Caen en una redada por drogas el jefe policial de El Molar y dos guardias civiles
Una operaci¨®n contra el narcotr¨¢fico al norte de Madrid se salda con 16 detenidos
El municipio madrile?o de El Molar (6.000 habitantes) se despert¨® ayer asombrado por la noticia: la detenci¨®n del jefe de la Polic¨ªa Local, Tom¨¢s Felipe, de 35 a?os, y al menos otras 16 personas, entre ellas dos guardias civiles. Fueron arrestados por pertenecer supuestamente a una red de narcotr¨¢fico. "Distribuir la droga, favorecer el menudeo...", explicaron fuentes jur¨ªdicas y de la plataforma por la Seguridad de la Zona Norte. Las detenciones se produjeron durante la noche del viernes y el mediod¨ªa del s¨¢bado. Est¨¢ previsto que los agentes pasen hoy a disposici¨®n del juzgado de Alcobendas (Madrid) que instruye el caso y ha decretado el secreto de sumario.
"Siempre ha habido mucho trapicheo aqu¨ª", aseguran algunos vecinos
La investigaci¨®n sigue abierta y es posible que haya m¨¢s arrestos
Y es que la operaci¨®n, desarrollada por miembros de Asuntos Internos de la Guardia Civil, sigue abierta, y, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n, es posible que se produzcan m¨¢s detenciones: "A¨²n quedan piezas por caer", explicaron. Desde la Guardia Civil aseguraron ayer que "lo gordo" est¨¢ en el cuartel del Instituto armado en El Molar, que tiene 23 hombres destinados all¨ª. Pero, por ahora, son dos los agentes arrestados. Vecinos de la localidad apuntan a que uno de los guardias, Francisco Yepes, que ronda los 40 a?os, era aficionado al juego. "No puedes tener un sueldo de funcionario y gastarte 200 euros en las tragaperras", afirm¨® el due?o de un bar. Seg¨²n estos vecinos, Yepes, que lleva 10 a?os en el pueblo y tiene condecoraciones, estaba endeudado por su afici¨®n al juego.
El otro agente de la Guardia Civil arrestado, cuya identidad no ha trascendido, llevaba poco m¨¢s de un a?o en el pueblo. El resto de detenidos son, en su mayor¨ªa, ciudadanos de El Molar y de San Agust¨ªn de Guadalix. Entre ellos, hay ciudadanos marroqu¨ªes, rumanos, dominicanos y espa?oles. En El Molar se habla de la detenci¨®n de Sergio, el papelillos, un hombre de 28 a?os conocido en la zona por traficar con drogas. Los vecinos aseguran que, tras ser detenido, Sergio dijo que se iba a vengar de quien hab¨ªa propiciado la redada.
EL PA?S trat¨® de obtener una declaraci¨®n oficial de los responsables del Ayuntamiento de El Molar, gobernado por el PP. Pero ni el concejal de Seguridad, Juan Carlos Mingo, ni el regidor, Emilio de Frutos Sebasti¨¢n, se pusieron al tel¨¦fono. Cristina Cifuentes, responsable de organizaci¨®n territorial del PP en Madrid, indic¨® que no se pronunciar¨¢n hasta que tengan conocimiento oficial de los cargos que se imputan al jefe de la Polic¨ªa Local. No fue f¨¢cil detenerle: los agentes que le segu¨ªan y le hab¨ªan pinchado el tel¨¦fono le perdieron la pista cuando iban a arrestarle y estuvieron busc¨¢ndole un buen rato hasta que dieron con ¨¦l. Incluso siguieron a conocidos suyos para ver si se ocultaba en sus casas.
Fuentes del PSOE de Madrid aseguraron que no ten¨ªan idea de lo que estaba ocurriendo y acusaron al alcalde de "restringirles" la informaci¨®n. Pero ni uno ni otro conocen detalles de la operaci¨®n. Es m¨¢s, el concejal de Seguridad estaba muy molesto con los agentes porque intuy¨® que algo ocurr¨ªa e incluso les vio merodeando por el Ayuntamiento, quiz¨¢s en busca de su jefe de polic¨ªa.
"El menudeo de droga debajo de los soportales de la iglesia lleva pasando desde hace cuatro a?os, en los morros de todos. Y nadie ha querido hacer nada", se lamentan fuentes de la Plataforma de la Zona Norte, que apuntaron a que la red de venta de drogas la crearon unos pocos "que necesitaban dinero para las tragaperras y para ir a locales nocturnos".
El club de carretera El Mirador, en la entrada de la localidad vecina de Pedrezuela, era supuestamente el centro de operaciones. Aunque los porteros del lugar lo negaron.
La plaza del pueblo de El Molar era ayer un hervidero. "Siempre ha habido mucha droga", explicaba una mujer. "?El Tom¨¢s? Esto no hay quien lo pare", se lamentaba otro hombre, apoyado en la barra de un bar, atestado de gente. El grado de sorpresa ante las detenciones variaba seg¨²n a quien se preguntara. Algunos corr¨ªan a defender al jefe de la Polic¨ªa Local, conocido en el pueblo como El Calabaza, un alias que le debe a su abuelo. Otros, en cambio, le acusaban de holgaz¨¢n y mujeriego.
"?ste no ha dado nunca palo al agua. La casa se la regal¨® su padre, y viv¨ªa con la mujer, pero como se iba de puticlubs y encima pagaba con la tarjeta, la mujer lo pill¨® y lo dej¨®", explic¨® un vecino.
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