y criticar el c¨®mo, pero ya no el porqu¨¦.
Hay que serlo y parecerlo, y para ello es necesario hablar y que se sepa que se habla con los diferentes. Un PP que quiera tener futuro debe ce?irse a la sociolog¨ªa del pa¨ªs para poder influir sobre la sociedad, sin amedrentarse por amenazas externas y sabotajes internos. Cada uno debe vivir su tiempo. Muchos l¨ªderes anteriores del PP pensaron, dijeron e hicieron cosas que, si fueran responsabilidad de los actuales l¨ªderes, ser¨ªan recibidas con ataques furibundos por su supuesto abandono de los principios.
Tanto insistir en los principios a lo largo de estos ¨²ltimos a?os, el PP corr¨ªa el riesgo de quedarse sin ellos. Es hora de que sople el viento. Los valores est¨¢n a la vista, es la hora de la responsabilidad.
Jos¨¦ Manuel Mata es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la UPV-EHU
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