Basagoiti mantuvo la opci¨®n de Quiroga para valerse ante ?lava
Barreda y Laura Garrido jugar¨¢n un papel preponderante
Con la designaci¨®n de su secretario general en la ejecutiva del PP vasco, Antonio Basagoiti ha experimentado el nuevo escenario en el que va a jugar, una vez que hoy sea proclamado sustituto de Mar¨ªa San Gil, casi por aclamaci¨®n. El futuro presidente de los populares vascos quer¨ªa demostrarse a s¨ª mismo y a los dem¨¢s que es capaz de articular con plena libertad de criterio su nuevo equipo de direcci¨®n. La experiencia ya le ha demostrado que, a partir de ahora, tiene que contar con ¨¦l y con sus circunstancias.
Junto a Oyarzabal, destaca el n¨²cleo femenino en la nueva direcci¨®n
Sin desmerecer al resto de candidatos, Basagoiti pretend¨ªa depositar en Arantza Quiroga su m¨¢xima confianza para el cargo de n¨²mero dos del PP vasco, en sustituci¨®n de Carmelo Barrio. A tal punto estaba convencido de la elecci¨®n que, incluso, habl¨® con la parlamentaria guipuzcoana para sondear su disponibilidad. Bien es cierto que ninguna de las dos partes interesadas dio el paso adelante, guardando un escrupuloso silencio que llev¨® al propio Basagoiti a negar la opci¨®n de Quiroga. La candidatura de la representante guipuzcoana se antojaba un claro gui?o a la organizaci¨®n que acoge todav¨ªa a Mar¨ªa San Gil y, adem¨¢s, respond¨ªa al perfil que a?oraba el futuro presidente para encarar la nueva etapa del PP vasco.
Sin embargo, Basagoiti tampoco ha olvidado en todo este intenso proceso de designaci¨®n de secretario general que ?lava es, y seguir¨¢ siendo, un poder determinante en la estructura regional de los populares. Sin embargo, el todav¨ªa presidente vizca¨ªno manejaba una ecuaci¨®n que le aportaba tranquilidad, ya que a su amplia cuota territorial en el actual congreso -m¨¢s de la mitad de los compromisarios- le a?ad¨ªa con Quiroga una amplia representaci¨®n de Guip¨²zcoa, excepci¨®n hecha del reducto sangilista.
Pero el resto de la c¨²pula del PP vizca¨ªno empuj¨® a su l¨ªder con frecuente insistencia a que no hiciera o¨ªdos sordos a la candidatura propuesta por ?lava, que siempre fue encabezada por Antonio Oyarzabal, con un peso pol¨ªtico ligeramente superior a la alternativa que significaba Laura Garrido. Basagoiti era consciente de que esta estrategia le aportaba una c¨®moda tranquilidad ante su proclamaci¨®n como sustituto de San Gil, pero se ve¨ªa "constre?ido". Eso s¨ª, en todo momento varias voces del PP se han apresurado a asegurar que "no existe ning¨²n problema" entre Basagoiti y Oyarzabal y que la relativa frialdad que pudiera apreciarse obedece a que "nunca han trabajado juntos, porque uno es parlamentario y otro concejal en Bilbao".
Con el paso de las horas, ?lava vio que no le cab¨ªa m¨¢s alternativa que apretar el acelerador para que Basagoiti se aviniera a sus pretensiones. Pese a las l¨®gicas resistencias propias de quien desea demostrar que no es "un presidente porque otros no quieren", el dirigente vizca¨ªno acept¨® finalmente a Oyarzabal con un retraso sobre su plan previsto. Esta demora vino a confirmar la dureza de las conversaciones, en las que particip¨® decisivamente Dolores de Cospedal.
Solventado el principal escollo, la confecci¨®n del resto del grupo dirigente ha sido muy sencilla. El componente femenino sobresale en un primer an¨¢lisis, con dos pivotes esenciales como son Quiroga y Garrido, bajo el control de Leopoldo Barreda, quien ha vuelto a prestar un servicio de leal colaboraci¨®n a la estructura dirigente. Para la nueva etapa, el engarce entre la labor parlamentaria y la pol¨ªtica diaria se considera fundamental.
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