La 'bomba' Betancourt
La liberaci¨®n de Ingrid Betancourt, habitualmente presentada como ex candidata presidencial -un 1% en las urnas- en una brillant¨ªsima operaci¨®n del Ej¨¦rcito, ha ca¨ªdo como una bomba tanto de efectos inmediatos como retardados en el panorama pol¨ªtico colombiano. En lo inmediato, porque revela realidades ocultas e instala otras nuevas; y en lo retardado, porque anuncia conmociones.
En lo inmediato: 1. Las FARC est¨¢n mucho m¨¢s tocadas de lo que la izquierda ha reconocido, aunque vaticinar su fin inminente puede ser prematuro, aunque s¨®lo se deba a que el aislamiento entre los 73 frentes m¨¢s o menos operativos, dificulta la negociaci¨®n, rendici¨®n o liquidaci¨®n de la mayor¨ªa de ellos. Las FARC de Alfonso Cano, el presunto intelectual que sucedi¨® al fundador, Manuel Marulanda, fallecido de edad y en la selva en marzo, deben de perder toda esperanza a causa de una conjunci¨®n de factores: la capacidad tecnol¨®gica del Ej¨¦rcito para vigilancia y seguimiento, junto al progreso de la informaci¨®n militar; el ¨¦xito del programa de recompensas por deserci¨®n y delaci¨®n a los cuadros de la guerrilla, que prueba que ya estaba madura para cambiar de oficio; y, por encima de todo, la tenacidad del presidente Uribe de que ¨¦se era el camino.
Podr¨ªa presentarse como candidata por s¨ª misma, de Uribe si ¨¦ste renuncia a hacerlo, o de la izquierda
Y 2. Si el presidente insiste en presentarse a un tercer mandato en 2010 no deber¨ªa haber obst¨¢culo que pudiera imped¨ªrselo y, a salvo de imponderables, la elecci¨®n deber¨ªa ser un paseo militar. Eso no pod¨ªa, sin embargo, darse hasta ahora por hecho porque no ten¨ªa una clara mayor¨ªa en la C¨¢mara para votar el proyecto, y la Corte Suprema hab¨ªa presentado un cuestionamiento ante el Constitucional sobre irregularidades -supuestos sobornos a congresistas- en el acto legislativo que le permiti¨® optar al actual segundo mandato. La Corte Constitucional ha emitido finalmente un dictamen que deja a Uribe limpio como una patena, pero el presidente, anticip¨¢ndose a cualquier resoluci¨®n, quer¨ªa celebrar un refer¨¦ndum para pedir a la opini¨®n que le permitiera repetir las presidenciales de forma que nadie pudiera dudar de la legitimidad de su Gobierno, lo que se interpretaba como un ensayo general para el tercero. Aunque este revoltijo legalista, tan propio de Colombia el pa¨ªs m¨¢s civilista de Am¨¦rica y seguramente del mundo, no se hubiera resuelto de manera favorable a la presidencia, hoy importar¨ªa bien poco ante la marea del uribismo creciente, con lo que, por doble motivo, la opini¨®n popular y la de la Corte, el presidente debe ahorrarle al pa¨ªs esa absurda reelecci¨®n, que encima costar¨ªa su plata.
Y en lo aplazado: 3. La sucesi¨®n se alborota. De un lado, el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, contumaz candidato con tan poco eco como la antigua Betancourt, ha crecido ante el electorado, y le encantar¨ªa ser ungido por Uribe como sucesor. Pero la tapada de s¨ª misma puede ser la propia Ingrid que hasta podr¨ªa elegir. Aunque la ex cautiva ten¨ªa aspecto muy saludable a su liberaci¨®n, lo propio es que deje un decente intervalo antes de anunciar si a¨²n se considera material presidenciable. Todo lo que se sabe de sus a?os de selva, como sus proyectos de tren de alta velocidad transcolombiano, y la lista inacabable de medidas que tomar¨ªa para redimir el pa¨ªs, apuntan a que dentro s¨®lo pensaba en lo que le gustar¨ªa hacer cuando estuviese fuera; pero la novedad es que tanto podr¨ªa presentarse como candidata de s¨ª misma, de Uribe si el presidente renuncia a hacerlo, y hasta del Polo, la coalici¨®n de izquierda que, antes de la reaparici¨®n de Betancourt, era la ¨²nica fuerza capaz de oponerse al presidente.
4. Para su suerte, el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, se encontraba en el lado bueno de sus frecuentes cambios de opini¨®n; hac¨ªa poco que hab¨ªa intimado a las FARC a liberar a los cautivos y poner fin a la insurrecci¨®n, cuando semanas antes hab¨ªa pedido el reconocimiento urbi et orbi de su beligerancia; pero, a¨²n as¨ª, se ha quedado sin lo que podr¨ªa haber sido a plazo su gran triunfo diplom¨¢tico, obtener de las FARC la liberaci¨®n de Betancourt y, casi tan importante, de los tres civiles norteamericanos, tambi¨¦n rehenes. Francia y Estados Unidos, inmensamente agradecidos.
Y 5. Uno de los m¨¢s queridos puntos program¨¢ticos del Polo, el fin negociado del conflicto, est¨¢ gravemente averiado. Colombia hoy cree, y no s¨®lo los que contestan encuestas y votan -un tercio del electorado- que el fin de las FARC est¨¢ pr¨®ximo. ?Qu¨¦ puede hacer la izquierda hasta las presidenciales de 2010? Aparte de pactar con Betancourt, lo que no es f¨¢cil dada la idiosincrasia opinativa de sus l¨ªderes, s¨®lo quedar¨ªa rezar para que prevaleciera la se?ora Uribe, Lina Moreno, e hiciera desistir al presidente de pasar otra temporada en Palacio Nari?o.
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