"El mundo del arte es, en esencia, conservador"
En el estudio de Nancy Spero (Cleveland, Ohio, 1926) todo tiene un sentido de rebeld¨ªa. L¨®gico en una mujer para quien la vida no ha sido f¨¢cil, como nunca lo es con los fuertes. La noche es bochornosa y pesada en Nueva York, as¨ª que nada parece alejarnos de este espacio lleno de ¨¢ngeles decapitados y constelaciones de amenazas at¨®micas. Aqu¨ª el silencio afirma. Basta con observar las cabezas de papel recortadas y desperdigadas por el suelo que hablan a gritos entre s¨ª para denunciar la obscenidad de la guerra. La asistente de Nancy Spero nos invita a tocar y curiosear todo lo que se nos antoje. La espera puede ser larga. "Se acaba de levantar", advierte, mientras adorna la mesa de la cocina con un jarr¨®n de flores frescas. Cada noche a la misma hora, una ayudante la despierta y prepara para comenzar las tareas del estudio. Desde que en 1960 le fue diagnosticada una artritis reumatoide, con s¨®lo 34 a?os, la energ¨ªa, la ira y el sufrimiento f¨ªsico continuo se han convertido para ella en un acicate, y los utiliza de la misma manera que otros artistas emplean los pinceles.
"Artaud me ha ayudado a desmembrar el lenguaje de la autoridad y a reconfigurar lo femenino"
"Ser una artista feminista no implica ser buena; y al rev¨¦s, que no lo seas no quita valor a tu trabajo"
"La serie 'War' naci¨® de mi furia contra una guerra obscena y sin sentido. La rabia me sal¨ªa a borbotones"
"Clinton es una mujer muy inteligente y preparada, pero fue una de las pocas dem¨®cratas que votaron a favor de la guerra"
En las decenas de metros de biblioteca de este loft cercano al Soho aparecen por estratos los nombres de Goya, Canova, Popova, Mantegna, Gericault, Bataille. En un pasillo lleno de estanter¨ªas con cajas y rollos de papel asoman otros t¨ªtulos menos memorables: Fotograf¨ªas de las campeonas del mundo de culturismo, Abor¨ªgenes hermafroditas... Sobre la larga pared horizontal del estudio, una enorme tela pintada por el que fue su marido, Leon Golub (1922-2004), describe brutalmente la alienaci¨®n del individuo que se disuelve en el caos de la guerra.
Tras casi una hora de entretenida espera, aparece la artista. La primera impresi¨®n nos habla de la familiaridad de la ternura. Sus muchos a?os no han concluido todav¨ªa un bello retrato cuya profundidad s¨®lo se advierte por el tortuoso dolor que ella dice haber sufrido desde joven. Comienza una larga cena. O un largo desayuno. La delgadez de su cuerpo se complace con un apetito voraz, y la penosa torpeza de sus extremidades con una ligereza musical en su voz. Como ocurre con todas las personas de extrema sensibilidad y dignidad, Spero parece m¨¢s interesada en lo que pasa ah¨ª afuera que en hablar de s¨ª misma.
PREGUNTA. ?Prefiere que hablemos despu¨¦s de la cena o es ahora un buen momento?
RESPUESTA. S¨ª, s¨ª, adelante. Me paso el d¨ªa en la cama y por la noche es cuando estoy m¨¢s activa. Atiendo llamadas y procuro ordenar mis trabajos. Pero cu¨¦nteme, c¨®mo est¨¢ Manolo (Borja-Villel). He o¨ªdo que es el nuevo director del Reina Sof¨ªa. Ahora tendr¨¢ que ser muy cuidadoso con lo que hace y c¨®mo lo hace. En este mundo s¨®lo se valora el ¨¦xito. Y en el arte m¨¢s. Manolo es una gran persona, y muy singular. Seguro que har¨¢ un buen trabajo con esta retrospectiva en Barcelona (Macba). Sentir¨¦ no poder estar.
P. La muestra tambi¨¦n viajar¨¢ a Madrid.
R. Es una buena noticia. El Reina Sof¨ªa tiene una gran colecci¨®n. ?Y con el Guernica de fondo! Estoy muy contenta y agradecida.
(Su ¨²ltima exposici¨®n en Espa?a, despu¨¦s de su intervenci¨®n -sobre la terraza, el muro y las columnas del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid- dentro de la colectiva titulada El sue?o imperativo (1991), fue hace cuatro a?os, en el CGAC de Santiago de Compostela).
La obra de Nancy Spero ha sido ampliamente reconocida como pionera del arte feminista y a la vez ha servido de inspiraci¨®n a varias generaciones de artistas. La visi¨®n transcultural y claramente revolucionaria de sus dibujos habla no s¨®lo de la fatalidad de la violencia masculina sobre la mujer sino de todas las v¨ªctimas o testigos del poder en que se sustenta la tiran¨ªa, como la terrible actuaci¨®n del Gobierno norteamericano en el sureste asi¨¢tico. Antes de estas obras, consideradas hoy seminales, Spero pintaba expresivos cuadros al ¨®leo de inspiraci¨®n medieval, donde aparec¨ªan figuras que surg¨ªan de un fondo l¨®brego e infinito. Los realiz¨® en Par¨ªs, donde vivi¨® con Leon Golub y los tres hijos de ambos, entre 1959 y 1964.
A su regreso a Nueva York fue cuando forj¨® definitivamente un estilo propio basado en un enfoque iconoclasta de los materiales, los procesos y el espacio. Fue su reacci¨®n ante el impacto de la escuela del expresionismo abstracto, el pop art y el minimalismo, en boga por entonces, y a un medio art¨ªstico eminentemente masculino. Spero se aleja de la relaci¨®n entre pintura y sublimaci¨®n, y conserva la representaci¨®n figurativa. Incorpora en su obra el collage, la cita extensiva y las construcciones textuales y gr¨¢ficas sobre papel.
La artista se apropia del estilo radical de Artaud, su "musa masculina", quien -seg¨²n explica ella misma- le ayuda a "desmembrar el lenguaje de la autoridad y a reconfigurar lo femenino". Su sello de madurez lo desarrolla en su serie de papiros desplegados como si fueran escrituras medievales y pinturas funerarias egipcias, claramente inspirados en El libro de los muertos (1550 antes de Cristo), cuyo c¨®digo de conducta ejemplar est¨¢ dirigido a aquellos que buscan un lugar en el firmamento. Para Spero, como para los egipcios, el lenguaje es un don divino. De ah¨ª el potencial expresivo del texto en todos sus trabajos (cuya lectura se puede hacer en cualquier direcci¨®n o, sencillamente, al azar), su manipulaci¨®n r¨ªtmica y la relaci¨®n entre palabra e imagen.
P. Usted sostiene que el movimiento feminista le permiti¨® pintar. Pero al mismo tiempo, su condici¨®n de artista radical le apart¨® de los debates institucionales y la valoraci¨®n cr¨ªtica durante los sesenta y setenta.
R. S¨ª. Y me produc¨ªa mucha rabia, pero a la vez me daba m¨¢s coraje. Nuestro activismo lo ejerc¨ªamos desde la AIR (Artists in Residence) Gallery, una cooperativa para mujeres artistas que creamos en 1972. Tambi¨¦n estaba la WAR (Women Artists in Revolution) y el Ad Hoc Comit¨¦ of Women Artists, donde la te¨®rica Lucy Lippard jug¨® un papel muy importante. Nos dedic¨¢bamos a analizar qu¨¦ pasaba en el mundo del arte, en un momento, recuerdo, en el que hab¨ªa dinero a mansalva para los artistas y para espacios alternativos. Ahora es muy diferente, el mercado marca las pautas y es muy dif¨ªcil sustraerse a los efectos del ¨¦xito. Por eso el activismo sigue siendo tan importante.
P. ?No le importa que la encasillen como una autora feminista? Algunas artistas, como Louise Bourgeois, no quieren que se las identifique con este movimiento.
R. A m¨ª me gusta. Aunque ser una artista feminista no implica ser buena; y al rev¨¦s, que no lo seas no quita valor a tu trabajo. Louise s¨ª estaba interesada en el feminismo, pero quer¨ªa ser algo m¨¢s. Es una mujer muy especial.
P. ?Siguen en contacto?
R. Ahora ya no tanto. ?Est¨¢ siempre tan ocupada! Pero somos grandes amigas. La admiro much¨ªsimo.
P. A ella le lleg¨® el ¨¦xito muy tarde. Como usted, padeci¨® la indiferencia del mundo del arte masculino. Y ahora est¨¢ considerada la mejor artista en activo.
R. Es interesante el fen¨®meno de c¨®mo y por qu¨¦ alguien se convierte en famoso. El artista nunca controla el ¨¦xito de su obra. A Bourgeois le lleg¨® en los setenta, lo que ha pasado despu¨¦s, en la ¨²ltima d¨¦cada, con tant¨ªsima obra suya en ferias y museos, est¨¢ fuera de su control. El mundo del arte siempre busca excitaciones, nuevas cosas que abrazar, flirtear con el peligro, provocar al burgu¨¦s. Y a la vez busca preservar su respetabilidad. Es en esencia conservador.
P. En su caso, el ¨¦xito le llega dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, con el renovado inter¨¦s de la cr¨ªtica por el cuerpo.
R. S¨ª, pero siempre he dicho que mi obra es hija de mi tiempo. Siempre he querido hacer un arte subversivo, escandalizar.
P. Muchos cr¨ªticos han observado la influencia de Leon Golub en su pintura. Usted ha luchado para mantener su voz como artista en un mundo masculino. ?C¨®mo vive estas comparaciones?
R. Lo dec¨ªan sobre todo de mis primeras telas de los cincuenta. ?Claro que tienen que ver con su pintura! ?C¨®mo no iba a ser as¨ª si trabaj¨¢bamos juntos? Tambi¨¦n hubo reciprocidades. Era un toma y daca. Pero enseguida encontr¨¦ mi propio camino, en mis trabajos las mujeres eran hombres, y al rev¨¦s, todo era muy andr¨®gino, y m¨¢s l¨ªrico, eran pinturas menos alusivas que las de Leon, ¨¦l buscaba m¨¢s la confrontaci¨®n, pintaba figuras gigantes con expresiones feroces. Finalmente en lo que siempre hemos coincidido es en que no hemos formado parte del mainstream.
P. Se hizo feminista en Nueva York. Y en Par¨ªs, ?qu¨¦ ocurri¨®? All¨ª estaban las grandes te¨®ricas, Kristeva, Irigaray, Cixous...
R. Par¨ªs me permiti¨® ser artista, all¨ª no me ve¨ªan como mujer o como madre. Era sencillamente una pintora. En cuanto a todas esas autoras, confieso que entonces no estaba al tanto de sus escritos. Las empec¨¦ a leer cuando se tradujeron a?os m¨¢s tarde al ingl¨¦s. Ya entonces viv¨ªa en Nueva York. Pero sin duda Artaud fue m¨¢s esencial para m¨ª.
P. Todo esto coincidi¨® con su abandono de las Black Paintings y del tono, un tanto elegiaco, de su trabajo, y de un formato comercial, el lienzo. Su obra se hace m¨¢s europea, menos americana.
R. S¨ª. Decid¨ª usar mi trabajo para examinar e investigar el estatus de la mujer. Era un problema global. En Torture of women hablaba de las v¨ªctimas, utilizaba frases de prisioneras pol¨ªticas. La serie War naci¨® de mi furia contra una guerra obscena y sin sentido. La rabia me sal¨ªa a borbotones. ?Quer¨ªa hacer algo explosivo! Abandon¨¦ el lienzo y empec¨¦ a trabajar sobre papel y con figuras muy peque?as. Era mi rebeli¨®n personal contra las preferencias de los coleccionistas. Humedec¨ªa el papel, escup¨ªa y frotaba y despu¨¦s dibujaba con tinta y gouache lenguas que a la vez eran las armas de guerra. Quer¨ªan ser un manifiesto contra una guerra que pod¨ªa haber movilizado a mis hijos. De esta forma desmitificaba la pintura. La obra de Artaud, el hecho de que fuera juzgado como un loco, de que fuera silenciado, fue para m¨ª un veh¨ªculo para mostrar mi desacuerdo con el mundo del arte, y con el mundo, en general.
P. Algunas te¨®ricas feministas abrazaron la obra de Artaud. De ¨¦l Susan Sontag escribi¨® que era "uno de los grandes cart¨®grafos osados de la conciencia in extremis" (New Yorker, 1973). Y Kristeva afirm¨® que sus escritos eran "una inmersi¨®n bajo el agua y bajo la materia, donde la violencia oscura y mortal de lo femenino es, a la vez, exaltada y estigmatizada".
R. Era por la manera en que jugaba con el lenguaje. Artaud rompi¨® muchas fronteras. Era un salvaje fant¨¢stico. Lo m¨¢s extremo que hab¨ªa le¨ªdo. Hablaba muy a menudo sobre su lengua, c¨®mo fue cortada, sobre el hecho de ser castrado. Y ¨¦sa era mi sensaci¨®n como artista. El rechazo del lienzo era una postura de desaf¨ªo, sacar la lengua, desafiar y burlarme del mercado. La consecuencia fue que cuando llevaba mi obra a las galer¨ªas, no la entend¨ªan. Para m¨ª eran pinturas, para los galeristas eran, simplemente, arqueolog¨ªa. Todos esos s¨ªmbolos del Antiguo Egipto o los juegos de palabras inspirados en jerogl¨ªficos... Hab¨ªa creado un nuevo lenguaje de signos. Pintaba mujeres atletas desnudas, diosas, incluso modernas, como Marlene Dietrich, que saltaban encima de frases mis¨®ginas escritas por Nietzsche o Derrida, como aquella que dec¨ªa que la esencia de la mujer era nula, y que las mujeres feministas eran hombres. Todo esto lo rechazaba el mercado.
P. Usted, que ha pintado tantas lenguas y mujeres f¨¢licas, ?c¨®mo ve la de Hillary Clinton?
R. Clinton es una mujer muy inteligente y preparada, sin embargo fue una de las pocas dem¨®cratas que votaron a favor de la guerra. El poder es terrible. Con George Bush todo ha sido m¨¢s evidente y pornogr¨¢fico. Como americana, todo esto me decepciona. Y est¨¢ ocurriendo en un pa¨ªs que tiene una idea maravillosa de lo que es la democracia. El nuestro no es un mundo feliz. Todo esto me da miedo y a la vez me enoja. No hay mucha diferencia entre el mundo que inspir¨® mis dibujos de las War Series y el de ahora. Es un cont¨ªnuum terrible. La culpa la tienen nuestros pol¨ªticos. ?C¨®mo hemos podido permitir este horror? ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo con la raza humana? Y me hace pensar que las mujeres no somos perfectas. Muchas est¨¢n orgullosas de mandar a sus hijos a la guerra. Es mejor creer en el individuo.
P. ?Tiene alg¨²n trabajo sobre la guerra y las torturas en Irak?
R. Mucha gente me lo pregunta y yo les respondo que no, que lo que har¨ªa est¨¢ en la serie sobre Vietnam. La instalaci¨®n que Robert Storr escogi¨® para la Bienal de Venecia (Maypole / Take no prisoners, 2007) era una actualizaci¨®n de todo aquello, horribles cabezas y miembros ensangrentados que representan lo que fue y es la invasi¨®n de Irak. El presente continuo es perfecto para describir lo que hago. "Es necesario repetir, porque cada vez es as¨ª, es as¨ª, es as¨ª...". Yo siempre he dicho que "My art is my art, is my art, is my art...". Gertrude Stein lo escribi¨® de una forma m¨¢s bella, "una rosa es una rosa y siempre ser¨¢ una rosa".
Nancy Spero. Disidanzas. Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba). Pla?a dels ?ngels, 1. Barcelona. Hasta el 24 de septiembre.
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