Bush, al rescate

La crisis crediticia global, casi un a?o despu¨¦s de la intervenci¨®n de los principales bancos centrales mediante masivas inyecciones de liquidez, entra en una nueva y complicada fase. El respaldo de excepci¨®n a las agencias hipotecarias gubernamentales Fannie Mae y Freddie Mac, en EE UU, significa, en primer lugar, que la extensi¨®n de la crisis sigue manteniendo m¨¢s vivas que nunca sus m¨²ltiples ramificaciones. Tambi¨¦n que las autoridades estadounidenses est¨¢n dispuestas a utilizar los recursos p¨²blicos para evitar males peores. Previamente al anuncio del Tesoro, el Consejo de la Reserva Federal aprobaba conceder a la Reserva Federal de Nueva York la autoridad para prestar a las dos agencias.

Ambas agencias son fundamentos esenciales del sistema hipotecario estadounidense. Creadas durante el New Deal para financiar el acceso a la vivienda de familias de renta baja y media, se han convertido en los principales financiadores de hipotecas de viviendas, directamente mediante las compras de pr¨¦stamos de esa naturaleza a otras entidades bancarias que, una vez empaquetados en productos financieros aparentemente atractivos, acababan en las carteras de inversores de todo el mundo. El poder adquirido en los ¨²ltimos a?os no ha estado s¨®lo justificado por el volumen de negocio en el que han participado (las dos conceden o garantizan aproximadamente la mitad de todas las hipotecas vivas en Estados Unidos) sino tambi¨¦n por su activo papel como grupo de presi¨®n en Washington, derivado en gran medida de la presencia en sus consejos de significados pol¨ªticos. El apoyo que ahora presta el Gobierno no estar¨¢ exento de objeciones, pero es la ¨²nica alternativa ante un panorama desconocido desde la Gran Depresi¨®n. Este anuncio viene meses despu¨¦s de la mediaci¨®n de la Fed en la compra de Bear Stearns y ha sido paralelo al salvamento por el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos de uno de los grandes bancos hipotecarios privados.

Esta crisis revela que el sistema financiero estadounidense, el m¨¢s sofisticado del mundo y el que cuenta con las entidades de mayor tama?o, no es precisamente el mejor supervisado. La adopci¨®n de nuevas regulaciones y la mejora de las existentes es la forma m¨¢s expl¨ªcita de reconocimiento de que ese sistema financiero ten¨ªa a un n¨²mero importante de entidades al margen de una estricta supervisi¨®n. Ahora, junto a las dificultades en los bancos de inversi¨®n, emergen los problemas en decenas de bancos comerciales, ya no tanto derivados de las insolvencias hipotecarias, sino de la met¨¢stasis hacia otras modalidades de cr¨¦dito. ?sta es la gran lecci¨®n de las modernas crisis financieras: hay un contagio geogr¨¢fico, pero tambi¨¦n lo hay entre mercados e instrumentos aparentemente distantes. Europa ha de tomar buena nota y sus autoridades prever las respuestas a eventuales problemas como los observados en el principal sistema financiero del mundo. Es la hora de las intervenciones en unos mercados que se han mostrado muy lejos de la eficiencia de la que la propia Administraci¨®n de George W. Bush presum¨ªa.