"Nos ahorrar¨ªamos muchos juicios con mejores modales"
Cuando alguien quiere entrevistar a Judith Martin, alias Miss Manners, debe saber algo: "Miss Manners no concede entrevistas en las que haya que comer", dice su asistente. Debe ser un caf¨¦, entonces. "Cuando me entrevistan a la mesa, los periodistas est¨¢n m¨¢s pendientes de c¨®mo coger el cubierto que de las cosas que digo", explica luego Martin. Es considerable la presi¨®n de hablar con la voz m¨¢s importante de Estados Unidos en materia de modales y etiqueta. Uno no sabe c¨®mo sentarse o c¨®mo coger la taza de caf¨¦. Afortunadamente, llega con 15 minutos de retraso. Eso s¨ª, llama pasados los reglamentarios 10 minutos para anunciar que ella es, normalmente, muy puntual y que siente "profundamente" la espera.
La columnista experta en estilo fue premiada por luchar por un mundo m¨¢s civilizado
Miss Manners, de 69 a?os, asesora a los estadounidenses sobre buenos modales en una columna que se publica en m¨¢s de 200 diarios, tres veces a la semana, desde 1978. Opina, de forma ir¨®nica, sobre todo tipo de asuntos, desde c¨®mo sentarse a la mesa a c¨®mo comportarse en un pa¨ªs extranjero. Lo suyo, sin embargo, no es s¨®lo la etiqueta. "La etiqueta es la forma, lo que cambia con el tiempo. Lo que importa son los modales, el esp¨ªritu de comportarse bien con los dem¨¢s". Cree esta intelectual que el mundo se ahorrar¨ªa muchas batallas, juicios y problemas si todos tuvi¨¦ramos "mejores modales".
Lo de intelectual no es una etiqueta que se le asigne a la ligera. Como tal la ha reconocido la Casa Blanca, al ser la primera especialista en modales a la que se la ha concedido la Medalla Nacional de las Humanidades. Se la impuso el Presidente George W. Bush en 2005. "En ese momento sent¨ª no que se me reconoc¨ªa mi trabajo, sino que se daba la aprobaci¨®n oficial al hecho de comportarse de forma civilizada", explica.
De hecho, se homenajeaba a una periodista hist¨®rica de Washington: cofundadora de la secci¨®n de Estilo del diario The Washington Post; una de las pioneras en informar, con estilo desenfadado, sobre las fiestas y saraos de la Casa Blanca, all¨¢ por 1969, y una de las primeras mujeres en poner el pie en el exclusiv¨ªsimo e hist¨®ricamente machista National Press Club. La entrevista tiene lugar, como una venganza, en un bar al que se prohibi¨® la entrada a las mujeres hasta 1971. "Hasta entonces, cuando alguien importante ven¨ªa, las periodistas ten¨ªamos que esperar en un balc¨®n", recuerda tras pedir agua con gas. "Con rodaja de lim¨®n, por favor", a?ade. "Abrieron las puertas y las mujeres rompimos otro techo de cristal. Fue un gran d¨ªa para la igualdad".
Miss Manners se muestra relajada y consigue que al final, uno deje de preocuparse por cu¨¢l es la mano que debe levantar la taza de caf¨¦. Resulta que esta afamada columnista conoce Espa?a muy bien, despu¨¦s de numerosos periodos de vacaciones en Salamanca o Santiago de Compostela.
Nacida en Washington, el coraz¨®n de Martin est¨¢ en realidad en Venecia, ciudad que visita religiosamente cuatro veces al a?o desde hace d¨¦cadas y sobre la que ha escrito el libro No Vulgar Hotel, una excelente gu¨ªa de supervivencia para lo que ella llama "venet¨®filos". "Es una ciudad en la que perderse", explica. "De exquisitos modales". Claro, eso es lo que ha enamorado a Miss Manners.
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