La ret¨®rica no basta
Cicer¨®n se preguntaba hasta cu¨¢ndo iba Catilina a abusar de la paciencia de los romanos. ?Qu¨¦ pregunta har¨ªa ahora a los Mugabes, Obiangs, generales birmanos y, en general, a los reg¨ªmenes responsables de genocidios como los de Ruanda y Camboya, antes, y los de Darfur, ahora? ?Cu¨¢ntos muertos se tienen que registrar para que la comunidad internacional se decida a intervenir no s¨®lo con bien intencionadas declaraciones ret¨®ricas y peticiones de sanciones, que, si se consiguen aprobar en la ONU, generalmente producen m¨¢s represi¨®n y muy pocos resultados pr¨¢cticos, sino con acciones contundentes que pongan fin de una vez por todas al sufrimiento de los pueblos que padecen las tiran¨ªas?
El multilateralismo sin pu?o de hierro s¨®lo sirve para perpetuar en el poder a los tiranos
Viene este introito a cuento de la resoluci¨®n un¨¢nime sobre Zimbabue, aprobada el martes por los l¨ªderes del G-8, a pesar de las reticencias iniciales expresadas por Rusia e, incre¨ªblemente por Italia, gracias a la apasionada intervenci¨®n del primer ministro brit¨¢nico y a la presi¨®n del presidente George Bush. La resoluci¨®n se niega a reconocer "la legitimidad de un Gobierno [como el de Robert Mugabe] que no representa la voluntad del pueblo de Zimbabue", aboga por la imposici¨®n de sanciones contra los responsables de la violencia en la antigua Rodesia y, en una bofetada al hasta ahora mediador en la crisis, el presidente surafricano Thabo Mbeki, cuyo descarado apoyo a Mugabe es una de las causas de la situaci¨®n actual, pide al Consejo de Seguridad de la ONU el nombramiento de un enviado especial para que informe sobre la situaci¨®n en el pa¨ªs.
La decisi¨®n del G-8 garantiza pr¨¢cticamente la aprobaci¨®n por el alto organismo de una resoluci¨®n presentada al Consejo por Estados Unidos, y que ser¨¢ votada este fin de semana, en la que se pide la imposici¨®n de un embargo de armas del pa¨ªs africano y la aplicaci¨®n de medidas financieras y restricciones de viaje a una docena de dirigentes del r¨¦gimen, incluidos Mugabe, los jefes del ej¨¦rcito y la polic¨ªa y el gobernador del banco central, que ya ha emitido billetes de ?50.000 millones de d¨®lares zimbabuenses!
Ahora bien, suponiendo que la resoluci¨®n presentada por Estados Unidos obtenga los nueve votos necesarios para su aprobaci¨®n y que ninguno de los cinco grandes con derecho a veto (Rusia, China, Estados Unidos, Reino Unido y Francia) se oponga, ?piensa alguien que Mugabe va a renunciar voluntariamente a la presidencia cuando, por ejemplo, dos de sus vecinos, Sur¨¢frica y Mozambique, se niegan a cerrar sus fronteras y a aplicar sanciones? El presidente de Senegal, Abdulaye Wade, ya se ha apresurado a declarar que "las sanciones no cambiar¨¢n el r¨¦gimen". Situaciones como la que padece Zimbabue son las que ponen de manifiesto la imperiosa necesidad de una remodelaci¨®n de los ¨®rganos de decisi¨®n de Naciones Unidas y, principalmente, de su Consejo de Seguridad.
El mundo de 2008 no tiene nada que ver con el de 1948, cuando la organizaci¨®n fue fundada con 51 miembros frente a los 192 actuales. Y el derecho de veto de los cinco vencedores de la II Guerra Mundial resulta tan obsoleto como pretender restablecer el orden mundial del Congreso de Viena o de la Sociedad de Naciones. Es evidente que s¨®lo con resoluciones no se conseguir¨¢ aquella paz perpetua en su famoso ensayo de 1795. En septiembre de 2005, los jefes de Estado y de Gobierno aprobaron en la Asamblea General de ese a?o un texto destinado a proteger a las poblaciones de genocidio, delitos de guerra, limpieza ¨¦tnica y cr¨ªmenes contra la humanidad. "Estamos dispuestos a emprender una acci¨®n colectiva, a trav¨¦s del Consejo de Seguridad, si los medios pac¨ªficos resultan inadecuados y las autoridades nacionales manifiestamente no protegen a sus poblaciones" de los delitos antes mencionados. ?Cu¨¢ntos miles de ciudadanos tienen que morir antes de que se aplique lo aprobado hace tres a?os?
No s¨¦ si la propuesta hecha en marzo por el candidato republicano a la presidencia de EE UU, John McCain, en su primer discurso sobre pol¨ªtica exterior de establecer "una Liga de Democracias", integrada por la centena de pa¨ªses democr¨¢ticos representados en la ONU con el fin de complementar la labor del Consejo de Seguridad en las acciones humanitarias, de defensa de los derechos humanos y de prevenci¨®n de genocidio y limpieza ¨¦tnica en los pa¨ªses bajo la opresi¨®n de unos pocos, ser¨¢ la receta apropiada para resolver casos como el de Zimbabue y similares. Estamos todos de acuerdo en que el unilateralismo no es aceptable en un mundo multipolar como el actual. Pero, lo que la experiencia demuestra es que el multilateralismo de terciopelo sin pu?o de hierro s¨®lo sirve para perpetuar en el poder a los tiranos.
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