El div¨¢n como potencia literaria
Un grupo de escritores y artistas analiza su experiencia con el psicoan¨¢lisis
La angustia sigue estando ah¨ª. Y afecta a muchas personas, empuj¨¢ndolas al infierno del sufrimiento. Hace ya muchos a?os, las teor¨ªas de un joven m¨¦dico sacudieron la Viena del siglo XIX, y con el tiempo se fueron imponiendo en otros lugares. El psicoan¨¢lisis, la gran creaci¨®n de Sigmund Freud, puso patas arriba el mundo, cambi¨® la manera de ver las relaciones entre hombres y mujeres, puso en ¨®rbita la importancia del sexo y se?al¨® que exist¨ªa, en nuestro interior, un inmenso continente desconocido (el inconsciente).
Juan Jos¨¦ Saer subraya que la palabra es esencial en la terapia
Para Suso de Toro, leer a Freud supuso "la p¨¦rdida de la inocencia"
?Fue, sin embargo, eficaz su propuesta de tumbar al paciente en el div¨¢n, y que empezara a hablar, para curar sus neurosis, para acabar con sus angustias? La actriz Isabelle Adjani cuenta que para embarcarse en ese desaf¨ªo necesit¨® tiempo, "ese tiempo de la necesidad real de ponerme... del lado de la vida".
?Qu¨¦ pasa con el psicoan¨¢lisis? ?Es s¨®lo un reino de charlatanes y farsantes, una invitaci¨®n a hablar una jerga extra?a, un baile de interpretaciones sobre los sue?os m¨¢s disparatados? El a?o 2005 se public¨® en Francia El libro negro del psicoan¨¢lisis, donde m¨¢s de cuarenta especialistas se aplicaban a fondo para cargarse a Freud y sus teor¨ªas y pr¨¢cticas, y todo lo que vino despu¨¦s. Un a?o despu¨¦s, otro libro se propuso contestar lo que all¨ª se dec¨ªa: en La regla de juego. Testimonios de encuentros con el psicoan¨¢lisis (Gredos), Bernard-Henri L¨¦vy y Jacques-Alain Miller han reunido los comentarios de artistas, escritores, psicoanalistas e intelectuales sobre su relaci¨®n, te¨®rica y pr¨¢ctica, con esa disciplina. ?C¨®mo entraron en esa historia y c¨®mo les fue all¨ª? La edici¨®n que acaba de aparecer aqu¨ª ha incorporado diferentes aportaciones procedentes de Espa?a y Argentina.
"Yo comenc¨¦ una cura de psicoan¨¢lisis en 1972, porque despu¨¦s de haber visitado Auschwitz, cementerio sin tumbas donde est¨¢n mis abuelos maternos, volv¨ª sin habla", recuerda la fil¨®sofa Catherine Cl¨¦ment, que luego confiesa que en el div¨¢n encontr¨® la risa, "que me era ajena", y la manera de criar a sus hijos y de superar el Holocausto. El psicoanalista Herv¨¦ Castanet explica que a los veintid¨®s a?os estaba buscando de manera desesperada una salida a su aburrimiento, y empez¨® una terapia. Hay quien habla de que frecuent¨® el div¨¢n porque no rend¨ªa en sus ex¨¢menes (Marlene Belilos) y Tom Bishop, profesor de civilizaci¨®n francesa en Nueva York, cuenta que el psicoan¨¢lisis lo ayud¨® a sobreponerse "a una infancia de huida de los nazis" y a superar la culpa "de haber sobrevivido cuando tantos otros no tuvieron esa suerte". Tahar Ben Jelloun sostiene que el rechazo al psicoan¨¢lisis viene del "miedo a ir al fondo de s¨ª y el miedo a descubrir lo que no se tiene en absoluto deseo de descubrir".
En La regla de juego hay testimonios para todos los gustos. Piezas cortas y piezas largas. Son m¨¢s de cien los que intervienen. Contestan c¨®mo conocieron el psicoan¨¢lisis, qu¨¦ le deben, qu¨¦ es lo que les importa de esa disciplina. Fernando Arrabal ha escrito un largo poema que ha titulado Mi psicoanalista (yo) y yo, y en el que repite con insistencia una frase: "?Yo te saludo, demente!". "Todo ni?o es un loco, el loco es s¨®lo un ni?o / cuando posa su cabeza sobre el div¨¢n de plumas", dice all¨ª en unos versos.
Otros, en cambio, han sido m¨¢s breves y rotundos. Como el cineasta Jos¨¦e Dayan, que se limita a decir: "No soy psicoanalista, pero, aunque el psicoan¨¢lisis s¨®lo hubiera servido para darnos a Woody Allen, lo bendecir¨ªa". Y los hay, seguramente m¨¢s pr¨®ximos a Lacan que a Freud, que son capaces de formular opiniones de esta envergadura: "El campo esc¨®pico es el que m¨¢s completamente elude a la castraci¨®n" (Herv¨¦ Castanet, el que de joven se aburr¨ªa).
El Libro negro... hab¨ªa sido bastante duro con que lo que, consideraban, era una "costumbre pseudocient¨ªfica que s¨®lo perdura en Francia y Argentina". Y Ricardo Piglia, un argentino, comenta en La regla de juego que el psicoan¨¢lisis es atractivo "porque todos aspiramos a una vida intensa" y que "en medio de nuestras vidas secularizadas y triviales, nos seduce admitir que en un lugar secreto experimentamos o hemos experimentado grandes dramas". Y apunta: "El psicoan¨¢lisis es en cierto sentido un arte de la nataci¨®n, un arte de mantener a flote en el mar del lenguaje a gente que est¨¢ siempre tratando de hundirse". Juan Jos¨¦ Saer, otro escritor argentino, subraya que lo que hizo Freud fue rendirle un homenaje sincero y profundo a la poes¨ªa, y lo hizo porque "el an¨¢lisis es una actividad esencialmente verbal", y porque "la palabra es el ¨²nico instrumento terap¨¦utico con que cuenta".
Son muchos los testimonios de escritores que reconocen que sus obras tienen una profunda deuda con el psicoan¨¢lisis. Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, que no est¨¢ incluido en La regla de juego, escribe en El mundo (Planeta), su ¨²ltima novela: "Los cincuenta minutos de sesi¨®n significaban cincuenta minutos de visi¨®n. No era raro que al abandonar la consulta tuviera que pasear una o dos horas para digerir lo que hab¨ªa visto desde el div¨¢n". Y Lolita Bosch, que s¨ª est¨¢ incluida, considera que el psicoan¨¢lisis "tiene una capacidad que la literatura casi nunca tiene: detener el tiempo y buscar lo previo, lo previo, lo previo".
El encuentro con Freud desencaden¨® en el escritor gallego Suso de Toro una profunda crisis intelectual: "De alg¨²n modo pervirti¨® mi mirada sobre la realidad, fue la p¨¦rdida de la inocencia", dice, y luego cuenta que a los cincuenta a?os acudi¨® al div¨¢n para revisar su vida. Y recomienda la experiencia. El fil¨®sofo Eugenio Tr¨ªas se psicoanaliz¨® durante cinco a?os y la tiene por "una de las experiencias m¨¢s importantes" de su vida. "Me permiti¨® trazar el relato de mi propia historia personal", comenta, y confiesa que para volver a su infancia acudi¨® "a una colecci¨®n de sue?os" que consigui¨® recuperar durante el tiempo que tuvo esas sesiones. Sue?os de infancia, de la preadolescencia.
?Curarse de la angustia, decantarse por el lado de la vida, explorar nuestros secretos ¨ªntimos, servirse de la palabra para darle sentidos nuevos a nuestras experiencias? El caso es que no habr¨¢ seguramente nunca acuerdo sobre si el psicoan¨¢lisis es una ciencia o mera charlataner¨ªa. En lo que s¨ª parecen coincidir muchos de los que intervienen en La regla de juego es en la enorme capacidad del psicoan¨¢lisis para provocar literatura, y quiz¨¢ esto proceda tambi¨¦n de lo bien que escrib¨ªa el propio Sigmund Freud.
Eric Orsenna cuenta que ¨¦l no se acost¨® en ning¨²n div¨¢n, que se sent¨®. "Y llor¨¦, habl¨¦, hice silencio, balbuce¨¦, retroced¨ª, camin¨¦...". El escritor franc¨¦s hab¨ªa buscado un psicoanalista porque no ten¨ªa un hacha. "Yo ten¨ªa, tengo, como todo el mundo, un mar helado en m¨ª", explica Orsenna, y cita a Kafka: "?Qu¨¦ es un libro? ?Es un hacha que mata el mar helado en nosotros?". ?Es, de verdad, un hacha el psicoan¨¢lisis? ?Puede terminar con este mar helado?
Babelia
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