Guerra a la frigor¨ªa
El debate parlamentario sobre el estado de la econom¨ªa se convirti¨® en un vodevil sin chispa. El ministro Miguel Sebasti¨¢n, a quien el Departamento de Industria se le queda peque?o porque es en s¨ª mismo una categor¨ªa ministerial, apareci¨® sin corbata, enfad¨® un poco al presidente del Congreso Jos¨¦ Bono y caus¨® m¨¢s revuelo que la alergia del presidente Rodr¨ªguez Zapatero a pronunciar la palabra crisis. El gesto de Sebasti¨¢n no obedece a su defensa de la vestimenta informal, sino a que es el gran patrocinador de una idea bien conocida y poco aplicada: si se baja la intensidad del aire acondicionado dentro de m¨¢rgenes tolerables que no sofoquen a los empleados, se ahorra energ¨ªa. En justa correspondencia, para soportar el aumento de la temperatura, se recomienda prescindir de la corbata. El gesto debe entenderse como una censura directa a las instituciones p¨²blicas, el Congreso entre otras, que no cumplen con la norma de fijar el term¨®metro en 24 grados, en lugar de los 20 o 22 grados que se suelen marcar en muchas dependencias p¨²blicas. Sebasti¨¢n ha declarado la guerra a la frigor¨ªa.
Del episodio del Congreso cabe deducir que, en opini¨®n del ministro de Industria, la corbata ha dejado de ser una prenda ceremonial para convertirse en funcional. Entre anudarse la corbata o desecharla hay tan s¨®lo tres o cuatro grados de temperatura. Una extensi¨®n maliciosa del argumento llevar¨ªa a admitir guayaberas o bermudas en el Congreso si se apaga el sistema de refrigeraci¨®n.
Tiene raz¨®n Sebasti¨¢n cuando dice que lo importante no es la corbata, sino ahorrar energ¨ªa. Por esa raz¨®n, el gesto de la camisa abierta s¨®lo es una frivolidad si previamente no hay un programa de ahorro energ¨¦tico de verdad. Hay que suponer que el esfuerzo oficial para consumir menos energ¨ªa no se limitar¨¢ a zigzaguear por las dependencias p¨²blicas en busca de presuntos infractores de la regla de los 24 grados. Mientras llegan las prometidas disposiciones de eficiencia energ¨¦tica -por ejemplo, en el transporte o en la producci¨®n de electricidad- el vodevil de la corbata s¨®lo es un enredo banal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.