El G-8 promete reducir emisiones de CO2

Los ocho pa¨ªses m¨¢s ricos acordaron ayer rebajar en "al menos" un 50% las emisiones de gases contaminantes para 2050 para intentar poner freno al calentamiento global. El G-8 quiere que el acuerdo involucre a los 200 Estados presentes en las negociaciones sobre el cambio clim¨¢tico, que comenzaron en la cumbre de Bali de 2007, auspiciada por Naciones Unidas.

Esto supone que los pa¨ªses desarrollados esperan que China e India se impliquen de lleno en la reducci¨®n de emisiones y que ese compromiso quede sellado hoy, cuando los dirigentes de ambas potencias emergentes se re¨²nan con el G-8. A cambio, los ricos dar¨¢n a esos pa¨ªses tecnolog¨ªa y fondos para ser m¨¢s verdes.

Como anfitri¨®n de la cumbre de Toyako, el Gobierno japon¨¦s estaba muy interesado en que se produjera este acuerdo para superar al de la anterior cumbre en Alemania, donde los dirigentes s¨®lo "consideraron seriamente" el recorte a la mitad de las emisiones.

Fue tambi¨¦n un punto para la canciller alemana, Angela Merkel, que, seg¨²n un diplom¨¢tico de la UE, presion¨® a George Bush lo suficiente como para que ¨¦ste accediera a fijar una meta. Hubo dos puntos de encuentro clave en el debate, seg¨²n la misma fuente. Uno, que cada dirigente se comprometi¨® a avanzar a escala nacional en la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Dos, que el acuerdo ser¨¢ in¨²til si s¨®lo las econom¨ªas desarrolladas lo cumplen.

En una rueda de prensa celebrada por la tarde, se le pidi¨® al director para Asuntos Internacionales del Ministerio de Exteriores japon¨¦s, Koji Tsuruoka, que se la jugara: ?el acuerdo es un hito o un paso m¨¢s en la batalla? El funcionario opt¨® por ser cauteloso: "Es un gran avance y est¨¢bamos necesitados de un gran avance".

Para la delegaci¨®n europea, lo trascendente del pacto es que allana el camino para las negociaciones sobre cambio clim¨¢tico que comenzaron en la isla indonesia de Bali en diciembre de 2007, y que deben concluir a finales de 2009 en Copenhague. El tratado que surja de esa cumbre reemplazar¨¢ al Protocolo de Kioto, que expira en 2012.

Bajo el acuerdo de Kioto, los pa¨ªses industrializados -menos EE UU, que no lo ratific¨®- se comprometieron a cumplir lo que los cient¨ªficos demandaban, es decir, a reducir las emisiones entre un 25% y un 40% para 2020, sobre la base de los gases contaminantes registrados en 1990. Ayer no qued¨® claro qu¨¦ base utilizar¨¢ el G-8 para su recorte del 50%. Cuando present¨® el acuerdo, el primer ministro japon¨¦s, Yasuo Fukuda, dijo que se aplicar¨ªan sobre las registradas en 1990. M¨¢s tarde, Fukuda rectific¨® y declar¨® que entend¨ªa que la reducci¨®n partir¨ªa de "los actuales niveles".

Por ¨²ltimo, un portavoz del Gobierno japon¨¦s inform¨® de que no se hab¨ªa discutido una base para calcular el recorte de las emisiones, por eso se hablaba de "al menos" el 50%.

La confusi¨®n y los desmentidos s¨®lo hicieron m¨¢s patentes las divergencias que hubo y que persisten en el debate del G-8 sobre cambio clim¨¢tico. Los negociadores estuvieron hasta la madrugada de ayer apurando el texto definitivo para que los dirigentes lo aprobaran al mediod¨ªa.

Aparte de que no hay base para cuantificar el porcentaje de reducci¨®n, el texto recoge las diferencias entre los pa¨ªses para aplicar las metas del recorte de emisiones a medio y largo plazo. EE UU y Canad¨¢ van con bastante retraso con respecto a Reino Unido, Francia o Alemania. Un delegado estadounidense coment¨® ayer en los pasillos del Centro de Convenciones de Toyako que para Washington el acuerdo supon¨ªa un "avance sustancial" en la carrera por rebajar la emisi¨®n de gases de efecto invernadero. Los pa¨ªses del G-8 a¨²n son responsables del 40% de las emisiones de CO2 a pesar de que s¨®lo albergan al 13% de la poblaci¨®n mundial.

A las ONG el anuncio les ha sabido a muy poco. La mayor¨ªa se?ala dos puntos negros que vistos desde lejos de cualquier militancia son reales. En primer lugar, el ¨¦xito depende de que las grandes econom¨ªas emergentes como India, China y tambi¨¦n Brasil lo respalden. Se espera que lo hagan, pero no est¨¢ tan claro en qu¨¦ t¨¦rminos. Ayer, Fukuda dio a entender que se iba a ejercer sobre ellos toda la presi¨®n posible para convencerlos. Despu¨¦s de todo, el G-8 hab¨ªa dado el primer paso, que es siempre el m¨¢s dif¨ªcil. En segundo lugar, el texto falla a la hora de ser m¨¢s concreto en las metas de cumplimiento a medio plazo.

"A largo plazo estaremos todos muertos", es la c¨¦lebre frase del economista John Maynard Keynes, y a las ONG bien les vale para hablar de cambio clim¨¢tico. Para ellos, 2050 es demasiado tarde y es un plazo que permite a EE UU posponer sus obligaciones con la Tierra. Daniel Mitler, consejero pol¨ªtico de Greenpeace, dijo que el G-8 no pod¨ªa discutir metas a tan largo plazo mientras "los polos se derriten". Para esta ONG, los pa¨ªses industrializados deber¨ªan rebajar en un 30% sus emisiones para 2020 y entre el 80% y el 90% para 2050, sobre la base de los niveles de 1990.