La invenci¨®n de la realidad
Am¨¦rica Latina ha dejado de ser un continente inventado por la literatura para transformarse en un continente redescubierto por los narradores. Un grupo de periodistas se ha situado en la vanguardia literaria con sus ganas de "contar cosas que no fueron so?adas en una noche apacible, sino que fueron vistas en el d¨ªa anterior y de la vigilia, cosas que est¨¢n pasando", asegura Patricio Fern¨¢ndez, director de The Clinic, una publicaci¨®n quincenal que surgi¨® en 1998 con el ¨¢nimo confeso de dar palos al ex dictador Augusto Pinochet y que con su esp¨ªritu sat¨ªrico se ha situado como la m¨¢s le¨ªda en Chile.
Se trata de un grupo de hijos adoptivos del colombiano Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, el argentino Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, el mexicano Carlos Monsiv¨¢is o el polaco Ryszard Kapuscinski; adem¨¢s beben sin prejuicios del Nuevo Periodismo envasado en Estados Unidos, que en los setenta etiquet¨® Tom Wolfe y que antes hab¨ªan alimentado Truman Capote y Norman Mailer. Los "nuevos cronistas de Indias", como los bautiz¨® la Fundaci¨®n Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que preside el Nobel Garc¨ªa M¨¢rquez, en Cartagena de Indias (Colombia), son en realidad nativos cronistas de Indias que intentan contar y contarse a s¨ª mismos.
To?o Angulo define la cr¨®nica como "esa hija incestuosa de la historia y la literatura que es anterior al periodismo"
Para el colombiano Alberto Salcedo Ramos, "el reto no es inventar lo sorprendente sino descubrirlo"
No desde?an las coloridas cr¨®nicas de los descubridores absortos de la colonizaci¨®n, como Bernal D¨ªaz del Castillo o Fray Bartolom¨¦ de las Casas, y reconocen en Inca Garcilaso de la Vega al precursor de la cr¨®nica latinoamericana. No se tragan entero eso de que el Nuevo Periodismo haya surgido en Estados Unidos y en cambio reivindican, como se?ala la venezolana Susana Rotker en su libro La invenci¨®n de la cr¨®nica (FCE), a Jos¨¦ Mart¨ª, a Manuel Guti¨¦rrez N¨¢jera y a Rub¨¦n Dar¨ªo, que a finales del siglo XIX aplicaban a sus despachos period¨ªsticos la mirada escrutadora, la potencia estil¨ªstica y la pretensi¨®n literaria que ahora vuelve a invadir revistas, intenta tomar diarios y se ha ido acoplando t¨ªmidamente, pero con fuerza, a la herramienta del blog.
Tiene este semimundo "cron¨ªstico" de periodistas y literatos mexicanos, chilenos, colombianos, argentinos y peruanos, una conciencia de familia que incluye a padrinos notables como los mexicanos Alma Guillermoprieto, Elena Poniatowska y Juan Villoro, al argentino Mart¨ªn Caparr¨®s, al chileno Pedro Lemebel y al estadounidense Jon Lee Anderson. Todos ellos, a excepci¨®n de Lemebel y Poniatowska, han sido maestros de muchos de estos nuevos cronistas en los talleres que hace once a?os desarrolla la FNPI en varias ciudades de la regi¨®n y que han contribuido a crear redes entre ellos.
Los soci¨®logos contempor¨¢neos han diagnosticado la p¨¦rdida de la capacidad de asombro como una especie de patolog¨ªa latinoamericana ante el inventario reiterado y fr¨ªo de muertos que produce la violencia, la avalancha de estad¨ªsticas de inequidad y las tramas de corrupci¨®n. En este contexto, los nuevos cronistas de Indias le ponen rostro y color a las historias del d¨ªa a d¨ªa para acercarlas a la gente. El peruano To?o Angulo Daneri, editor en Espa?a de la revista Etiqueta Negra y ahora vinculado a La F¨¢brica Editorial en Espa?a, define la cr¨®nica como "esa hija incestuosa de la historia y la literatura, que existe desde mucho antes que el periodismo".
Estos cronistas miran la realidad con un temario en el cual hay espacio para lo cotidiano y popular con sus historias m¨ªnimas o heroicas; para la cultura ancestral o del buen comer; para las vidas que hay detr¨¢s -o dentro- de los ¨ªdolos del deporte, la m¨²sica o la actuaci¨®n; para los entresijos del poder; para compartir la euforia de las fiestas; para tratar de entender lo absurdo o lo freak, que se escapa al reporte met¨®dico de la sala de redacci¨®n.
Cr¨®nicas que tambi¨¦n abordan la Historia y hacen historia. Como parte de aquello que no aparece en los libros de texto se puede leer La tormentosa fuga del juez Atilio, publicada en la revista Gatopardo en 2004. En ella, el salvadore?o Carlos Mart¨ªnez Dabuisson sigue los pasos del juez de su pa¨ªs que tuvo que huir para salvar su vida despu¨¦s de que le asignaran la investigaci¨®n del c¨¦lebre asesinato del padre ?scar Arnulfo Romero en 1980. Mart¨ªnez Dabuisson, nieto del general al que se le atribuye la autor¨ªa intelectual de este crimen, recrea el asesinato y la sucesi¨®n de huidas de un juez condenado por querer hacer justicia.
Esta generaci¨®n de narradores incluso desmonta mitos, como el de Aicu?a, un pueblo de La Rioja (Argentina) que se vende en postales tur¨ªsticas como el reino de los albinos y que Angulo Daneri revela con otras particularidades. S¨®lo cuatro albinos resaltan en una poblaci¨®n de 350 habitantes, que el cronista peruano describe diciendo: "Todos juntos cabr¨ªan en una sala de cine, incluyendo a los reci¨¦n nacidos, los ancianos y el ministro pastoral de la iglesia".
Los canales de distribuci¨®n de la artesan¨ªa cr¨®nica, aparte de los pocos espacios que logra robar a diarios y semanarios, son un pu?ado de revistas que, con esfuerzo, cruzan fronteras: Gatopardo (con m¨¢s de 200.000 ejemplares en M¨¦xico, pa¨ªses andinos, Centroam¨¦rica, Argentina, Chile y Uruguay) y Etiqueta Negra (10.000 ejemplares en Per¨² y pa¨ªses vecinos). Revistas eminentemente literarias como Letras Libres (M¨¦xico) y Elmalpensante (Colombia). Tambi¨¦n la revista SoHo, una suerte de h¨ªbrido entre Playboy y Maxim, con cerca de un mill¨®n de lectores en cuatro pa¨ªses latinoamericanos, dedica al menos 30 de sus p¨¢ginas a la secci¨®n Zona Cr¨®nica. The Clinic en Chile, Marcapasos en Venezuela, Rolling Stone y Mano en Argentina tambi¨¦n apuestan por el g¨¦nero. Casi todas vienen a ser una reinterpretaci¨®n de publicaciones anglosajonas, como The Vanity Fair, Harper's, Squire o The New Yorker y todas -unas menos que otras- han incorporado la figura del editor anglosaj¨®n. Ese que discute, devuelve originales e incluso replantea el cauce de una historia. Guillermo Osorno, editor de Gatopardo, explica que "hay una transferencia del escritor al editor y se establece una relaci¨®n creativa de confianza. Despu¨¦s de una discusi¨®n, con toda seguridad saldr¨¢ una cosa mejor. Editor y cronista se confrontan para producir un texto m¨¢s eficaz".
Es probable que -si no el ¨¦xito- al menos el prestigio del periodismo narrativo que se est¨¢ haciendo en Am¨¦rica Latina tenga que ver con la asimilaci¨®n -permeada por la identidad latinoamericana- de algunas de las t¨¦cnicas y formatos que han acu?ado los anglosajones. Donde cojea, y no ha de sorprender a nadie, el llamado "auge" de la cr¨®nica es en la condici¨®n de freelance ("frilanceros" en el argot latinoamericano) de los cronistas, que son sus propios agentes. Los pesares compartidos tienen que ver con la lucha por obtener m¨¢s espacio, m¨¢s tiempo y m¨¢s dinero por su trabajo. Jos¨¦ Navia, cronista del diario El Tiempo (Colombia), recuerda una an¨¦cdota agridulce en la que un jefe de redacci¨®n, para evitar discusiones con los redactores, ten¨ªa un cartel en su mesa que dec¨ªa: "Si tiene problemas de espacio, vaya a la NASA".
Una de las voces m¨¢s audaces de la cr¨®nica en Argentina, Josefina Licitra, se lamenta de que "los factores tiempo y dinero casi siempre faltan, pero igual se hacen cr¨®nicas excelentes, s¨®lo que a costa de que el cronista sacrifique su tiempo libre, su dinero y su salud para poder hacer lo que le gusta". Curtida en el diarismo, su texto Pollita en fuga, en el que traz¨® el perfil de la jefa adolescente de una banda de secuestradores, le vali¨® en 2003 el Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano. Su colecci¨®n de cr¨®nicas Los Imprudentes. Historias de la adolescencia gay l¨¦sbica en Argentina, fue editada el a?o pasado por Tusquets, y algunas de sus historias forman parte de las antolog¨ªas La Argentina Cr¨®nica (Planeta, 2007) y Los mejores relatos de 'Rolling Stone': Cr¨®nicas filosas, en la que tambi¨¦n aparecen Leila Guerriero, Cristian Alarc¨®n, Emilio Fern¨¢ndez Cicco, Daniel Riera y Pablo Plotkin.
Tras las revistas, las editoriales han empezado a apostar por la no-ficci¨®n. Santillana, con el sello Aguilar, recientemente public¨® D¨ªa de visita, de Marco Avil¨¦s, sobre las historias de vida de un grupo de reclusas del penal Santa M¨®nica en Lima. Random House, con el sello Debate, pilotado por el periodista y escritor Sergio Dhabar, vendi¨® m¨¢s de 12.000 ejemplares de El acertijo de abril, de Sandra Lafuente y Alfredo Meza, que reconstruye la ca¨ªda y vuelta al poder en Venezuela de Hugo Ch¨¢vez en 2002. Planeta public¨® en Per¨² al joven Juan Manuel Robles (Lima freak) y a Sergio Vilela (El cadete Vargas Llosa). Tusquets es una de las pocas editoriales que se ha arriesgado a importar la cr¨®nica latinoamericana a Espa?a con el libro Los suicidas del fin del mundo, en el que Leila Guerriero convierte en historia una sucesi¨®n de suicidios inexplicables en la Patagonia que de otra manera habr¨ªan quedado en el olvido. El volumen Lo mejor del periodismo en Am¨¦rica Latina, editado por la FNPI y el Fondo de Cultura Econ¨®mico, re¨²ne la historia de un periodista que revive el fin de semana de hace dos d¨¦cadas, cuando fue hu¨¦sped de Pablo Escobar en la hacienda N¨¢poles, o la indignante historia de una comunidad intoxicada y deformada f¨ªsicamente por generaciones, v¨ªctima de un fumigante para plantaciones de banano en Nicaragua.
El inter¨¦s se hizo m¨¢s evidente en 2002, cuando Planeta/Seix Barral lanz¨® el premio de cr¨®nica, que en su primera edici¨®n gan¨® el argentino Hern¨¢n Iglesias Illa con Golden Boys. Este libro es el resultado de una investigaci¨®n que a Iglesias le llev¨® a hacer un perfil de los j¨®venes brokers argentinos que jugaban a los n¨²meros en Wall Street mientras Argentina se hund¨ªa en la sonada crisis de 2001.
Un registro de la realidad latinoamericana de larga tradici¨®n en el continente. Muchos de sus grandes escritores han empezado en el periodismo. El Nobel Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, a quien las novelas terminaron por ocultar su faceta de periodista y cronista, la defini¨® hace diez a?os en una frase sencilla pero reveladora: "Una cr¨®nica es un cuento que es verdad". Hoy Monsiv¨¢is reconoce el nuevo ¨ªmpetu de la cr¨®nica como "un g¨¦nero que mezcla la cr¨®nica con el thriller, como una b¨²squeda de la secularizaci¨®n" y se?ala el fen¨®meno del narcotr¨¢fico como un detonante de la fiebre narrativa de la no-ficci¨®n actual.
Los rostros y entornos de v¨ªctimas y victimarios los enfoca con nitidez el colombiano Alberto Salcedo Ramos. La serie Un pa¨ªs mutilado que aparece en el m¨¢s reciente n¨²mero de la revista colombiana SoHo es el relato de vida de personas mutiladas por la guerra colombiana (atravesada en zigzag por el narcotr¨¢fico), que en la prensa diaria s¨®lo engrosan cifras de v¨ªctimas. Gracias al acercamiento respetuoso del autor, las v¨ªctimas dejan de serlo para convertirse no en h¨¦roes -que es el otro extremo de un mismo mal- sino en seres humanos. Para Salcedo Ramos, "el reto que tenemos no es inventar lo sorprendente sino descubrirlo. Mi nirvana no empieza donde hay una noticia sino donde avisto una historia que me conmueve o me asombra". Tambi¨¦n en Colombia, desde la trinchera de un diario popular del cual es editor, Jos¨¦ Alejandro Casta?o habla de caparazones de tortugas reconstruidos con cemento o de hipop¨®tamos que mueren de amor en esas enormes haciendas abandonadas de capos de la droga, ahora encarcelados o enterrados. En junio pasado, Norma public¨® su libro Zool¨®gico Colombia. Historias de traquetos y otras fieras, en el que Casta?o descubre una Colombia absurda, ins¨®lita y macabra, que no por eso deja de ser hilarante.
En M¨¦xico, Marcela Turatti ha conseguido ara?ar espacios en la prensa diaria, que como en Espa?a llena p¨¢ginas de la vida pol¨ªtica y los entresijos del poder, dejando de lado este tipo de historias. El peri¨®dico Excelsior public¨® Ni?os jornaleros, en la que hac¨ªa "una aguda descripci¨®n de la vida y la muerte de centenares de ni?os mexicanos obligados a trabajar los campos de cultivo en situaciones injustas, precarias y fatales", seg¨²n el jurado que el a?o pasado le otorg¨® el Premio Objetivos del Milenio de Naciones Unidas por este trabajo. El mexicano Fabrizio Mej¨ªa Madrid es el cronista m¨¢s joven antologado por Carlos Monsiv¨¢is en la nueva edici¨®n de A ustedes les consta, revisi¨®n de la cr¨®nica mexicana en los siglos XIX y XX. Habitual de Gatopardo y Letras Libres y autor de ficci¨®n y cr¨®nica novelada (El rencor, Joaqu¨ªn Mortiz), es algo as¨ª como el Woody Allen criollo de la cr¨®nica por su manera de desnudar y hacer autopsias posmodernas de una ciudad de M¨¦xico que rezuma vida.
Adem¨¢s de las herramientas que los cronistas han tomado prestadas -sin intenci¨®n de devolverlas- a la ficci¨®n, esta nueva generaci¨®n incluye deliberadamente el yo como un personaje m¨¢s que los convierte, en muchos casos, en una suerte de "gran hermano", que observa, escucha, huele, toca, siente y cuenta...
En la l¨ªnea de vivir experiencias, la peruana Gabriela Wiener toca todo lo que haya que tocar para describir situaciones l¨ªmite y hasta gore en las que, admite, "el sexo es un pretexto para profundizar en temas de g¨¦nero, de la condici¨®n femenina, de los l¨ªmites, incluidos los m¨ªos propios, al ser experimentos de inmersi¨®n". En uno de los "experimentos" convivi¨® con un pol¨ªgamo confeso y sus seis mujeres para presentar sin sonrojos y describiendo sus propias sensaciones y cuestionamientos, un modelo de familia fuera de lo com¨²n en la cr¨®nica Gur¨² & familia. La editorial Melusina acaba de publicar en Espa?a la antolog¨ªa de cr¨®nicas Sexograf¨ªas.
Frente al p¨¢nico propiciado por las c¨¢balas apocal¨ªpticas que anuncian la muerte del periodismo a manos del "monstruo" internet, la cr¨®nica period¨ªstica ofrece a los lectores una voz que, en lugar de informar, cuenta. Julio Villanueva Chang, cronista y fundador de Etiqueta Negra, afirma que "la gente no busca historias porque quiere leer, la gente busca experiencias". Villanueva Chang viene a ser para esta generaci¨®n algo as¨ª como el gur¨²-editor y su proyecto de revista ha logrado enganchar -de gratis- a colaboradores de la talla de Jon Lee Anderson, Alma Guillermoprieto, Francisco Goldman o Susan Orleans, habituales de The New Yorker.
Tambi¨¦n en Per¨², Daniel Titinger, actual director editorial de la publicaci¨®n, se aplic¨® a desentra?ar los iconos de la peruanidad en su libro de cr¨®nicas Dios es peruano (Planeta). M¨¢s al sur, Cristian Alarc¨®n, chileno y porte?o por adopci¨®n, ha logrado abrir un espacio para la cr¨®nica en la revista del reci¨¦n nacido diario Cr¨ªtica de Buenos Aires. "La cr¨®nica es una experiencia que me incluye y me cuestiona", afirma el autor de Cuando me muera quiero que me toquen cumbia (Norma), en el que se adentra en una pandilla de j¨®venes -los pibes chorros- para retratar, casi como una autobiograf¨ªa de encargo, a su tenebroso l¨ªder, criticado y santificado a la vez por su comunidad.
Los nuevos cronistas no circunscriben su universo a Am¨¦rica Latina. Juan Pablo Meneses se ha autodenominado "periodista port¨¢til". Con la filosof¨ªa de "monto mi oficina en un cibercaf¨¦" public¨® en 2005 el libro Equipaje de mano (Planeta/Seix Barral), una serie de cr¨®nicas de viajes que tecle¨® en cibers de Estambul, Barcelona, Vietnam y Buenos Aires. Y de periodista experimental se podr¨ªa calificar tambi¨¦n a este chileno, de 38 a?os, que acaba de publicar el libro La vida de una vaca (Planeta/Seix Barral), en el que a partir de las experiencias con su propio rumiante -se compr¨® una vaca a la que llam¨® La Negra- hace un recorrido por el significado de este animal, su carne, su piel y sobre todo su arraigo en el imaginario argentino. Una curiosidad: estas vivencias fueron seguidas por sus lectores en tiempo real desde un blog, que Meneses actualizaba diariamente y en el que recib¨ªa la retroalimentaci¨®n de sus lectores. Y el venezolano Boris Mu?oz aporta la lectura de un latinoamericano a la vida acelerada y paranoica estadounidense en Despachos desde el imperio (Debate).
El leitmotiv de esta generaci¨®n es la literatura y el placer de leer. No en vano, muchos escritores como Daniel Alarc¨®n, Santiago Roncagliolo, Edmundo Paz Sold¨¢n y Alberto Fuguet se mueven sin pudores entre la novela y este peque?o compendio de verdad empacado en estuche de fantas¨ªa que es la cr¨®nica. -
Bibliograf¨ªa: Sexograf¨ªas. Gabriela Wiener (Melusina). La cuarta espada. La historia de Abimael Guzm¨¢n y Sendero Luminoso. Santiago Roncagliolo (Debate). Los suicidas del fin del mundo. Leila Guerriero (Tusquets). Adi¨®s Mariquita Linda. Pedro Lemebel (Mondadori). Lo mejor del periodismo de Am¨¦rica Latina. Varios autores (FCE/FNPI). La Habana en un espejo. Alma Guillermoprieto (Mondadori). Huesos en el desierto. Sergio Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez (Anagrama).
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