Monty Phyton s¨ª que saben

Leo en El Peri¨®dico una entrevista con los miembros de la admirada compa?¨ªa El Tricicle, a proposito del estreno de su obra Spamalot, basada en textos de Monty Phyton. Los tres c¨®micos explican, en un momento dado, que "una de las cl¨¢usulas divertidas" del contrato que han tenido que firmar "es que no se puede cambiar el sexo de los personajes". Y es cierto que a primera vista parece una cl¨¢usula divertida. Pero s¨®lo a primera vista. Si uno est¨¢ un poco metido en el mundo del teatro de hoy en d¨ªa sabr¨¢ que es una cl¨¢usula imprescindible. Los Monty Phyton demuestran, una vez m¨¢s, que son los m¨¢s listos del mundo. Y que nos llevan a?os de ventaja a los dem¨¢s humanos.

Hoy en d¨ªa, los directores de cine o de teatro demuestran un gran furor por cambiar las cosas de las obras que montan. No es el caso de Tricicle, que, o bien escriben sus propios guiones -para que los personajes tengan el sexo que les d¨¦ la gana- o los respetan con inteligencia (recuerdo su versi¨®n de La venganza de Don Mendo, por ejemplo, fiel pero moderna). Pero la mayor¨ªa de creativos esc¨¦nicos adoran cambiar el sexo de los personajes. De repente, tomando unas copas en el bar Raval uno de ellos se saca las gafas de pasta negra y dice: "Se me acaba de ocurrir que mi versi¨®n de Hamlet (la que estoy preparando para el Grec, ya os pasar¨¦ invitaciones) ser¨¢ Hamleta. Yo es que a Hamlet lo veo como muy mujer". Y Hamlet se convierte en una se?ora vestida de cuero que se prostituye bajo una luz de ne¨®n al lado de un contenedor. Al lado del director de las gafas de pasta negra que toma una copa en el Raval est¨¢ la directora de las gafas de pasta azul, que dice: "Pues en mi versi¨®n musical de Romeo y Julieta (ya os pasar¨¦ invitaciones, la estrenaremos en el Grec) voy a hacer que Romeo sea la chica y Julieta el chico. Es una lectura visi¨®n muy paritaria del cl¨¢sico". No hace falta decir que la directora hace que la obra transcurra en un vag¨®n de metro y el mon¨®logo del balc¨®n tiene lugar en la estaci¨®n de Bogatell. El papel de Julieta lo interpreta V¨ªctor de Operaci¨®n Triunfo y le acompa?a la orquesta de Bratislava (que es la que ¨²ltimamente acompa?a a todos los m¨²sicos y cineastas catalanes).

Los directores de cine o de teatro tienen un gran furor por cambiar las cosas de las obras que montan

Desde luego, los directores no s¨®lo cambian el sexo de los personajes. Si el autor, pongamos, est¨¢ difunto, la transforman de arriba abajo. Si montan Hamlet, que pasa en Dinamarca, les gusta que pase en La Mancha y si lo que montan es El Quijote (con una Dulcinea convertida en Dulcineo y un Sancho convertido en Sancha), pues les gusta que pase en Reus. La cuesti¨®n es hacer una relectura. Si el autor est¨¢ vivo la cosa cambia, pero un poco. Isabel Coixet, por ejemplo, para rodar su ¨²ltima pel¨ªcula, cuenta que convenci¨® al autor, Philip Roth, para que le dejara suprimir escenas de sexo, cambiar el final y cambiar el t¨ªtulo. Alguien dir¨ªa que si cambias todo eso ya merece la pena que hagas una obra nueva, pero es que no tiene la misma gracia.

Todo esto me recuerda el chiste ese del actor que es abucheado cuando est¨¢ recitando el mon¨®logo de Hamlet. Y entonces ¨¦l se encara con el p¨²blico y les dice: "La culpa no es m¨ªa. No soy yo el que ha escrito esta mierda".

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