Una ganadera que dio espect¨¢culo

El ¨²ltimo toro de la corrida de ayer cambi¨® el signo de todo cuanto hab¨ªa acontecido hasta ese momento. El toro fue devuelto a los corrales porque al torero le dieron los tres avisos. Fue injusto, como se ver¨¢ m¨¢s adelante. Surgi¨® un momento tremendo para el joven y modesto torero Joselillo. A un toro duro de 670 kilos, manso y con poder descomunal, el chaval le plant¨® cara. Se dobl¨® con ¨¦l y lo tore¨® con valor y riesgo. Se hubiera ganado la puerta grande con una oreja que seguro le hubieran dado, sumada a la que ya gan¨® en su primer toro. Lo ten¨ªa en la mano, pero el acero le hizo traici¨®n. No pudo ser. Aquel animal era un portento de fuerza. Le hubiera costado matarlo hasta al famoso Frascuelo. Ten¨ªa tal fuerza, que para llevarlo a los corrales ni siquiera pudieron los cabestros ni los pastores. Aguant¨® una eternidad hasta que por fin abandon¨® el ruedo. El p¨²blico pamplon¨¦s demostr¨® ayer una gran sensibilidad y generosidad porque estuvo esperando lo indecible para despedir al joven torero que estaba llorando en el callej¨®n mientras intentaban meter al toro en los corrales. Pese al suceso, la ovaci¨®n cerrada al torero son¨® a bronce contra bronce.

La ganadera Dolores Aguirre triunf¨® en toda regla. Sus toros dieron espect¨¢culo porque llevaban la emoci¨®n a los tendidos. Estos toros fueron la ant¨ªtesis de los toros "artistas" tan del gusto de las figuras. Le sean dadas a la ganadera las m¨¢s sinceras enhorabuenas.

Salvador Cort¨¦s estuvo en torero en su primer toro. Buena su faena y maciza. Cit¨® de lejos, tore¨® con son y con fino repertorio. Muy bien. En su segundo, trampe¨® un poco haciendo ver que el toro no serv¨ªa, pero s¨ª serv¨ªa. Crey¨® que con el esfuerzo realizado en su primer toro ya bastaba.

De Uceda Leal, mejor no hablar salvo para decir que exhibi¨® demasiadas dudas, bastantes miedos y un racimo grande de precauciones. Sobre todo en su primer toro.

Con todo, la gran sorpresa fue Jos¨¦ Miguel P¨¦rez, Joselillo. ?Qu¨¦ buen torero! A su primer toro, le cit¨® de lejos y lig¨® los pases. Estuvo hecho un torerazo. Como lo estuvo en el sexto del drama. Cuando inici¨® la faena de ese ¨²ltimo toro, nadie daba un duro por el torero. No obstante, ah¨ª sali¨® la raza de un muchacho que quiere ser torero y dijo (sin palabras, pero con hechos), "aqu¨ª estoy yo". Se jug¨® la piel sabiendo que el toro de nombre Guindoso le pod¨ªa mandar a la enfermer¨ªa o incluso al otro barrio. Esas gestas son las que no se improvisan; est¨¢n en las venas del propio torero que le est¨¢n empujando a dar lo mejor de s¨ª.