El icono de Mar¨ªa se ha roto
San Gil cierra su presidencia envuelta en la pol¨¦mica - Algunos compa?eros no entienden su postura revanchista - La mayor¨ªa cree que hoy no acudir¨¢
"Que venga o que no venga, pero que nos deje en paz". Despectiva alusi¨®n de un reconocido cargo del PP alav¨¦s a la posible presencia de Mar¨ªa San Gil en el congreso que los populares vascos inician hoy como punto de partida de su nueva etapa pol¨ªtica. Tal muestra de desafecto indica hasta qu¨¦ punto el icono de la hasta ma?ana es presidenta del PP vasco se ha roto entre las manos de la inmensa mayor¨ªa de sus compa?eros.
Con el paso de los d¨ªas, la deriva pol¨ªtica y personal de Mar¨ªa San Gil s¨®lo recibe ya la comprensi¨®n de su reducida guardia pretoriana, que encabeza la aguerrida Olivia Bandr¨¦s, algo m¨¢s que su mano derecha. "Debemos de mirar hacia adelante, y los que quieren quedarse atr¨¢s, que se queden, pero no es de recibo mandar cartas con esos t¨¦rminos". En la direcci¨®n del PP guipuzcoano todav¨ªa no se digiere, "porque lo que dicen es mentira", el l¨¦xico corrosivo utilizado en cada una de las tres misivas enviadas -eso s¨ª, desde un mismo despacho donostiarra- por Carmen Rubio, Pedro Altuna y Maribel Melgosa para denunciar como raz¨®n de su despedida del partido que se ha "triturado" a la presidenta.
Olivia Bandr¨¦s controla con mano de hierro el equipo de apoyo a San Gil
Algunos como Basagoiti se rebelan cuando afirman que la han traicionado
En alg¨²n momento ha llegado a decir que "quiz¨¢" se haya podido equivocar
?Por qu¨¦ act¨²a as¨ª Mar¨ªa San Gil? ?Acaso tiene raz¨®n? ?Se ha dado cuenta del error, pero le aconsejan no dar marcha atr¨¢s? ?Siente que se evapora su legado y que la mayor¨ªa le ha dado r¨¢pidamente la espalda sin divisi¨®n interna alguna?
A San Gil, derrotada en su pulso con Rajoy, s¨®lo le arropa en el PP vasco un reducido grupo de colaboradores inquebrantables. Todos ellos (sobresalen Carmelo Barrio y Juan Encinas), bajo un caparaz¨®n que controla con mano de hierro Olivia Bandr¨¦s, a quien desde distintos puntos se dirigen muchos de los dardos por el devenir de los acontecimientos. La hija del hist¨®rico dirigente de Euskadiko Ezkerra, curtida batalladora en la defensa de las v¨ªctimas del terrorismo, ha marcado el campo de San Gil dentro y fuera del partido, dejando para su "adorada jefa" el siempre rentable papel de la sonrisa complaciente.
Hacia Olivia Bandr¨¦s se dirigen, de hecho, los reproches de algunas de las recientes equivocaciones, "pero no todas", de San Gil. "Mar¨ªa sabe las veces que personas como Usandizaga o Basagoiti han hablado con ella para convencerla y lo que a ellos les ha costado escuchar algunas de las cosas que ella les dec¨ªa cuando la iban a visitar".
Aquel domingo 11 de mayo, al salir del cine, Mar¨ªa Jos¨¦ Usandizaga no daba cr¨¦dito al texto que palpitaba en su m¨®vil: "Mar¨ªa planta cara a Rajoy", rezaba literalmente el texto de la pantalla. No daba cr¨¦dito, seg¨²n admiti¨® luego a sus m¨¢s pr¨®ximos. Inmediatamente lo puso en conocimiento de Antonio Basagoiti y Alfonso Alonso, igualmente at¨®nitos por la sorpresa y, principalmente, por su trascendencia. Y es que San Gil ocult¨® a sus compa?eros vascos de direcci¨®n el inicio de su cruzada.
Hay quien sostiene que la todav¨ªa presidenta no se sent¨ªa con fuerzas para arrastrar a la c¨²pula de su partido desde aquella reuni¨®n, posterior al 9-M, en el hotel Ar¨¢nzazu de San Sebasti¨¢n, en la que se escucharon las primeras voces deseosas de abrir el PP vasco a la sociedad.
A San Gil y a Carmelo Barrio, su secretario general, no les hab¨ªan gustado los an¨¢lisis cr¨ªticos formulado por Basagoiti (lleg¨® a pedir el modelo de UPN) y Alonso (acercarse a los deseos del ciudadano). Por ello, emplaz¨® a los principales cargos del PP regional a emitir un informe por escrito sobre el estado de la cuesti¨®n, que ella misma recopil¨®. Aunque el tono de ese encuentro fue distendido, las primeras grietas hab¨ªan aparecido. Pero, en su l¨ªnea de l¨ªder por entonces incontestable, San Gil apenas tard¨® 48 horas en recuperar su mensaje inflexible, implacable con el enemigo, y las ventanas volvieron a cerrarse en el PP.
Sin embargo, la afrenta de San Gil a Mariano Rajoy en su duro pulso pol¨ªtico y medi¨¢tico por la defensa numantina de una postura frentista con los nacionalistas vascos y refractaria con los socialistas dio alas a los cr¨ªticos vascos, cuyo peso real no supo atisbar la presidenta. D¨ªas despu¨¦s, la falta de previsi¨®n le estall¨® y nadie se puso a llorar por el anuncio de su despedida.
?Estar¨¢ hoy en el Euskalduna? La mayor¨ªa de las voces autorizadas consultadas por EL PA?S coinciden en que "no vendr¨¢, aunque todos le esperamos hasta el ¨²ltimo momento". En cambio, hay quien sostiene que "puede repetir el gesto de Aznar en Valencia". Si lo hiciera, nadie se atreve a pronosticar las reacciones de los compromisarios, pero la mayor¨ªa se inclinan por "unanimidad en los aplausos".
Quienes la conocen "piel a piel" se atreven a afirmar que "est¨¢ sufriendo mucho y en alg¨²n momento llega a admitir que quiz¨¢ se haya podido equivocar". Pero a su alrededor le insisten en que est¨¢ siendo "linchada". Es aqu¨ª cuando algunos de sus compa?eros se rebelan. "Que Antonio Basagoiti tengan que escuchar, por ejemplo, que le ha traicionado es muy fuerte", se?alan desde Bilbao. Su futuro sucesor ha apretado m¨¢s de una vez los dientes deseando el paso atr¨¢s de San Gil, "porque ¨¦l nunca ha querido ser presidente". Adem¨¢s, ha guardado las formas en todo momento. Como ejemplo, "en el congreso de Valencia, Rajoy organiz¨® una comida con todos los presidentes regionales que estaban all¨ª. Antonio decidi¨® no ir porque no era todav¨ªa presidente y se fue a comer con la gente de la delegaci¨®n vasca", cuenta un colaborador.
Mar¨ªa San Gil, muy recuperada de una enfermedad que le ha permitido dedicarse a tope a la familia que le protege, no tiene definido su futuro. "Quienes hablan de que se ir¨¢ fuera, no la conocen porque donde est¨¢ a gusto es aqu¨ª". Eso s¨ª, tendr¨¢ que acostumbrarse a un papel secundario, aunque siempre cualquier taxista de Madrid le dir¨¢: "Que sepa que estoy con usted".
"No se ir¨¢ con Rosa D¨ªez"
Una vez despojada de sus atributos como responsable del PP vasco y sin la condici¨®n de parlamentaria, "donde ya ha tenido la oportunidad de comprobar c¨®mo ha quedado ella dentro del partido", el futuro pol¨ªtico de Mar¨ªa San Gil vuelve a entrar en el juego de los an¨¢lisis.Por concordancia con sus ideas, pero s¨®lo en materia de terrorismo y de antipat¨ªa a los nacionalistas vascos y a Zapatero, hay quien no duda en asignar a San Gil un tr¨¢nsito a medio plazo hacia UPyD, el partido de Rosa D¨ªez. Sin embargo, desde San Sebasti¨¢n, principalmente, se descarta con absoluta rotundidad "Pero si Mar¨ªa y Rosa no se pueden ver... Otra cosa es que tengan una relaci¨®n cordial y que les una muchas cosas, sobre todo las v¨ªctimas del terrorismo".Para consolidar esta teor¨ªa hay quien recuerda las cr¨ªticas que desde el entorno de San Gil, al que no era ajena Olivia Bandr¨¦s, se lanzaron contra algunos representantes de ?Basta ya!, como la propia Rosa D¨ªez, Fernando Savater o Carlos Mart¨ªnez Gorriar¨¢n, a quienes se les consideraba un poco "mel¨ªfluos y blanditos con algunas cuestiones del PSOE sobre ETA".Eso s¨ª, la posible relaci¨®n de Mar¨ªa San Gil con algunos de los grupos de v¨ªctimas del terrorismo es compartida por varios de sus compa?eros. "No la vemos despoj¨¢ndose ahora del carn¨¦ del PP". Su estrecha vinculaci¨®n con las v¨ªctimas forma parte de su compromiso personal y pol¨ªtico, y de ah¨ª que les seguir¨¢ apoyando. S¨®lo los m¨¢s maquiav¨¦licos se atreven a presagiar que "se quedar¨¢ en el partido para ver si Antonio se da un batacazo a las primeras de cambio".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.